Cdmx, 26 de noviembre de 2025.- Con motivo del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y el inicio de la campaña global 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, Repara Lumea se suma a las actividades enfocadas en la prevención, visibilización y reparación de la violencia digital, alineadas con el eje temático impulsado por la ONU en 2024–2025.
La campaña de este año, bajo el lema “ÚNETE para poner fin a la violencia digital contra las mujeres y las niñas”, subraya un fenómeno creciente que afecta a millones de mujeres y niñas en todo el mundo: el abuso mediante las nuevas tecnologías, plataformas y entornos digitales, cuyas consecuencias traspasan la pantalla y tienen impacto en la vida real.
¿Qué es la violencia y el abuso digital?
La violencia digital comprende un conjunto de acciones que utilizan herramientas tecnológicas o plataformas en línea para acechar, intimidar, controlar, humillar, chantajear o dañar a mujeres y niñas. Entre las formas más comunes se encuentran:
- Uso indebido o intercambio no consentido de imágenes íntimas
Conocido como “revenge porn” o filtración de desnudos. Una práctica de coerción, explotación y humillación que ha aumentado exponencialmente en redes y apps.
- Ciberacoso, troleo y amenazas en línea
Comentarios degradantes, agresiones verbales, campañas de hostigamiento y violencia psicológica persistente.
- Acoso en línea y acoso sexual digital
Mensajes no deseados, comportamientos intrusivos y solicitudes inapropiadas.
- Falsificación de imágenes mediante IA
Creación de pornografía falsificada, “deepfakes” sexuales, video o audio manipulados para dañar, desacreditar o chantajear.
- Discurso de odio y desinformación misógina
Campañas sistemáticas de difamación, ataques colectivos o narrativas diseñadas para silenciar a las mujeres, en especial a quienes ocupan espacios públicos.
- Doxeo
Publicación maliciosa de datos privados para intimidar, controlar o poner en riesgo a la víctima.
- Acoso, vigilancia o monitoreo digital
Seguimiento constante, espionaje mediante apps, control de redes sociales o dispositivos.
- Captación y explotación sexual en línea
Prácticas de grooming, sextorsión y redes de explotación digital.
- Suplantación de identidad
Crear perfiles falsos, interferir en la reputación o robar información personal.
- Redes de odio como la “machoesfera” o grupos incel
Comunidades organizadas que promueven violencia hacia mujeres y niñas, normalizando discursos que escalan hacia agresiones presenciales.
La ONU destaca que estas agresiones digitales suelen convertirse en violencia física, sexual o psicológica offline, e incluso en casos de feminicidio.
Además, afectan de forma desproporcionada a activistas, periodistas, políticas, creadoras de contenido, defensoras de los derechos humanos y mujeres jóvenes.
El impacto es mayor en quienes enfrentan discriminaciones cruzadas: mujeres racializadas, con discapacidad, migrantes, de la diversidad sexual, entre otros grupos.
Algunos de los desafíos estructurales para detener la violencia digital son:
- Regulación insuficiente del sector tecnológico y falta de reconocimiento jurídico de la violencia digital.
- Escasa responsabilidad de plataformas y redes sociales.
- Normalización del odio y la violencia en comunidades digitales misóginas.
- Nuevas formas de abuso y amplificación mediante IA.
- Oposición creciente a la igualdad de género, especialmente en espacios digitales.
- Anonimato y carácter transfronterizo de los agresores.
- Sistemas de apoyo limitados para las sobrevivientes de filtraciones, acoso y hostigamiento digital.
Flor Rodríguez, directora ejecutiva de Repara Lumea: “La violencia digital no es un juego, no es virtual, no es inofensiva. Es real, causa daño real y cobra vidas reales. En Repara Lumea trabajamos para que ninguna niña o mujer enfrente sola el miedo, el acoso o la persecución en línea. Estos 16 días son un llamado urgente: proteger a las mujeres en Internet también es proteger sus derechos humanos.”
Rodríguez enfatizó la necesidad de colaborar con gobiernos, universidades, empresas tecnológicas y sociedad civil para crear entornos digitales seguros, empáticos y libres de violencia.

