Alimentación y obesidad: el gran reto de México

Por primera vez en la historia, el índice mundial de obesidad supera al de bajo peso entre niños y adolescentes

obesidad infantil
Bienestar
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Ciudad de México, 10 de octubre de 2025. México enfrenta una crisis alimentaria silenciosa pero profunda. Tres de cada cuatro adultos viven con sobrepeso u obesidad, y casi cuatro de cada diez niños y adolescentes también.

Esta tendencia forma parte de una crisis global: este año, UNICEF informó que, por primera vez en la historia, el índice mundial de obesidad supera al de bajo peso entre niños y adolescentes, lo que confirma que el exceso de peso se ha convertido en el principal desafío nutricional del siglo XXI.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, la prevalencia de exceso de peso en el país se mantiene en niveles críticos y continúa en aumento.

Más allá de los efectos en la salud, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que la obesidad en México representa un costo económico de alrededor de 5.3% del PIB cada año, resultado de los gastos médicos, el ausentismo laboral y la pérdida de productividad asociados a esta condición.

En el marco del Día Mundial de la Alimentación, que se conmemora este 16 de octubre, el Dr. Luis Dorado, especialista en nutrición clínica y obesidad, advierte que el desafío no radica únicamente en cuánto comemos, sino en qué comemos y cómo elegimos hacerlo. “El Día Mundial de la Alimentación es una oportunidad para recordar que la salud empieza con decisiones informadas. No se trata solo de comer menos, sino de comer mejor. Hoy tenemos más herramientas que nunca, como los etiquetados frontales, pero su impacto depende de que la población sepa interpretarlos y aplicarlos correctamente en su vida diaria”, explica.

Desde su implementación en 2020, los etiquetados frontales de advertencia han representado un paso importante hacia la transparencia alimentaria. Según datos de la Secretaría de Salud, el 64% de la población utiliza el etiquetado frontal como guía de consumo. Sin embargo, el impacto real aún es limitado, pues las tasas de obesidad no se han reducido significativamente y la información por sí sola no ha logrado modificar los hábitos alimentarios de la población.

“Los etiquetados son una herramienta útil para generar conciencia, pero la obesidad es una condición multifactorial que requiere mucho más que información. Su tratamiento necesita un enfoque multidisciplinario que combine nutrición, medicina, psicología y actividad física. Solo así podemos abordar sus causas de fondo y ofrecer soluciones sostenibles”, afirma el especialista.

El especialista destaca que, aunque el etiquetado es un avance clave, aún falta transformar los entornos alimentarios y la educación nutricional para lograr un cambio duradero. Esto evidencia la necesidad de acciones estructurales que combinen información, educación y políticas públicas que prioricen la salud.
Claves que propone para enfrentar el reto alimentario:

  • Usar el etiquetado como guía, comprendiendo qué implican los sellos en la salud diaria y utilizarlos para tomar decisiones más informadas.
  • Reducir el consumo de ultraprocesados. Priorizar alimentos naturales o mínimamente procesados.
  • Fomentar educación nutricional desde la infancia. Enseñar a leer etiquetas y reconocer la calidad de los alimentos.
  • Impulsar entornos saludables. Desde escuelas hasta centros de trabajo, para que la opción saludable sea también la más fácil.

El Día Mundial de la Alimentación debe ser un llamado a la acción. La obesidad no es un fallo individual, sino un problema sistémico que involucra a la economía, la educación y las políticas públicas. Transformar el entorno alimentario es la única forma real de cambiar las estadísticas”, concluye.

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