CDMX, 28 de octubre de 2025. Mucho se habla de que la hipertensión arterial (HTA) afecta a 30 millones de mexicanos y que pudiera implicar un aumento significativo de riesgo cardiovascular, como: un evento vascular cerebral, infarto agudo al miocardio, insuficiencia cardíaca o renal. Sin embargo, poco se habla de su clasificación, que es crucial para entender mejor su manejo y abordaje terapéutico, el cual, debe ser individualizado y supervisado por los profesionales de la salud.
Y es que, la HTA se clasifica en varios grados, cada uno con características y riesgos específicos. De acuerdo con las guías europeas de HTA, se considera presión arterial alta cuando ésta es mayor que 140/90 milímetros de mercurio (mmHg). Por su parte, el grado 1 se define por una presión arterial de hasta 160/100 mmHg. Mientras que, el grado 2 es cuando la presión es de hasta 180/110 mmHg. Finalmente, el grado 3 se refiere a una presión mayor o igual a 180/110 mmHg.
El doctor Martín Rosas Peralta, médico especialista en Cardiología por parte del Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”, explicó que “la HTA no se presenta de forma aislada, sino que la acompañan factores de riesgo como: sobrepeso u obesidad, dislipidemia mixta (niveles elevados de colesterol LDL “malo” y triglicéridos en sangre, así como bajas concentraciones de colesterol HDL “bueno”); diabetes, incluso migraña, trastornos del sueño, entre otros”.
Por ejemplo, aunque un paciente se encuentre en el primer estadio, puede tener uno o dos factores de riesgo, inclusive más de tres. Además, puede presentar complicaciones como daño a órgano blanco (alteraciones en cerebro, ojos, corazón riñón o afectación en los vasos sanguíneos), enfermedad cardiovascular, y/o renal y/o diabetes mellitus tipo 2 (DMT2).
El especialista enfatizó que “sin un tratamiento adecuado, los pacientes pueden enfrentar riesgos cardiovasculares que varían desde bajo, moderado, alto e incluso muy alto; que como consecuencia pueden conducir a escenarios mortales, independientemente de si la HTA se encuentra en las primeras etapas o en las más severas”.
Por lo tanto, hoy en día no basta con regular únicamente la presión arterial, sino llevar a cabo el abordaje de manera integral, es decir, nosotros como profesionales de la salud debemos ayudar a nuestros pacientes a controlar tanto su colesterol bueno, como el colesterol malo, triglicéridos, glucosa en sangre, entre otros aspectos.
Desafíos en la práctica médica
El doctor Rosas Peralta, miembro fundador del Grupo de Expertos en Hipertensión Arterial México (GREHTA), expuso que “en nuestro país la también llamada enfermedad silenciosa todavía se trata a través de fármacos antihipertensivos con monoterapias e incluso con terapias combinadas en las que convergen diuréticos como la hidroclorotiazida, que, aunque resulta efectiva, hoy en día se ha visto superada por diuréticos como clortalidona que cuenta con mejores perfiles de eficacia y seguridad”.
Aunque la clortalidona surgió en la década de los 70, su boom tuvo lugar hace dos décadas debido al ensayo “Antihipertensivo y Tratamiento Lipídico para Prevenir el Ataque Cardíaco” (ALLHAT, por sus siglas en inglés), con el cual, se demostró que dicho medicamento antihipertensivo cuenta con bondades significativas, catapultándolo como el diurético-antihipertensivo más importante a nivel mundial y como la terapia inicial para el paciente con HTA.
Uno de los beneficios de utilizar la clortalidona en combinación con varios fármacos, se encuentra sobre todo en la reducción del riesgo cardiovascular, así como en la protección de los órganos blancos a largo plazo, además de controlar la presión arterial e impedir la variabilidad de esta durante el día.
A pesar de que, en el 2003 el Programa Nacional de Educación sobre la Presión Arterial Alta presentó su “Séptimo informe del Comité Nacional Conjunto para la Prevención, Detección, Evaluación y Tratamiento de la Presión Arterial Alta” (JNC7) con recomendaciones basadas en la evidencia del ensayo ALLHAT, la persistencia de hacer uso de tratamientos rezagados obedece a la inercia clínica, por lo que, los pacientes mexicanos enfrentan un control subóptimo o ineficaz de su HTA.
En ese sentido, tanto los médicos de primer contacto como los especialistas enfrentamos desafíos significativos, por lo que, debemos mantenernos a la vanguardia de acuerdo con las guías internacionales para promover un estilo de vida saludable y con ello prescribir medicamentos de última generación para emplear estrategias terapéuticas que conlleven a mejorar de forma efectiva la calidad y esperanza de vida de nuestros pacientes con HTA, concluyó el especialista.

