Ciudad De México, 14 agosto de 2025. Casi 7 millones de personas en Estados Unidos y 1.3 millones de personas en México viven con la enfermedad de Alzheimer, una afección que deteriora gravemente la memoria y la identidad. Es una enfermedad devastadora que priva a las personas de su sentido del yo y de la capacidad para reconocer a sus seres queridos.
Pero hay buenas noticias. Investigaciones realizadas por científicos de Arizona State University (ASU) indican que existen formas de reducir el riesgo, entre ellas hacer ejercicio y consumir cantidades adecuadas del nutriente esencial colina.
Además, un descubrimiento reciente sugiere que podría haber una relación entre la enfermedad y un virus común que estaría presente en entre el 25% y el 45% de los nuevos casos, lo que abriría la puerta al uso de medicamentos para prevenir el daño cerebral que provoca.
El Dr. Ben Readhead, profesor asociado de ASU-Banner Neurodegenerative Disease Research Center, ha vivido de cerca el impacto del Alzheimer a través de su abuelo. Esta experiencia personal ha sido su principal motivación para dedicarse a la investigación en prevención.
¿Prevenir el Alzheimer tratando un virus común?
El equipo de Readhead publicó recientemente una investigación que reveló un vínculo sorprendente entre una infección intestinal crónica, causada por un virus común, y el desarrollo de Alzheimer en muchas personas. “Creemos haber encontrado un subtipo biológicamente único de Alzheimer que podría afectar al 25% o 45% de las personas con esta enfermedad”, afirma Readhead.
Investigadores de ASU y del Banner Alzheimer 's Institute, junto con sus colaboradores, descubrieron que algunas personas expuestas al citomegalovirus (CMV) podrían tener una infección persistente en el intestino. Este virus, perteneciente a la familia del herpes, infecta a más de la mitad de los adultos antes de los 40 años y puede permanecer latente en el intestino, viajando al cerebro a través del nervio vago —una vía clave de comunicación entre el intestino y el cerebro. Una vez en el cerebro, el virus podría activar células inmunes especializadas llamadas microglía.
Investigación en curso
Readhead señala que aún no se han encontrado diferencias clínicas claras entre las personas que podrían tener este subtipo de Alzheimer y quienes presentan la forma más común de la enfermedad. Esto se debe a que gran parte de los estudios se han realizado con muestras post mortem.
Su equipo está desarrollando una prueba sanguínea que permitiría detectar infecciones intestinales crónicas en personas vivas, lo que ayudaría a comprender mejor la enfermedad y sus posibles diferencias con la forma convencional del Alzheimer.
“Tenemos esperanza en el potencial preventivo de algunas terapias”, afirma. “Tal vez antivirales, o incluso algo que fortalezca el sistema inmunológico”.
Sin embargo, es importante subrayar que contraer (CMV) no significa necesariamente que se desarrollará Alzheimer. Su rol en la enfermedad es complejo. Aunque el 50% de los adultos en EU contraen CMV antes de los 40 años, solo el 10% de los mayores de 65 desarrollan Alzheimer. La mayoría de las personas infectadas con CMV sólo experimentan síntomas leves, similares a los de la gripe.
Lo relevante, según los investigadores, es si la infección por CMV permanece activa durante años en el intestino, como ocurrió en un subconjunto de los participantes del estudio. La presencia del virus en el intestino se asoció específicamente con el Alzheimer, pero esto no debería ser motivo de preocupación para la mayoría de la población.
Ejercicio aeróbico, nutrición y Alzheimer
Investigadores de ASU también han demostrado que un estilo de vida saludable, que incluya ejercicio y una dieta rica en colina, puede reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad.
La profesora Fang Yu, titular de la Dementia Translational Nursing Science at the Edson College of Nursing and Health Innovation, explica que el ejercicio aeróbico podría prevenir el deterioro cognitivo a través de diversos mecanismos en el cerebro. En estudios con animales, el ejercicio aeróbico ha demostrado reducir las placas de beta-amiloide y los ovillos de proteína tau, dos características distintivas del Alzheimer.
También se ha encontrado que el ejercicio mejora la neuroinflamación y el estrés oxidativo, factores que pueden dañar las células cerebrales. Además, podría aumentar el volumen del hipocampo, una región clave del cerebro asociada con la memoria.Yu indica que no importa qué tipo de ejercicio aeróbico se practique. “Todos funcionan a través de mecanismos similares”, afirma.
Como enfermera, conoce las limitaciones físicas de muchos pacientes y ha observado que las bicicletas estáticas reclinadas son una de las formas más seguras y efectivas para que personas con movilidad reducida o con deterioro cognitivo leve hagan ejercicio aeróbico.
Por otro lado, la nutrición también desempeña un papel clave en la prevención del Alzheimer, según investigaciones de ASU. Se estima que 90% de los estadounidenses no consume suficiente colina, un nutriente esencial que el cuerpo produce en pequeñas cantidades y que se encuentra en alimentos como huevos, brócoli, frijoles y carnes, según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. La colina es necesaria para la salud cerebral y participa en la producción de acetilcolina, un neurotransmisor fundamental para la memoria, el control muscular y el estado de ánimo.
Las recomendaciones actuales son de 550 miligramos diarios para hombres y 425 miligramos para mujeres. El profesor asistente Ramón Velázquez, del ASU-Banner Neurodegenerative Disease Research Center y de la School of Life Sciences, ha publicado investigaciones que muestran que una dieta rica en colina puede ayudar a proteger el cerebro del Alzheimer y del deterioro cognitivo.
Velázquez y su equipo encontraron que múltiples órganos en ratones sufrían efectos negativos cuando se les privaba de colina, mientras que una ingesta adecuada mejoraba la memoria espacial, en comparación con aquellos que seguían una dieta convencional. Además, sus crías también mostraron mejoras en la memoria espacial.
Otro estudio del mismo grupo reveló que los ratones con deficiencia de colina ganaban peso, sufrían alteraciones metabólicas, daño en órganos y problemas motores. También presentaban proteínas cerebrales asociadas con ovillos similares a los del Alzheimer.
“Nuestro trabajo respalda aún más la necesidad de consumir colina diariamente, dado que es esencial para el funcionamiento de todo el cuerpo”, afirma Velázquez.
En humanos, Velázquez ha observado que los pacientes con Alzheimer y bajos niveles de colina en sangre tienden a presentar formas más graves de la enfermedad, en comparación con quienes tienen niveles más altos. También halló una fuerte relación entre niveles bajos de colina y una mayor acumulación de placas de beta-amiloide y ovillos de tau en el cerebro.
El creciente reconocimiento de la importancia de la colina debería motivar a los adultos a garantizar una ingesta adecuada, en especial quienes siguen dietas basadas en plantas, que suelen tener menor contenido natural de este nutriente. Los investigadores recomiendan hablar con un médico sobre la posibilidad de tomar un suplemento de colina, económico y de venta libre, para ayudar a proteger el cerebro contra la neurodegeneración.