BIOFERTILIZANTES, ALTERNATIVA PARA GARANTIZAR LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

“El gobierno federal anunció cuatro estrategias para facilitar el acceso a este insumo”.

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Martha Mejía
Bienestar
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Con el conflicto entre Rusia y Ucrania los precios de los fertilizantes nitrogenados se dispararon: registran un incremento de entre 100 y 180 por ciento.

La insuficiencia de fertilizantes químicos, así como el alza histórica en sus precios acentuada por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, mantiene una gran preocupación sobre la seguridad alimentaria no solo en México sino en todo el mundo.

De ahí que los especialistas coincidan en señalar la importancia de promover a los biofertilizantes (con base en microorganismos) como una alternativa para hacerle frente al acceso de este insumo para garantizar las cosechas.

Guerra

Debido a que el actual conflicto bélico se desarrolla en la mayoría de los puertos marítimos de Ucrania estos se encuentran cerrados, por lo que no se puede llevar a cabo el transporte a través de las cadenas logísticas tradicionales y eso genera a su vez un impacto en el alza de los precios, no solo de algunos granos como el trigo y el maíz, sino también de varios insumos necesarios para el agro como fertilizantes, herbicidas, pesticidas y hasta de otros elementos como el gas natural.

“Con el conflicto entre Rusia y Ucrania el precio de los fertilizantes nitrogenados observa un incremento de entre 100 y 180%, en el caso de urea y amoniaco, respecto del año pasado. Pero en este momento no solo es el problema del precio, sino que existen síntomas de desabasto y una gran dificultad para conseguirlos a un costo moderado”, indica a Vértigo Marcel Morales Ibarra, analista de temas agrícolas y director de Biofábrica Siglo XXI.

De acuerdo con el especialista Rusia es el principal abastecedor de fertilizantes nitrogenados de México, pero el aumento del precio de estos lleva a una reducción drástica en la aplicación de este insumo en la producción de alimentos.

“Esto ya se refleja en una caída de alrededor de 30% en la importación de fertilizante en 2021 respecto de 2020. Y con la tendencia de costos al alza en enero y febrero de este año, seguirá el declive”, anticipa.

Aumento de costos

Por ejemplo, señala Morales Ibarra, en el caso del maíz —el principal alimento en México— hay estimaciones de que la producción para el presente año caerá en 20% en comparación con el año pasado debido precisamente a una fertilización deficiente, porque el agricultor no puede cubrir el costo de la dosis adecuada para su cultivo y esto llevará a un bajo rendimiento.

Gerardo Noriega Altamirano, profesor-investigador de la Universidad de Chapingo, coincide al señalar: “Ante el conflicto bélico indiscutiblemente se genera un desabasto por parte de ambos países en la producción de varios insumos, lo que hace que se encarezcan los fertilizantes; pero además tanto Rusia como Ucrania exportan una serie de alimentos, entre ellos maíz y trigo. En este sentido debemos reconocer que dentro de las importaciones que realizamos (como país) dependemos del mercado internacional para adquirir sobre todo maíz”.

Agrega que el incremento en el precio de este grano pone en una situación muy difícil a los consumidores nacionales, “puesto que hemos visto en los últimos meses que el precio de la tortilla se ha encarecido y, en promedio, hoy ronda los 20 pesos por kilo”.

Apoyos

Ante el alza histórica en los precios internacionales de los fertilizantes el gobierno federal anunció cuatro estrategias para facilitar a productores y comercializadores el acceso a ese insumo para garantizar sus cosechas.

Se trata, indicaron en conjunto las secretarías de Agricultura y de Hacienda, así como los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) del Banco de México, “de incentivos y ventajas de financiamiento para que los proyectos viables en el sector puedan acceder a créditos para fertilizantes y biofertilizantes para el ciclo otoño-invierno 2022 y primavera-verano 2023”.

Las medidas incluyen “el apoyo con una tasa de interés de hasta un punto porcentual para productores que siendo sujetos de crédito requieran capital de trabajo, pago de salarios, maquinaria, arrendamiento e inversión fija”, indicó Jesús Alan Elizondo Flores, director general de FIRA.

Biofertilizantes

En México, indica en entrevista Noriega Altamirano, la mayoría de los suelos están degradados. “Fuimos testigos desde la Revolución verde, que fue esa cooperación que se desarrolló entre Estados Unidos y México, de que la incorporación de la materia orgánica al suelo quedó relegada por el uso de fertilizantes de síntesis química; se creyó que con esa estrategia se iba a mantener el patrimonio del suelo con una alta fertilidad química, física y biológica; pero lo que ocurrió con el paso de los años es que fuimos (como país) haciendo una política de extracción, digamos una ‘agricultura de minería’, extraer y no reponer, al punto actual en el que hoy nos encontramos”.

Para hacer frente a este escenario Marcel Morales, analista de temas agrícolas, apunta que con los biofertilizantes existe una gran capacidad de una respuesta productiva en el corto plazo.

“Una gran ventaja es que los precios de los fertilizantes biológicos es muy inferior al de los químicos. Biofertilizar una hectárea de maíz, por ejemplo, en la actualidad tiene un costo de dos mil a tres mil pesos, cuando el costo de los fertilizantes es de 15 mil a 20 mil pesos”, puntualiza.

Los biofertilizantes son productos elaborados con base en microorganismos, principalmente bacterias y hongos, que tienen funciones particulares en beneficio de las plantas y ayudan a su vez a nutrir al suelo. La función central del biofertilizante, agrega el especialista, es la relación “microorganismo-planta-atmósfera”, pero tiene otras adicionales: por ejemplo, “son promotores para la producción de fito-hormonas en mayor cantidad, con lo cual se incrementa el desarrollo radicular de las plantas. Ello le da mayor capacidad de nutrirse, mayor espacio de exploración, pero además moviliza otros nutrientes que no están disponibles por la planta, pero que están en el suelo, digamos el fósforo o el potasio”.

En este sentido, “la presencia del fósforo en torno de la raíz de la planta la protege contra patógenos del suelo y le da también un sentido sanitario a la planta”.

Refiere Morales que “tenemos evaluaciones en campo donde con una reducción de 75% en la fertilización química en combinación con biofertilizantes, en maíz y caña, permite obtener rendimientos iguales a los actuales o aumentos de 15 a 20%, donde además están los beneficios ambientales al bajar el uso de químicos”.

Concluye: “Nuestro planteamiento es que si combinamos los fertilizantes químicos con los biológicos podemos evitar que se desplome la producción, aun cuando disminuyamos la dosis del fertilizante químico incluso a 50 por ciento”.