Carecen de acceso a la salud mental las comunidades indígenas

Cada comunidad atiende los desafíos de salud mental desde una perspectiva basada en sus conocimientos milenarios y cosmovisión cultural

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Ciudad de México, 25 de agosto de 2025. – Las comunidades indígenas en México, además de enfrentar discriminación y marginación social, carecen de atención oportuna para el cuidado a su salud mental, señala la organización Voz Pro Salud Mental CDMX.

La población indígena se encuentra distribuida a lo largo del territorio nacional, con una concentración significativa en los estados de Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Puebla y Yucatán. Entre los principales padecimientos que afectan a estas comunidades destacan los trastornos de depresión y ansiedad, cuya prevalencia se ve intensificada por factores estructurales como la desnutrición, la pobreza, el desempleo, la migración y otros elementos propios de contextos históricamente marginados.

Con un total de 68 lenguas indígenas oficialmente reconocidas, el país se sitúa entre las naciones con mayor diversidad lingüística a nivel mundial. Esta diversidad representa una barrera significativa en el acceso a servicios esenciales, tanto en el ámbito judicial como en el terapéutico. Por ello, resulta indispensable la incorporación de traductores e intérpretes interculturales que faciliten la comunicación, promuevan la contención emocional y contribuyan al establecimiento de puentes efectivos entre las comunidades indígenas y los sistemas institucionales de atención.

La psiquiatra Evalinda Barrón, directora de los programas de justicia social del IMSS Bienestar, afirma que desde el sexenio anterior se ha comenzado a recopilar información sistemática sobre las poblaciones indígenas afectadas y el impacto de los trastornos mentales en dichas comunidades.

No obstante, esta situación se refleja en el contexto de los pueblos indígenas de América, ya que la prevalencia de trastornos depresivos se sitúa en un 19.17 %, lo que evidencia una situación crítica que demanda una intervención urgente y culturalmente pertinente en el continente.

La doctora Barrón enfatiza que no se puede asumir que la presencia de psiquiatras resolverá automáticamente los desafíos en salud mental. “Es indispensable considerar la cosmovisión de las comunidades sobre las enfermedades del cuerpo, los sueños y el tratamiento de las emociones. La atención debe ser culturalmente sensible y respetuosa de los saberes ancestrales” agrega.

Sin embargo, la falta de recursos representa otro obstáculo importante. Muchas personas diagnosticadas no reciben atención adecuada, y en numerosos casos, las familias optan por la medicina alternativa en lugar de acudir a servicios psiquiátricos formales.

En este contexto, los cambios a la Ley General de Salud Mental, aplicados en 2022, son relevantes. Al centrar la atención en el nivel primario y comunitario, se busca ampliar la cobertura mediante intérpretes, acompañamiento y trabajo social. Asimismo, se establece la canalización al segundo nivel de atención únicamente cuando sea necesario, con excepción de los casos de suicidio, que requieren intervención inmediata. Uno de los avances más significativos consiste en la transformación de los grandes hospitales psiquiátricos en hospitales no monotemáticos de alta especialidad y no asilares.

Finalmente, la doctora Barrón subraya que México se encuentra en un momento de creciente conciencia sobre la salud mental, especialmente en relación con poblaciones indígenas, afrodescendientes y personas de piel morena.

Por su parte, la Mtra. Gabriela Cámara, presidenta honoraria de Voz Pro Salud Mental CDMX, comenta que la salud mental está estrechamente vinculada al entorno social, cultural y natural de las personas. Las experiencias de los pueblos originarios muestran cómo las desigualdades políticas, económicas y culturales afectan su bienestar, por lo que es imprescindible educar y llevar a las comunidades atención, acercando a estas comunidades no solo a la salud física sino a la salud mental.

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