El verano es una época para que los niños chapoteen, jueguen y experimenten la naturaleza. Sin embargo, detrás de los días de diversión infantil pueden esconderse quemaduras solares, deshidratación o picaduras que podrían evitarse con un poco de prevención.
“Conocer cómo proteger a los niños del sol es importante durante los meses de verano”, dice Margaret Threadgill, MD, pediatra de Mass General Brigham en Brigham and Women’s Hospital. “Pero los padres también deben ser conscientes de otros riesgos graves, cuentos como la deshidratación, el ahogamiento y la enfermedad de Lyme”.
Considerando esta situación, Threadgill ofrece recomendaciones claras para prevenir incidentes comunes y fomentar la salud infantil en verano, donde se concentran los meses más calurosos del año.
Seguridad en el agua: vigilancia activa, no pasiva
Las piscinas, playas, ríos o lagos pueden convertirse en un peligro potencial si no hay supervisión constante. Los ahogamientos ocurren en segundos, incluso cuando hay adultos cerca.
La prevención de ahogamientos consiste en prestar atención. “Cuando estés a cargo de vigilar a los niños en una piscina, es esencial que les preste toda su atención”, dice la Dra. Hilo. “Eso significa que no te distraigas leyendo ni usando el teléfono. Para que te resulte más fácil concentrarte al 100%, intercambia turnos de 15 a 30 minutos con otro adulto para poder hacer descansos”.
Cuando estés cerca del agua, establece pautas claras con los niños. Asegúrate de que tus hijos sepan que no pueden meterse al agua sin avisar a un adulto. Y si navegan en barco, los niños deben llevar siempre chaleco salvavidas.
Cómo prevenir quemaduras solares en bebés y niños pequeños
Cuando te encuentres en la piscina o en la playa, la seguridad en el agua no es la única preocupación. La protección frente al sol también es importante. “Sabemos que muchos cánceres de piel en la edad adulta tienen su origen en las quemaduras solares de la infancia”, dice la Dra. Hilo.
Se recomienda aplicar protector solar mineral con FPS (factor de protección solar) 30 o superior cuando los niños estén expuestos al sol. Si no estás seguro de cuánto protector solar usar o con qué frecuencia, la Dra. Threadgill sugiere leer las instrucciones del envase.
Las prendas con protección ultravioleta UPF (factor de protección ultravioleta), que es similar al FPS, pero para la ropa, también son aliadas efectivas: camisetas, trajes de baño, lycras, sombreros de ala ancha y gafas de sol.
En caso de quemadura, lo mejor es aplicar aloe vera o cremas ligeras para piel sensible. Evite pomadas oleosas que atrapan el calor y agravan el enrojecimiento.
Calor extremo: cómo evitar golpes de calor
Los niños suelen ignorar las señales de su cuerpo cuando están jugando. Por eso, en días de más de 85 °F (29 °C), la recomendación es llevar a un espacio fresco cada 30 minutos, incluso si no se queda.
La hidratación no debe ser reactiva, sino constante. Anímalos a beber agua, aunque no tengan sed, pues cuando esta aparece ya existe cierto nivel de deshidratación. Si planea un viaje por carretera, coloque viseras o protectores solares en las ventanas para evitar la exposición directa al sol.
Y nunca, en ninguna circunstancia, dejes a un niño dentro de un coche estacionado. Solo 10 minutos bastan para que la temperatura interna del vehículo alcance niveles peligrosos. En días calurosos, un golpe de calor puede presentarse aún más rápido.
Picaduras de insectos: prevenir primero, aliviar después
Las picaduras de insectos como zancudos y abejas son frecuentes en verano. Evite salir al amanecer o anochecer, cuando los mosquitos están más activos. Use ropa tratada con permetrina o aplicación repelente con hasta 30% de DEET, seguro para niños desde los 2 meses.
Opta por lociones con dosificador, sin aerosoles, y evita aplicar el repelente en manos de niños pequeños para prevenir el contacto con ojos o boca. Algunas picaduras pueden causar inflamación considerable o incluso fiebre baja. Para calmarlas, aplique crema de hidrocortisona o antihistamínico oral infantil si la reacción es intensa.
Cubre las picaduras con curitas si el niño tiende a rascarse, y vigila si aparecen signos de infección como rojecimiento con pus o dolor. Ante cualquier sospecha, consulte al pediatra.
Enfermedad de Lyme: la amenaza silenciosa de las garrapatas
Más allá de las molestias de los insectos, algunas especies —como las garrapatas— pueden transmitir enfermedades graves. Una picadura puede contagiar la bacteria que causa la enfermedad de Lyme, afectando el corazón, las articulaciones y el sistema nervioso si no se trata.
Para prevenir, evite zonas con pasto alto y bosques densos. Si tu familia estará en esos entornos, utiliza pantalones largos, ropa clara, calcetas altas y sombreros. Las prendas tratadas con permetrina y los repelentes con DEET son esenciales.
Al regresar a casa, revisa todo el cuerpo de tu hijo: cuero cabelludo, detrás de orejas, axilas, inglés y entre los dedos de los pies. Si encuentras una garrapata, extráela con pinzas, tirando firmemente hacia arriba, y guárdala por si se necesita analizarla. Además, coloque la ropa en la secadora durante 10 minutos a temperatura máxima para ayudar a eliminar cualquier garrapata adherida.
Parrillas y fogatas: disfrutar sin accidentes
Las parrillas y fogones crean recuerdos, pero también riesgos. “Cuando se trata de llamas abiertas y barbacoas, es importante estar atento a los niños pequeños para que no se quemen”, dice la Dra. Hilo. Así que establece reglas claras: los niños no deben acercarse sin supervisión. Evite dejar utensilios calientes o brochetas al alcance, y enséñales a manipularlos con cuidado si ya tienen edad para usarlos.
Recuerde también los riesgos alimentarios. No dejes alimentos perecederos al sol por mucho tiempo. Si una ensalada fría se calienta, es mejor desecharla. Así se reduce el riesgo de intoxicaciones que pueden arruinar la celebración.
Un verano seguro comienza con conciencia
La clave está en adelantarse a los riesgos y convertir el cuidado en rutina. Revisar a los niños antes y después de jugar, aplicar protector solar como parte del día a día, ofrecer agua con frecuencia y enseñar reglas básicas de seguridad puede parecer mucho, pero vale la pena.
La salud infantil en verano no significa limitar, sino preparar el terreno para que esta estación siga siendo un tiempo de descubrimiento, juegos y risas. Solo requiere un poco de atención para que todo fluya sin sobresaltos.