Descubren conexión entre mente y metabolismo

La inflamación crónica y los desequilibrios hormonales asociados a la obesidad afectan áreas clave del cerebro

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Bienestar
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Ciudad de México, 13 de octubre de 2025. Es fundamental visibilizar la estrecha relación entre la obesidad y la salud mental, dos desafíos de salud pública que, aunque están interconectados, a menudo se abordan por separado.

Además, la American Heart Association ha señalado que la inflamación crónica y los desequilibrios hormonales asociados a la obesidad afectan áreas clave del cerebro, incluyendo la regulación emocional, la memoria y la concentración. Estos efectos aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, lo que subraya la urgencia de un abordaje preventivo y oportuno. La obesidad incrementa significativamente el riesgo de padecer trastornos como la depresión y la ansiedad, condiciones que a su vez dificultan el control del peso. Según la Obesity Health Alliance del Reino Unido, las personas con enfermedades mentales tienen entre 2 y 3 veces más riesgo de vivir con obesidad.

Por otro lado, quienes padecen obesidad presentan entre un 30% y un 70% más probabilidad de desarrollar un trastorno mental, en comparación con la población sin esta enfermedad. Diversos estudios han confirmado la relación entre este padecimiento y depresión es bidireccional: las personas que viven con obesidad presentan un mayor riesgo de desarrollar depresión y, al mismo tiempo, quienes viven con depresión tienen mayor probabilidad de desarrollar obesidad. Esta interacción genera un círculo complejo donde factores emocionales, hormonales y conductuales se retroalimentan negativamente, dificultando el tratamiento y la adherencia a los cuidados.

“La obesidad es una enfermedad compleja y crónica que requiere un abordaje integral, en el que la salud mental debe considerarse un componente crítico. Condiciones como la depresión, la ansiedad o el estrés dificultan la adherencia a la dieta, el ejercicio y el tratamiento médico, pero la intervención psicológica brinda herramientas conductuales que mejoran la motivación y los resultados clínicos. En Eli Lilly creemos que hablar de obesidad no es solo hablar de peso, sino de salud integral. Reconocer los vínculos entre mente, metabolismo y cerebro es fundamental para promover un enfoque médico y social más empático, basado en evidencia y libre de estigmas”, señaló el doctor Claudio Vincenzo Fiorentini, director ejecutivo para el Área Médica de Cardiometabolismo de Lilly en México.

Sin embargo, en países de ingresos medios como México, esta relación se complica aún más debido a la falta de recursos y capacitación profesional para ofrecer apoyo psicológico dentro del tratamiento de la obesidad, así como por la ausencia de equipos multidisciplinarios, según la World Obesity Federation. Esta realidad limita el acceso a un abordaje integral, necesario para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.

La ciencia también ha identificado un trasfondo biológico: la obesidad promueve un estado de inflamación crónica y desequilibrios hormonales que alteran la salud cerebral. La American Heart Association ha señalado que estas alteraciones impactan en funciones clave como la regulación emocional, la memoria y la concentración, factores para la precipitación o exacerbación de la enfermedad de Alzheimer.

Comprender esta relación abre la puerta a reflexionar sobre cómo los mismos procesos que dañan al organismo pueden afectar, a largo plazo, el cerebro y ser un factor de riesgo para enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

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