Descubren cuatro especies de jirafas

Estudios genéticos y morfológicos recientes que revelan diferencias profundas entre poblaciones que antes se creían parte de un mismo grupo

JIRAFAS-CONSERVACIÓN
Foto: AP
Bienestar
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Ciudad de México, 21 de agosto de 2025.- Las jirafas, íconos majestuosos del paisaje africano con sus inconfundibles cuellos largos y pelajes manchados, han sido durante mucho tiempo clasificadas como una sola especie. Sin embargo, un reciente análisis científico ha sacudido esa creencia: ahora se reconoce que existen cuatro especies distintas de jirafas en África.

Este cambio se basa en estudios genéticos y morfológicos recientes que revelan diferencias profundas entre poblaciones que antes se creían parte de un mismo grupo. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) anunció esta actualización tras evaluar nuevas investigaciones que dividen a las jirafas en jirafas del norte, jirafas reticuladas, jirafas Masái y jirafas del sur.

Michael Brown, investigador de la UICN en Namibia, explicó que durante la última década emergieron evidencias clave que respaldan esta nueva clasificación. “Cada especie tiene diferentes niveles de amenaza, tamaños poblacionales y prioridades de conservación”, señaló. “Al verlas como una sola, se pierde claridad sobre los riesgos reales que enfrentan.”

Las implicaciones de esta nueva categorización no son menores. Por ejemplo, la jirafa del norte, distribuida en regiones inestables de África central como la República Democrática del Congo, Sudán del Sur y la República Centroafricana, enfrenta una situación crítica con apenas 7.000 individuos en libertad. La caza furtiva y los conflictos armados son las principales amenazas.

En el este del continente, las jirafas Masái —presentes en Kenia y Tanzania— han visto su hábitat reducido por la expansión agrícola y el pastoreo, mientras que las jirafas reticuladas, con una población cercana a los 21.000 ejemplares, también sufren presiones humanas. Las más abundantes son las jirafas del sur, con aproximadamente 69.000 individuos, aunque su situación tampoco es del todo segura.

La reevaluación fue posible gracias al avance en las técnicas de secuenciación genética. Según Stephanie Fennessy, de la Fundación para la Conservación de la Jirafa, en las últimas dos décadas se han analizado más de 2.000 muestras genéticas de ejemplares de todo el continente. “Lo que antes costaba miles de dólares, ahora se puede hacer por apenas cien”, afirmó, lo que ha facilitado el trabajo de científicos y organizaciones de conservación.

Más allá del análisis genético, los expertos también examinaron diferencias anatómicas, como la forma del cráneo y las protuberancias óseas sobre la cabeza de las jirafas, comúnmente confundidas con cuernos. Estas estructuras permanentes, llamadas osiconos, varían entre especies y fueron clave para confirmar las distinciones.

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