María Fernanda Cámara, abogada, activista y ecofeminista, galardonada este año con el Premio Tec Mujer, platica sobre la violencia hacia las mujeres y cómo empoderarlas.
—¿Por qué es necesario hablar de feminismo?
—La importancia radica en que las mujeres representamos 51% de la población, por lo que no puedes generar una estrategia de mejora, de construcción de un país o de un mundo más igualitario si no consideras a más de 50% de la gente. La segunda razón es porque somos parte fundamental de la sociedad.
En este sentido, puntualiza, “no incluir nuestros problemas en la lista de emergencias y soluciones es igual a un descuido de política pública”.
Y en tercer lugar, añade, “porque la violencia de género es un hecho, es algo que vivimos todas sin importar nuestra condición individual”.
—¿Cuáles son las desigualdades que enfrentan las mujeres migrantes, por ejemplo?
—La categoría en la que gané el Premio Mujer Tec 2023 se llama Ciudadanía con perspectiva de género, la cual reconoce a las mujeres que trabajan a favor de los derechos de las mujeres y las niñas. En 2021 tuve oportunidad de colaborar en el Consulado de México en Los Ángeles, en un proyecto llamado Empoderamiento para ellas, derechos de las mujeres mexicanas migrantes. Este se centró en brindar información sobre las “visas U”, para las que se podía aplicar si eras víctima de violencia (en especial la doméstica). La mayoría de las mujeres desconocía por completo que podían tener acceso a esta herramienta, con la cual en su momento de haberla tenido habrían podido salir de años de círculos de maltrato; por lo que creo que la principal violencia que viven las migrantes es la desinformación.
Otro reto que enfrentan, dice Cámara, “es el tema del abuso sexual; debido a que el idioma es una barrera para interponer denuncias, resulta muy complejo. Este tipo de situaciones se sopesan y se tratan de solucionar desde la información, desde los apoyos consulares. Es información a la que las mujeres migrantes no tienen acceso directo. Entonces, lo que tratábamos de hacer era darle solución a través de un programa que fuera educativo, pero con perspectiva ciudadana”.
Reconexión
—¿Cómo el activismo puede ayudar a frenar o contener esta violencia?
—El activismo genuino hace que las personas se sientan parte de un colectivo que les apoya; es un acto 100% ciudadano, ya que constantemente se habla del problema y eventualmente haces que más personas digan “es posible que yo también sufra de esto”.
En este sentido, señala, “el activismo nos ayuda a explicar las violencias, a generar conciencia social, contiene a las víctimas; es decir, es una manera en que ellas encuentran un espacio seguro que muchas veces no tienen en las instituciones públicas, no está en los trabajos, ni en las academias. A veces únicamente está en los colectivos sociales. Por eso la labor que realizan las activistas es imprescindible”.
—¿Cómo empoderarnos?
—La base del empoderamiento de las mujeres está en reconectarnos con la niña que fuimos, trabajar día a día con ser la mujer que te hubiera gustado tener cerca cuando eras niña, en no fallarle y sobre todo en reconocernos. Premios como este (Mujer Tec) traen detrás mucho trabajo profesional y personal, además de un grupo de personas que creyó en ti. Las mujeres tenemos que aprender a aventarnos ese reconocimiento propio y externo. Si alguien te dice “oye, está fregón lo que hiciste”, le contestes orgullosa: “La verdad es que sí me costó, pero se logró”.