Ciudad de México, 13 de noviembre de 2025. – La organización Voz Pro Salud Mental CDMX alerta que el duelo, entendido como un proceso psicológico y emocional ante una pérdida significativa, si no se procesa adecuadamente puede generar consecuencias profundas en la persona como insomnio, irritabilidad, ataques de pánico, aumento de la ansiedad y estrés.
De acuerdo con estudios, el duelo puede manifestarse de las siguientes formas: Anticipatorio, ocurre cuando la persona sabe que la pérdida es inminente, como en casos de enfermedades terminales o envejecimiento avanzado. Repentino, se presenta de manera inesperada y traumática, como en muertes súbitas, accidentes, homicidios o suicidios.
Voz Pro Salud Mental CDMX señala que las consecuencias emocionales ante un duelo que no se procesa, ya sea por negación, postergación o silencio, suele presentarse como un dolor que queda suspendido, sin espacio para ser reconocido ni transformado.
En ese sentido, el duelo no procesado puede derivar en:
- Duelo crónico: la persona permanece en un estado de duelo prolongado, sin lograr integrar la pérdida ni retomar su vida emocional y social.
- Duelo patológico: el sufrimiento se somatiza, dando lugar a comorbilidades físicas y emocionales como ansiedad, depresión, trastornos psicosomáticos o enfermedades crónicas.
- Duelo silente: se vive en silencio, sin verbalizar la pérdida ni las emociones asociadas. Este tipo de duelo puede convertirse en un tabú familiar o social, transmitiéndose de forma transgeneracional y afectando la salud integral de quienes lo heredan.
La doctora Ma. Luisa Rascón, investigadora en ciencias médicas del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM), señala que el duelo no se limita a la tristeza persistente. “Es un conjunto de procesos psicológicos y emocionales que, si no se atienden con acompañamiento profesional, pueden transformarse en dolor físico y mental, generando síntomas de ansiedad y depresión”.
La doctora Rascón evoca a Sigmund Freud, quien señaló que el duelo no depende únicamente del objeto perdido, sino del valor subjetivo atribuido a dicho objeto. “Es decir, la intensidad del duelo es proporcional al vínculo emocional con la persona o situación perdida. Las manifestaciones emocionales pueden ser diversas: enojo, negación, tristeza profunda, alteraciones cognitivas o conductuales. Además, el duelo puede desencadenar el Trastorno de Estrés Postraumático o el Trastorno por Estrés Agudo en los casos de pérdidas traumáticas” añade la especialista.
La organización indica que cada pérdida merece ser nombrada y cada doliente debe ser escuchado, ya que omitir este proceso vulnera la salud emocional y social de las personas. Por ello, es fundamental vincular a quienes atraviesan el duelo con redes de apoyo, atención profesional y espacios de solidaridad que permitan transitar el dolor de manera saludable y digna.

