CDMX, 1 de octubre de 2025. Sin causar síntomas evidentes, el Síndrome Metabólico afecta cada vez a más personas en México, elevando de forma considerable el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y complicaciones que pueden comprometer órganos vitales. La buena noticia: es prevenible y tratable, especialmente si se detecta a tiempo.
El Médico Bariatra, David Montalvo, alerta sobre este conjunto de factores de riesgo que incluye obesidad abdominal, hipertensión, alteraciones en los niveles de colesterol y glucosa en sangre, los cuales, en conjunto, actúan como un “preámbulo clínico” hacia padecimientos de alto impacto.
“Lo preocupante del síndrome metabólico es que muchas personas se sienten bien y no presentan síntomas evidentes, pero internamente el cuerpo ya está bajo una presión constante que puede derivar en un infarto, un accidente cerebrovascular o incluso insuficiencia renal”, explica el Dr. Montalvo.
“Aunque es más común con el envejecimiento, el síndrome metabólico se está presentando cada vez con mayor frecuencia en personas jóvenes, sobre todo si tienen antecedentes familiares de diabetes o hipertensión, llevan una vida sedentaria o presentan obesidad abdominal”.
Indica que el exceso de grasa visceral, sobre todo alrededor de la cintura, afecta directamente la capacidad del cuerpo para utilizar la insulina, generando lo que llamamos resistencia a la insulina, una condición clave en el desarrollo de este síndrome.
“El tratamiento del Síndrome Metabólico requiere de un abordaje integral y personalizado, que considere las condiciones únicas de cada paciente. Es importante diseñar planes individuales que incluyen cambios nutricionales, actividad física supervisada y, en casos necesarios, medicación para controlar la presión arterial, los lípidos o el azúcar en sangre”.
Aunque hay factores no modificables como la genética, muchos elementos del síndrome pueden prevenirse o revertirse con cambios sostenibles en el estilo de vida. El ejercicio regular, una alimentación adecuada y el seguimiento médico constante marcan la diferencia entre vivir con riesgo o con salud.
“El mejor tratamiento es evitar que el daño llegue. Identificar el síndrome a tiempo permite detener su progresión antes de que cause enfermedades graves. La prevención, hoy más que nunca, es medicina de precisión”, concluye el médico.