En México, se calcula la prevalencia de diabetes diagnosticada en un 12.6% y de diabetes
no diagnosticada en 5.8%, siendo la prevalencia total de 18.5%, es decir, 14.6 millones de
personas. Ya que las personas que viven con diabetes se pueden considerar un sector
vulnerable, se trata de tomar las riendas de su propia salud, tomando acción e
involucrándose en el manejo de su diabetes, por lo que un empoderamiento del paciente
resulta una estrategia muy efectiva para que la enfermedad no tome el control de sus
vidas, sino que sea al revés.
Marisol Olarra, educadora en diabetes de Ultra-Fine™, resalta dos factores
fundamentales en la ecuación para lograr este empoderamiento como estrategia de éxito
en el control de la diabetes: “La educación en diabetes es primordial para evitar que
ignorar sobre el tema juegue en contra de nuestra salud, lo que implica acercamiento y
actualización de conocimientos, así como ponerlos en práctica de manera adecuada. Esto
nos llevará a un autocuidado efectivo, otro aspecto importante relacionado con las
decisiones y acciones cotidianas del paciente orientadas a evitar complicaciones y
conservar la mayor salud posible”.
La experta puntualiza que siempre se debe llevar el tratamiento de la mano del médico
tratante y equipo de profesionales de la salud para aprender sobre lo que nos beneficia y
evitar la automedicación, sin embargo, no siempre será posible contar con esa consulta
todo el tiempo, por lo que el autocuidado y la educación le dan la ventaja al paciente: se
conocen a ellos mismos y el comportamiento de su enfermedad, la alimentación que
necesitan, la activación física que les favorece, dosis y horarios de sus medicamentos,
uso de insulina, etc.
Aunque no existen estadísticas oficiales, se ha observado de manera general que cuando
el paciente tiene una actitud totalmente pasiva ante el manejo de su diabetes con absoluta
dependencia del médico o equipo de profesionales de la salud, los resultados son poco
favorecedores y la adherencia al tratamiento es escasa o casi nula. Por el contrario,
cuando el paciente se involucra activamente y participa en la personalización de su
tratamiento, tomando protagonismo en su ejecución, el pronóstico es mucho más
alentador.
¿Por dónde empezar este camino al empoderamiento?
Estas son algunas recomendaciones de Marisol Olarra:
Busca toda la ayuda posible. La evaluación y guía médica y de los profesionales
de la salud son necesarias. La diabetes al ser una enfermedad multifactorial
requiere de orientación multidisciplinaria, desde endocrinólogos, nutriólogos, educadores en diabetes, activadores físicos, psicólogos, oftalmólogos, etc.
Procura una relación cercana de confianza con ellos para obtener mejores
resultados en tus consultas.
Información es poder. Investiga por tu cuenta en fuentes confiables, instituciones
avaladas, expertos certificados y consulta tus descubrimientos con los médicos y
profesionales que llevan tu caso. Tu opinión y entendimiento sobre el tema
importan.
No te quedes con dudas. Siempre pregunta, por obvia que parezca la respuesta, y
reafirma lo que estás aprendiendo hasta que todo quede absolutamente claro.
Participa en las recomendaciones que te hacen los expertos, por ejemplo, en el
plan de alimentación. Sugiere alimentos que te gustan, que acostumbras y a los
que tienes acceso, para que no se te dificulte apegarte al plan y lo disfrutes.
Disciplina y constancia. Pon en práctica todos tus conocimientos con paciencia
hasta que llegues a dominarlos, actualizándote constantemente según tu
condición vaya evolucionando, por ejemplo, con una técnica de inyección de
insulina correcta. Si te indican terapia con insulina, utiliza agujas ultrafinas y
cortas para evitar inyecciones intramusculares, úsalas una sola vez, rota los sitios
de aplicación, entre otros aspectos a seguir.
Empodera a otras personas. Por muy buena que sea tu intención de compartir tu
experiencia y tus conocimientos con tus conocidos, siempre invítalos a tomar las
riendas de su condición y que se apoyen en sus médicos y equipo de
profesionales. Ya que no existen dos casos de diabetes iguales, lo que es bueno
para ti puede no funcionar para otros.
“Ya que las personas que viven con una enfermedad crónica como la diabetes deben
aprender a convivir con ella día a día, es una oportunidad para ellos de reinterpretarla
para que no sea una condena, sino una invitación para adoptar estilos de vida más
saludables, si tomamos en cuenta que esos hábitos y conductas son el estilo de vida que
todos deberíamos tener”, concluye Olarra.