Ciudad de México, 17 de septiembre, 2025. En medio del debate nacional sobre el presupuesto 2026 y el envejecimiento poblacional, un nuevo informe presentado por Economist Impact llama la atención sobre un tema: el Alzheimer.
En México, la enfermedad afecta al 7.9% de las personas mayores de 60 años, y es más frecuente en mujeres (9.1%) y en zonas rurales (9.4%). Sin embargo, hasta 90% de los casos podrían no estar diagnosticados, de acuerdo con estimaciones internacionales que alertan sobre la invisibilidad de este padecimiento en países de ingresos medios como México.
A esto se suma que, una vez aparecen los primeros síntomas, el tiempo promedio para recibir un diagnóstico puede ir de 3 a 10 años, lo que limita gravemente las posibilidades de intervención oportuna y atención integral.
El informe, titulado Changing the Narrative: Alzheimer’s Disease in Mexico, analiza la respuesta institucional ante el Alzheimer, el documento se basa en datos públicos y entrevistas con expertos nacionales para examinar el estado actual de la enfermedad: el Alzheimer es la forma más común de demencia, entre 60% y 80% de los casos y genera un impacto creciente en familias, sistemas de salud y sociedad.
Esa carga se refleja también en el trabajo de cuidado no remunerado, que recae principalmente en mujeres y que representa el 17.6% del PIB nacional, una cifra superior al promedio combinado de los países de la OCDE (15%), según destaca el informe. Aun teniendo estas alarmantes cifras, no existen campañas nacionales de concientización, ni protocolos diagnósticos estandarizados, y la atención se encuentra fragmentada entre instituciones públicas, privadas y de seguridad social.
“La demencia es una condición que aún se diagnostica poco y tarde. El Plan Nacional es un avance, pero para que funcione requiere articulación con los servicios de salud y
herramientas adecuadas en todos los niveles de atención” señala la Dra. Sara Gloria Aguilar Navarro, jefa del Servicio de Geriatría del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán quien participó como experta en la elaboración del informe.
El documento también advierte sobre las barreras estructurales para el diagnóstico oportuno. Por ejemplo, la escasez de equipos como resonancias magnéticas, México tiene menos del 10% del promedio de disponibilidad en países desarrollados, y la baja disponibilidad de pruebas de biomarcadores dificultan el acceso a una detección temprana.
Esto hace que el diagnóstico pueda retrasarse hasta 10 años desde los primeros síntomas, afectando las posibilidades de intervención y tratamiento.
Otro hallazgo clave del informe es la ausencia de un registro nacional de datos sobre Alzheimer, lo que limita el diseño de políticas públicas basadas en evidencia y dificulta dimensionar la magnitud real del problema. Esta carencia incluye también la falta de un registro específico de personas diagnosticadas, lo que impide dar seguimiento a los casos, planificar servicios y distribuir recursos de manera efectiva.
A ello se suma la inexistencia de un modelo unificado de formación para profesionales de salud, especialmente en el primer nivel de atención, lo que agrava la subdiagnóstico y retrasa la atención oportuna.
México cuenta con un Plan Nacional de Demencia desde 2014, actualizado en 2024, sin embargo, su implementación sigue siendo limitada. El informe recomienda reforzar acciones clave como campañas públicas para reducir el estigma, protocolos nacionales de detección temprana, ampliación de la infraestructura diagnóstica en zonas rurales, un sistema nacional de datos epidemiológicos sobre Alzheimer y una estrategia formal de apoyo a cuidadores que incluya formación, financiamiento y acceso a servicios.
La publicación del informe ocurre en un momento clave: la población mexicana de adultos mayores superará los 35 millones para 2050, según estimaciones oficiales. Si no se toman medidas, el Alzheimer podría convertirse en una crisis sanitaria silenciosa, con consecuencias sociales y económicas de gran escala.