Se trata de una certificación que reconoce el esfuerzo por preservar un sistema agrícola ancestral y sostenible.
El sistema de chinampas de Xochimilco, considerado Patrimonio Mundial de la Humanidad, enfrenta una lucha silenciosa por su preservación: este singular ecosistema agrícola, que ha existido por más de mil años, depende de un delicado equilibrio entre la producción agrícola, la conservación del agua y la biodiversidad local.
Con el fin de restaurar y proteger este entorno único investigadores, chinamperos y organizaciones como Conservación Internacional (CI) unen esfuerzos para garantizar la sostenibilidad de las chinampas y su capacidad de seguir proveyendo alimentos de manera ecológica.
Chinampas refugio
Uno de los esfuerzos más relevantes en la conservación de las chinampas es el programa Chinampas Refugio, que impulsa el Laboratorio de Restauración Ecológica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en colaboración con diversas organizaciones y los propios chinamperos de la región.
El programa tiene como objetivo restaurar estos ecosistemas de agua dulce, conocidos por su capacidad para generar alimentos de manera sostenible. El proyecto se enfoca principalmente en mejorar la calidad del agua, un aspecto esencial para la agricultura chinampera.
“Las chinampas dependen directamente del agua para su producción agrícola. Sin agua limpia, no hay producción ni biodiversidad”, señala Esther Quintero, directora de los programas de conservación de CI México.
En este sentido, uno de los métodos implementados es la creación de biofiltros, estructuras naturales construidas con materiales como piedras volcánicas porosas, madera y plantas nativas. Estos biofiltros ayudan a purificar el líquido absorbiendo metales pesados y contaminantes, y al mismo tiempo actúan como barreras para las especies invasoras que amenazan la biodiversidad, como las carpas y tilapias, que compiten con especies nativas como el ajolote.
“Los ajolotes son un eslabón fundamental en la restauración del ecosistema de Xochimilco. Al mejorar el hábitat de esta especie endémica se favorece el equilibrio natural del ecosistema”, explica Carlos Uriel Sumano Arias, investigador de la UNAM.
La reintroducción de los ajolotes en su hábitat natural es un desafío, pero el monitoreo constante y el uso de técnicas como la telemetría permiten aprender sobre su comportamiento en el ambiente acuático.
Además de los beneficios ecológicos el programa busca mejorar la calidad de vida de quienes dependen de las chinampas para su sustento. “Con agua limpia, la producción agrícola mejora. Las hortalizas tienen un sabor más fresco y la venta de productos en los mercados también se beneficia”, añade Quintero.
Vínculo con la Tierra
El proceso de restauración no solo es técnico sino también cultural. Los chinamperos tienen una relación ancestral con su entorno, que se basa en la cosmovisión de respeto hacia la tierra y el agua. Este vínculo es crucial para el éxito de los proyectos de restauración, pues integra tanto los conocimientos tradicionales como las prácticas científicas.
Uno de los miembros de la Cooperativa Olintlalli, Miguel del Valle, explica cómo su comunidad preserva la tradición agrícola del chapín, un sistema ancestral de cultivo con base en el uso de lodo de los canales de Xochimilco.
“Este sistema nos permite cultivar sin agroquímicos, utilizando solo recursos naturales que nos ofrece la tierra. Es una forma de producción más saludable y respetuosa con el entorno”, señala.
Para garantizar que los productos de las chinampas restauradas mantengan los más altos estándares de sostenibilidad se creó la Etiqueta Chinampéra (ECHI), un distintivo ecológico que valida las buenas prácticas agrícolas y ecológicas dentro del programa de restauración.
La ECHI se otorga a las chinampas que cumplen con criterios específicos en tres áreas clave: la calidad del agua, la producción agrícola chinampera y la creación de refugios para la biodiversidad. Esta certificación no solo garantiza la calidad de los productos, sino que también promueve la conservación integral del ecosistema.
“La etiqueta es un reconocimiento al esfuerzo de los chinamperos por preservar un sistema agrícola que, si bien ancestral, sigue siendo uno de los métodos más sostenibles para producir alimentos en la región”, explica Quintero.
Actualmente el programa incluye 21 chinampas y el objetivo a largo plazo es extender la restauración a todo el sistema de Xochimilco, beneficiando a un mayor número de agricultores y comunidades locales.
Restauración integral
Los desafíos que enfrenta este proyecto son múltiples. La restauración ecológica de los refugios, por ejemplo, requiere de una gran cantidad de trabajo físico, como excavar canales y construir estructuras para la circulación del agua. “El trabajo en el campo es demandante, pero la colaboración con los chinamperos y con instituciones como la UNAM nos ha permitido superar estos obstáculos”, comenta Carlos Uriel Sumano.
Uno de los aspectos más importantes para la conservación es la circulación constante del agua en los canales. Si el agua se estanca, se deteriora, lo que afecta tanto la calidad de los productos agrícolas como la salud del ecosistema acuático. Por ello se instalaron bombas para garantizar que el agua fluya de manera continua, lo que también beneficia al riego de las chinampas.
No obstante, el futuro del programa Chinampas Refugio es prometedor, tanto desde el punto de vista ecológico como económico. A través de la colaboración entre chinamperos, investigadores y organizaciones de conservación, se prevé que este sistema ancestral se mantenga como un modelo de agricultura sostenible que no solo preserve la biodiversidad, sino que además fomente el desarrollo económico local.
“Queremos que las chinampas sigan siendo un patrimonio no solo de Xochimilco, sino de México y del mundo. Es un ejemplo de cómo la agricultura sostenible y la conservación de la biodiversidad pueden ir de la mano”, concluye Quintero.
La restauración de las chinampas busca no solo recuperar un sistema agrícola, sino también preservar un legado cultural, social y ambiental que es vital para las generaciones presentes y futuras. La Etiqueta Chinampera, al ser un símbolo de compromiso con la sostenibilidad y la biodiversidad, marca el camino hacia un futuro más equilibrado y armonioso para la región de Xochimilco y para el planeta.