Ciudad de México, 20 de octubre de 2025.- Cada sonido en nuestro entorno —desde una conversación en clase hasta una indicación en el trabajo— es clave para aprender, relacionarse y desarrollarse plenamente. Sin embargo, cuando la capacidad de escuchar se ve reducida, esas experiencias cotidianas pueden transformarse en obstáculos que limitan el aprendizaje y las oportunidades profesionales.
MED-EL, líder en soluciones auditivas, indica que las limitaciones académicas y laborales derivadas de la pérdida auditiva también generan un fuerte impacto emocional y social. Entre las consecuencias más comunes se encuentran el aislamiento, la ansiedad y la depresión, ya que la comunicación y la interacción cotidiana con el entorno se vuelven cada vez más difíciles.
Muchas personas no son conscientes de la gravedad de su situación hasta que comienzan a experimentar síntomas como dificultad para entender conversaciones, zumbidos persistentes, dolores de cabeza o incluso secreción en el oído. Si bien ciertos ambientes de trabajo implican exposición inevitable a factores de riesgo en el oído, las evaluaciones periódicas y la adopción de tecnologías de protección auditiva resultan fundamentales para prevenir daños irreversibles.
“La hipoacusia discapacitante se define como una disminución mayor a 35 decibelios (dB) en el oído con mejor capacidad auditiva. Esta condición puede aparecer desde la infancia, afectando el desarrollo del lenguaje y el rendimiento escolar, o en la adultez, lo que impacta la vida laboral y social”, señaló Dulce María García Jacuinde, Médico Audióloga y de Soporte Clínico en MED-EL México.
Explicó que “afortunadamente, hoy existen soluciones avanzadas, tanto implantables como no implantables. Actualmente, las personas pueden acceder a tecnologías de conducción ósea, implantes cocleares, de oído medio e incluso de tallo cerebral; todas ellas con beneficios en el desarrollo auditivo del paciente y, por ende, en la mejora de su calidad de vida”. El especialista agregó que “para que esta tecnología sea realmente efectiva, la detección temprana es fundamental, ya que permite prevenir complicaciones psicológicas y sociales más severas”, indicó a Dra. Dulce María García Jacuinde.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta que en México viven al menos 8.8 millones de personas con discapacidad. De ellas, dentro de la población en edad laboral, solo 40.6% participa en alguna actividad económica, en contraste con el 68% de la población general. El panorama cobra especial relevancia cuando se observa la situación de la discapacidad auditiva, según la Secretaría de Salud, en el país existen aproximadamente 2.3 millones de personas con esta condición, de las cuales más de la mitad tienen 60 años o más; alrededor de 34% se ubican entre los 30 y 59 años, y casi 2% son niñas y niños.
MED-EL menciona que cuando la pérdida de audición no recibe atención oportuna, sus efectos se extienden a múltiples áreas de la vida de una persona como:
- Impactos negativos en las funciones cognitivas y en el aprendizaje.
- Repercusiones en la dinámica social y en la productividad económica.
- Dificultades para comunicarse y desarrollar el habla de manera adecuada.
- Mayor riesgo de aislamiento social, sentimientos de soledad y estigmatización.
- Barreras significativas para acceder a la educación y a oportunidades laborales.
- Entre otras afectaciones.
Cuando se cuenta con una detección temprana y con soluciones tecnológicas adecuadas, se amplían las posibilidades de integración social y laboral, al tiempo que se fomenta la productividad y el bienestar general.