Más allá del mosquito: factores que agravan el dengue

México ocupa el segundo lugar en número de casos reportados en América Latina, después de Brasil

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Bienestar
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CDMX. 25 de agosto de 2025. Como cada 26 de agosto, fecha en la que en México se conmemora el Día Internacional del Dengue, es urgente reiterar el llamado a la prevención y control de esta enfermedad viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti. De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) México ocupa el segundo lugar en América Latina en número de casos reportados, solo detrás de Brasil, lo que refleja un panorama epidemiológico desafiante.

El dengue representa un reto creciente para la salud pública a nivel mundial, en la región y en el país. Su comportamiento dinámico, impulsado por factores como el cambio climático, la urbanización y la movilidad poblacional, ha generado brotes cada vez más impredecibles y extendidos, incluso en zonas urbanas y suburbanas.

Actualmente, es una enfermedad endémica en más de 100 países, incluidos los pertenecientes a regiones bajo la jurisdicción de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como África, las Américas, Asia Sudoriental, el Mediterráneo Oriental y el Pacífico Occidental. Esta amplia distribución territorial subraya la urgencia de diseñar estrategias coordinadas para mitigar su impacto.

En América, se estima que cerca de 500 millones de personas están en riesgo de contraerlo. Además, se sabe que los 4 serotipos de dengue (DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DEN-V 4) circulan a lo largo del continente y en algunos países, entre ellos México, circulan simultáneamente.

El virus, está afectando regiones cada vez más amplias y diversas, incluyendo centros urbanos y semiurbanos. En México, según el Panorama Epidemiológico de la Secretaría de Salud, hasta la semana 29 de este año se han confirmado 5 mil 397 casos de dengue en el país, de los cuales 2 mil 627 presentan signos de alarma o son considerados graves. Las entidades con mayor incidencia son Jalisco (997 casos), Veracruz (831), Michoacán (482), Guerrero (378) y Chiapas (346).

Actualmente, el riesgo creciente de expansión de la epidemia de dengue responde a una convergencia de factores que agravan su propagación, entre los que se encuentran:

1. Expansión geográfica de los vectores: La modificación en la distribución geográfica de los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus, con presencia en regiones previamente no afectadas como nuevas zonas de Europa, el Mediterráneo Oriental y América del Sur.
2. Cambio climático: El impacto del fenómeno de El Niño en 2023, junto con los efectos del cambio climático, que han elevado las temperaturas, las precipitaciones y la humedad ambiental, creando condiciones propicias para la reproducción del vector.
3. Debilitamiento de los sistemas de salud tras la pandemia de COVID-19, comprometió la capacidad de respuesta ante nuevas amenazas sanitarias.
4. Inestabilidad política y financiera en países enfrentando crisis humanitarias y desplazamientos poblacionales masivos, que dificultan la implementación de medidas de prevención y control.
5. La urbanización puede generar un aumento en los sitios de reproducción del mosquito, ligado a la acumulación de agua en recipientes diversos en entornos urbanos y semiurbanos.
6. Movilidad humana: La facilidad con la que las personas se desplaza por todo el mundo, contribuye a la dispersión del virus a nuevas localidades. Individuos que viajan con el virus pueden iniciar ciclos de transmisión en áreas donde el mosquito vector esté presente.

Ante esta situación, el Gobierno Federal lleva a cabo el Plan Nacional para el Control del Dengue 2025–2030, que incluye acciones específicas como la instalación de ovitrampas, nebulizaciones focalizadas, la liberación de mosquitos portadores de Wolbachia y la movilización comunitaria para eliminar criaderos.

“La prevención y el control del dengue requieren un enfoque intersectorial entre ciencia, innovación y acciones concretas”, afirmó la Dra. Gutiérrez. “Desde Takeda, estamos comprometidos con el desarrollo de soluciones médicas, pero sabemos que solo son efectivas si se integran en estrategias que consideren los factores sociales y ambientales que facilitan la transmisión”.

Por ello, se hace un llamado a la población para eliminar criaderos domésticos, mantener patios y azoteas limpios, tapar contenedores de agua y adoptar medidas de protección personal como usar repelente y ropa de manga larga en zonas de riesgo.

Frente a un desafío epidemiológico como el dengue, cada esfuerzo cuenta. La articulación entre salud, medio ambiente, urbanismo, junto con la inversión en innovación y tecnología para anticipar, prevenir y responder a futuros brotes, es fundamental.

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