EMBARAZO Y MATERNIDAD SIN RIESGOS

“Atender cualquier malestar físico o emocional”.

Lorena Ríos
Bienestar
EMBARAZO Y MATERNIDAD

El IMSS cuenta con programas de prevención primaria para evitar la aparición de defectos congénitos, anomalías que ocurren de forma prenatal y que pueden presentarse al momento del nacimiento.

El embarazo, parto y nacimiento son el principio y punto de partida de la vida: el primero tiene una duración aproximada de 40 semanas, pero puede variar entre las 38 y las 42; y cuando llega el momento de parir, las mujeres y el especialista deben decidir si el nacimiento tiene las condiciones idóneas para que sea por vía natural o ante el riesgo de complicaciones por cesárea.

Por lo que a México respecta, de cada 100 partos a nivel nacional 54 son normales y 46 cesáreas, cifra que supera la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que va de 10 a 15% de nacimientos por cesárea.

Cada año en el país nacen 2.1 millones de bebés, cifra en descenso, pues en 2015 era de 2.3 millones de recién nacidos, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Población (Conapo).

Ante este panorama una adecuada planeación de la pareja, con asesoría y vigilancia médica, cuidados nutricionales de la madre, así como la alimentación con lactancia materna en los primeros mil días del bebé, son decisivos para que se logre una maternidad e infancia saludables.

Prevención de defectos congénitos

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cuenta con programas de prevención primaria para evitar la aparición de defectos congénitos, anomalías que ocurren de forma prenatal y pueden presentarse al momento del nacimiento con impactos que van de leves a graves o letales e impiden un adecuado desarrollo para la vida.

Los trastornos congénitos graves más frecuentes son las malformaciones cardiacas, los defectos del tubo neural y el síndrome de Down.

Para prevenir este tipo de anomalías en las unidades médicas del Seguro Social se otorga ácido fólico en forma preconcepcional a mujeres en edad gestacional, recomendaciones para evitar la ingesta de alcohol y substancias sicoactivas ante la posibilidad de un embarazo.

También está la inmunización a población abierta para erradicar infecciones virales como la rubéola, que pueden provocar daño en el proceso biológico del embrión, además de realizar tamizajes maternos para la detección de diabetes materna o infecciones como la sífilis.

Asimismo se desarrollan estrategias de salud pública que permiten detectar en forma temprana la presencia de estos padecimientos y así limitar complicaciones mediante estudios no invasivos, como el ultrasonograma durante el control prenatal de mujeres embarazadas; la aplicación del tamiz neonatal metabólico, auditivo y cardiológico; vigilancia del crecimiento y desarrollo pediátricos y asesoramiento genético.

En la parte de diagnóstico la valoración está a cargo de especialistas en dismorfología, como los genetistas clínicos, prenatales y en medicina materno-fetal, quienes definirán la causa que provocó el defecto congénito y clasificar si se trata de una malformación por causa genética, por algún factor mecánico externo o por daño a una estructura corporal, ello para indicar el tratamiento más adecuado.

Adicionalmente, en el IMSS se incentiva la investigación de condiciones neonatales y anomalías congénitas, así como de la discapacidad con un enfoque traslacional, a fin de identificar sus causas y acciones más efectivas de prevención y tratamiento.

Durante 2023 el Seguro Social otorgó alrededor de 30 mil consultas en los Servicios de Genética a pacientes con algún defecto congénito a lo largo del país, incluyendo pesquisas e historias (personal y familiar) de malformaciones congénitas, deformidades y anomalías cromosómicas.

A nivel internacional, la OMS estima que de forma anual fallecen 240 mil recién nacidos en los primeros 28 días de vida por defectos congénitos; estos trastornos también provocan la muerte de 170 mil niñas y niños entre un mes y cinco años de edad.

Salud mental materna

El embarazo y la maternidad son procesos críticos que generan cambios emocionales en la vida de las mujeres. Resultados de estudios realizados entre las usuarias del Instituto Nacional de Perinatología (INPer) refieren que una de cada dos mujeres en etapa gestacional presenta cierto grado de malestar sicológico.

La doctora Laura Elena Jiménez Aquino, especialista de la Coordinación de Psicología y Psiquiatría del INPer, explica que en el tamizaje realizado a las pacientes se ha encontrado que los principales trastornos mentales durante la gestación son depresión y ansiedad.

Comenta que es necesario sensibilizar y visibilizar los trastornos mentales asociados a esta etapa en la vida de las mujeres. Las pacientes de dicho instituto que presentan algún trastorno de salud mental, ya sea leve, moderado o grave, reciben tratamiento médico y sicológico en el que se integra la participación de las redes de apoyo.

“Se sabe que el embarazo y la maternidad son procesos muy exigentes emocionalmente, y si la futura mamá no tiene los recursos sicológicos para enfrentarlos, puede presentar crisis emocionales de tristeza o ansiedad”.

Por ello, señala que en la actualidad persiste el estigma sobre las enfermedades mentales; esto contribuye a que quienes las padecen no acudan a recibir atención médica oportuna, por temor, falta de información o falsas ideas.

Otro aspecto importante es la depresión posparto, que en la actualidad es la patología mental más visibilizada después del nacimiento del bebé; no obstante, la población en general tiene poco conocimiento de que este padecimiento es secundario a la depresión no atendida durante el embarazo.

De ahí que sea recomendable la evaluación sicológica durante el embarazo, para que cualquier alteración emocional se atienda de forma oportuna a través de sicoterapia o, en caso necesario, con la prescripción de fármacos por especialistas en el manejo de tratamientos perinatales, para garantizar la salud física y mental tanto de la madre como del feto.

Durante esta etapa la persona embarazada debe estar atenta a cualquier malestar físico o emocional y comunicarlo al personal médico, para que en caso necesario sea referida con el especialista, quien después de la evaluación clínica determinará el tipo de tratamiento.

Cuando la madre sufre algún tipo de trastorno mental está menos dispuesta a contribuir a los cuidados maternos, lo que ocasiona afectaciones al bebé en su desarrollo físico, mental, cognitivo y emocional.

En este contexto, Jiménez hace hincapié en señalar la importancia de la estabilidad emocional durante el embarazo, ya que de ello depende la crianza exitosa, es decir, que la niña o niño esté bien cuidado física y emocionalmente, lo cual a su vez contribuye a que las personas tengan la capacidad de enfrentar los desafíos a lo largo de su vida.