Microtia e hipoacusia: condiciones auditivas que requieren atención temprana

La microtia suele presentarse junto con atresia aural, una malformación que afecta tanto el conducto auditivo como el oído medio

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Cortesía MED-EL
Bienestar
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CDMX. 7 de noviembre de 2025. Escuchar el mundo es mucho más que percibir sonidos: es descubrir, aprender y comunicarse. Cada año, cientos de niños en México nacen con microtia —una malformación congénita del oído externo— y desde los primeros días de vida enfrentan retos para conectarse con los sonidos que los rodean.
 
En el marco del Día Mundial de la Microtia, se recuerda la importancia de un diagnóstico temprano y del acompañamiento adecuado, que pueden abrirles la puerta a nuevas experiencias, favorecer su desarrollo y mejorar su calidad de vida, permitiendo que cada niño escuche y participe plenamente del mundo que lo rodea.
 
Microtia: más que un tema estético
La microtia, cuyo nombre proviene del griego y significa "oreja pequeña", es una condición congénita que afecta el desarrollo del oído externo y, con frecuencia, se asocia a pérdida auditiva conductiva. Esta ocurre cuando el canal auditivo no se forma por completo, lo que limita la transmisión del sonido hacia el oído interno.
 
Esta característica puede presentarse en distintos grados, desde cambios leves en la forma del oído hasta un desarrollo incompleto del pabellón auricular, y suele acompañarse de dificultades auditivas, especialmente cuando existe atresia (ausencia del canal auditivo).
 
Se clasifica en cuatro grados:
 

  • Grado 1: la oreja conserva la mayor parte de su forma, aunque presenta algunas alteraciones leves.
  • Grado 2: ciertas partes de la estructura del oído están poco desarrolladas o ausentes.
  • Grado 3: el grado más frecuente; generalmente solo se observa una pequeña porción del lóbulo con forma de cacahuete.
  • Grado 4: el pabellón auricular no se desarrolla, resultando en ausencia total del oído externo.

 
“En los pacientes con microtia, los audífonos convencionales no siempre son efectivos, porque la forma del oído externo dificulta su colocación y el paso del sonido. Por ello, la tecnología de conducción ósea se presenta como una alternativa innovadora: transmite el sonido a través del hueso directamente al oído interno, permitiendo experimentar el mundo sonoro sin necesidad de intervenciones quirúrgicas tempranas. Contar con acceso al sonido desde los primeros años de vida es fundamental para que puedan desarrollar lenguaje y comunicación eficiente. Actualmente existen soluciones auditivas que se adaptan desde la infancia y acompañan a los niños en cada etapa de su crecimiento”, señala el Dr. Juan Pablo Alejandro Valadez Murillo, mentor en MED-EL y médico audiología y otoneurología.
 
La tecnología como aliada del bienestar auditivo
Gracias a los avances tecnológicos, hoy existen soluciones como los implantes de conducción ósea, que ofrecen una forma más natural y discreta de escuchar. Estos dispositivos se colocan completamente bajo la piel, lo que resulta especialmente valioso cuando el oído externo está ausente o tiene un desarrollo parcial, permitiendo que cada niño se adapte de manera óptima.

Más allá de mejorar la audición, estos implantes brindan comodidad y confianza, al ser invisibles y resistentes, y permiten a los pequeños llevar una vida activa y plena. De esta manera, la tecnología no solo favorece su desarrollo auditivo, sino que también fortalece su bienestar emocional y social, abriendo la puerta a nuevas experiencias y conexiones con el mundo que los rodea.
 
Según la Secretaría de Salud, en México alrededor de 2.3 millones de personas presentan algún tipo de discapacidad auditiva, y entre 2,000 y 4,000 nacen con sordera congénita. Por ello, el diagnóstico y la intervención temprana resultan esenciales para los niños con microtia y pérdida auditiva asociada. Acudir a un audiólogo pediátrico o a un otorrinolaringólogo permite identificar las opciones de tratamiento más adecuadas y favorecer el desarrollo del niño a lo largo de su crecimiento.
 
De la inseguridad a la inspiración
El Dr. Juan Pablo Alejandro Valadez Murillo, mentor en MED-EL, conoce de primera mano la realidad de la microtia, pues nació con esta condición en ambos oídos. Durante su niñez, enfrentó retos de comunicación y autoestima, hasta que descubrió la conducción ósea.
 
“Soy una persona con hipoacusia y microtia bilateral; mi pérdida auditiva fue congénita y recibí una cirugía reconstructiva del oído externo. Durante mi infancia, enfrenté muchas inseguridades debido a esta situación. Sin embargo, a los 12 años comencé a usar una diadema ósea, lo que transformó radicalmente mi vida, sumergiéndome en un universo sonoro”, comparte.
 
Con el apoyo de la tecnología y la orientación adecuada, es posible potenciar la capacidad auditiva de los niños, fortalecer su confianza, favorecer su desarrollo social y académico, y abrirles nuevas oportunidades para un futuro lleno de posibilidades.

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