Mientras el cambio climático y la pérdida de biodiversidad avanzan, también lo hacen iniciativas que buscan revertir los daños desde el terreno. En México, un grupo de especialistas trabaja con comunidades rurales, gobiernos y empresas para restaurar ecosistemas degradados, infiltrar agua en zonas estratégicas y proteger especies en riesgo. Lejos del activismo simbólico, su labor tiene un impacto medible, concreto y creciente.
Detrás de estos esfuerzos está Nación Verde, se trata de una asociación que se dedica a la restauración y a la conservación con sede en Tijuana. Desde hace más de una década, su equipo impulsa acciones de conservación a gran escala en diversos estados del país.
Restaurar el suelo, sembrar agua
Uno de sus proyectos más importantes se encuentra en la zona núcleo de la mariposa monarca, donde logran infiltrar más de 1,200 millones de litros de agua al año al sistema Cutzamala. Otro se localiza en el llamado Bosque de Agua, donde protegen al teporingo, un conejo endémico y en peligro de extinción. “Trabajamos con brigadas comunitarias, hacemos reforestación, manejo de incendios, brechas, cercado... todo con especies nativas”, explica Octavio López, director y líder de la organización.
En Sonora, donde la sequía es extrema, enfrentan retos mayores. “El suelo está compactado por el ganado y la precipitación es mínima, pero hemos sido creativos. Damos riegos de auxilio, descompactamos y plantamos especies como mezquite, que se adapta al clima árido y genera beneficios económicos para las comunidades”.
A nivel nacional, México pierde cerca de 150 mil hectáreas al año —el equivalente a toda la Ciudad de México— debido al cambio de uso de suelo. López insiste en que revertir esa tendencia es posible: “Países como China están aumentando su cobertura forestal cada año. Nosotros también podríamos hacerlo con menos del 0.5% del PIB”.
Alianzas, conciencia y acción
Una de las claves del trabajo de Nación Verde es la infiltración de agua como estrategia de conservación. En alianza con empresas como Procter & Gamble, han creado programas que buscan compensar el agua que los usuarios consumen indirectamente, como al lavar la ropa. “No es beneficencia, es una alianza estratégica. El bosque es una fábrica de agua, y sin él, simplemente no hay abastecimiento”, dice.
Explica que restaurar suelos degradados con vegetación adecuada permite que el agua se quede y no se evapore o escurra. “Un suelo sano infiltra, uno dañado se erosiona. Y formar un centímetro de suelo puede tardar más de 100 años. Lo que hacemos es cambiar esa condición”.
La mariposa monarca, símbolo de migración y biodiversidad, también enfrenta un panorama difícil. En su zona de hibernación se registraban 25 hectáreas ocupadas cuando fue descubierta; hoy apenas llega a una. “Si no actuamos, podría desaparecer en 2040. Pero aún estamos a tiempo”, advierte.
Actualmente, Nación Verde cuenta con 70 personas en su equipo permanente, y hasta 800 en temporada de reforestación. López, quien comenzó en la agricultura convencional y luego se dedicó a la orgánica, decidió cambiar de rumbo al ver el daño ambiental. “Hace 15 años decidí dedicar mi vida a la conservación”, dice.
Para sumarse a sus esfuerzos, las personas o empresas pueden acercarse a través de nacionverde.org. Organizan plantaciones comunitarias, reforestaciones corporativas e incluso eventos gratuitos en varias partes del país.
“Planta algo, lo que sea: un chile, un arbusto, un árbol”, finaliza Octavio al cierre de la charla. “Usa siempre plantas nativas y consulta con profesionales. Todos podemos formar parte del cambio”.