PROYECTO JAGUAR: ESTUDIO GENÉTICO PARA ASEGURAR LA REPRODUCCIÓN

“La metodología permitirá identificar su diversidad genética”.

Proyecto Jaguar
Bienestar
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Se trata de la tercera fase de un programa pionero en México que se enfoca en garantizar la diversidad biológica de los felinos en cautiverio.

En México, el jaguar (Panthera onca) ha sido durante siglos un emblema cultural, espiritual y ecológico, pero su presencia se ha ido reduciendo ante la pérdida de selvas, la fragmentación de corredores biológicos, el crecimiento de la frontera agropecuaria, la urbanización y conflictos con la ganadería.

Hoy se estima que existen alrededor de cuatro mil 200 ejemplares distribuidos en cinco regiones del país, cada una con presiones distintas: mientras en el sureste la presencia es mayor, en el norte los avistamientos son escasos y dependen de ecosistemas cada vez más frágiles.

Aunque algunos censos sugieren incrementos locales, la especie continúa catalogada como en peligro de extinción y vulnerable ante los efectos del cambio climático, la expansión humana y la disminución de sus presas.

En este escenario, los esfuerzos de conservación dentro del país se han vuelto indispensables para evitar su desaparición y preservar la integridad ecológica de los territorios donde aún resiste.

Refugio Jaguar, uno de los proyectos de conservación más completos del país, es desarrollado por Reino Animal, un centro de conservación ubicado en el Estado de México, con el apoyo de Ferrero de México. Desde su inauguración en 2021 el refugio rehabilita jaguares en situación de riesgo, ofreciéndoles espacios que recrean su hábitat natural y permiten monitorear su bienestar de manera integral. Ahora el programa avanza hacia una etapa decisiva: el análisis genético de los jaguares para garantizar la viabilidad de futuras generaciones.

Genética de última generación 

La tercera fase, anunciada en noviembre pasado, representa un hito científico en el país: por primera vez se aplicarán tecnologías de secuenciación masiva de nueva generación a esta especie, con el propósito de determinar qué ejemplares son aptos para procesos de reproducción y garantizar la mayor diversidad genética posible.

Victoria Araiza, investigadora de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), explica que cuando las poblaciones disminuyen la variabilidad genética se deteriora y los organismos se vuelven más susceptibles a enfermedades, malformaciones o problemas de adaptación.

“Por primera vez este proyecto no significa para mí un artículo publicado: significa conservar especies”, afirma, y destaca la relevancia de que esta tecnología se aplique en un país donde la investigación enfrenta un panorama de recursos limitados.

El análisis se basa en marcadores conocidos como SNPs, pequeñas variaciones dentro del ADN que permiten comparar a los jaguares entre sí, identificar parentescos y evaluar el nivel de endogamia.

Las muestras se tomarán en la clínica del refugio, para luego trasladarlas al IPN para la extracción de ADN y finalmente enviarlas a la empresa Macrogen, especializada en secuenciación de alta precisión. Los primeros resultados se esperan para abril de 2026.

En total se estudiarán 15 ejemplares: nueve que habitan en el refugio y cinco que se integran desde la Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna del Estado de México. Además, se trabajará con muestras de jaguares silvestres obtenidas mediante la colaboración con Profepa, centros de conservación y equipos de especialistas de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).

Reintroducción y convivencia

El director general del Centro de Conservación Reino Animal, Ithiel Berrum, explica a Vértigo que comprender el origen genético de los jaguares será esencial para seleccionar áreas adecuadas de reintroducción.

Aunque ya existen zonas sugeridas por la autoridad ambiental —como la región limítrofe entre Michoacán, Guerrero y el Edomex, donde fototrampeos confirman presencia del felino—, la decisión final deberá considerar la disponibilidad de presas, la conexión ecológica, la participación de comunidades locales y los lineamientos de la Conanp, que regula cualquier liberación oficial.

Una vez que se obtengan crías con la variabilidad genética deseada, estas serán trasladadas al Área de Crianza Salvaje, donde pasarán aproximadamente dos años sin contacto humano para desarrollar las habilidades necesarias para sobrevivir. Entre la compatibilidad genética, la gestación y el entrenamiento el proceso para liberar un ejemplar podría tomar hasta tres años, periodo en el que cada etapa se convierte en un compromiso ético y técnico con la especie.

La conservación del jaguar también exige atender el conflicto histórico con la ganadería. Berrum señala en un recorrido por el refugio que se han logrado avances en la sensibilización de productores mediante buenas prácticas, como el manejo del libre pastoreo, la protección nocturna del ganado y la integración de actividades ecoturísticas. Algunos ranchos, especialmente en el norte del país, han conseguido convivir con el jaguar al tiempo que aprovechan su presencia como un distintivo regional. Sin embargo, el reto es enorme: México tiene una diversidad de modelos ganaderos y muchos aún enfrentan pérdidas y presiones que obstaculizan la coexistencia. Consolidar estas prácticas en todo el territorio será clave para garantizar el éxito de cualquier reintroducción futura.

A largo plazo la sustentabilidad del programa dependerá de una economía sólida y de la colaboración continua entre academia, iniciativas privadas y centros de conservación.

Para Reino Animal este proyecto representa una evolución natural hacia una conservación activa que va más allá del resguardo: implica investigación, educación, trabajo comunitario y acciones directas en campo. Araiza puntualiza que los resultados de la secuenciación no solo guiarán la reproducción responsable del jaguar, sino que también serán un referente para estudios en otras especies amenazadas. “Esperamos que estos resultados nos permitan seleccionar a los mejores ejemplares para garantizar la supervivencia del jaguar”, señala.

Con esta tercera fase Refugio Jaguar se posiciona como un proyecto pionero en México y como una muestra de cómo la ciencia aplicada puede transformar el futuro de una especie.

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