ACTIVIDAD FÍSICA = SALUD FÍSICA Y MENTAL

La OMS exhorta a reducir 10% la inactividad física de aquí a 2025.

Lorena Ríos
Bienestar
Senior Woman Relaxing In Yoga Pose Outdoor

La falta de actividad física es un factor de riesgo considerable para las enfermedades no transmisibles (ENT), como los accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer, así como la obesidad. Con la pandemia de coronavirus son muchos los países donde la actividad física va en descenso: de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 23% de los adultos y 81% de los adolescentes en edad escolar no se mantienen hoy suficientemente activos.

Para los especialistas en políticas sanitarias conseguir que la gente se mueva es una estrategia importante para reducir la carga de ENT y la obesidad, según indica el plan de acción mundial de la OMS para la prevención y el control de las enfermedades crónicas, en el que se hace un llamado a reducir 10% la inactividad física de aquí a 2025, lo que también contribuirá a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

La OMS sugiere que las personas inactivas deben comenzar realizando pequeñas cantidades de actividad física como parte de su rutina diaria e incrementar gradualmente su duración, frecuencia e intensidad. Caminar, bailar, correr, nadar, utilizar la bicicleta, subir y bajar escaleras es lo que recomiendan las autoridades sanitarias.

Es bueno que la actividad les genere satisfacción y bienestar a las personas, pero lo más importante es iniciar.

Y es que, por otro lado, estudios internacionales reportan que aumentó el consumo de alimentos energéticos, altos en grasas y con mayor proporción de grasas saturadas, además de ricos en azúcares y carbohidratos refinados, situación que combinada con estilos de vida sedentarios deriva en problemas de sobrepeso y obesidad que ya afectan a millones de mexicanos.

El sedentarismo se incrementó por el uso excesivo del automóvil, mayor empleo de la tecnología en el trabajo, alto índice de uso de computadoras para fines laborales, educativos, de interacción social y ocio, lo que repercutió también en la aparición de enfermedades crónicas a edades más tempranas.

Beneficios

El ejercicio físico regular es beneficioso para el cuerpo y la mente. Puede reducir la hipertensión, ayudar a controlar el peso y disminuir el riesgo de enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares, diabetes y distintas formas de cáncer, enfermedades todas ellas que pueden aumentar la vulnerabilidad frente al Covid-19.

El ejercicio también fortalece los huesos y músculos y aumenta el equilibrio, la flexibilidad y la forma física. En las personas mayores las actividades que mejoran el equilibrio ayudan a prevenir caídas y traumatismos.

La actividad física regular puede ayudar a establecer rutinas cotidianas y ser un modo de mantenerse en contacto con la familia y los amigos. También es buena para nuestra salud mental ya que reduce el riesgo de depresión y deterioro cognitivo, retrasa la aparición de la demencia y mejora nuestro estado de ánimo general.

Recomendaciones

Para mejorar la salud y el bienestar la OMS recomienda los siguientes niveles de actividad física en función de la edad: todos los bebés deben realizar ejercicio varias veces al día. En el caso de los bebés que aún no sean capaces de desplazarse por sí solos esto implica permanecer tumbados boca abajo al menos 30 minutos (repartidos a lo largo del día y siempre mientras estén despiertos).

En el caso de los niños menores de cinco años el organismo recomienda que deben realizar actividades físicas de cualquier nivel de intensidad durante al menos 180 minutos al día. Los niños de tres a cuatro años deben dedicar al menos 60 minutos de ese tiempo a actividades de intensidad moderada o alta.

De los cinco a los 17 años deben practicar una actividad física de intensidad moderada o alta durante un mínimo de 60 minutos diarios. Al menos tres días por semana esto debe incluir actividades que fortalezcan los músculos y huesos. Hacer ejercicio durante más de 60 minutos diarios aporta beneficios adicionales para la salud.

Todos los adultos deben realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física de intensidad moderada o al menos 75 minutos semanales de ejercicio de alta intensidad.

Para obtener beneficios adicionales para la salud los adultos deben incrementar el tiempo de ejercicio hasta 300 minutos semanales de actividad física moderada o su equivalente.

Con el objetivo de mejorar y mantener la salud del aparato locomotor se deben realizar dos o más días por semana actividades que fortalezcan los principales grupos musculares. Además las personas mayores con problemas de movilidad deben realizar ejercicios para mejorar el equilibrio y prevenir las caídas tres o más días a la semana.

Juegos infantiles

La Academia Americana de Pediatría destacó en un estudio que el juego y la actividad física ayuda a los menores a desarrollar sus estructuras cerebrales, aprender y practicar estrategias cognitivas y sociales, así como un método con el que gestionan y procesan el estrés.

El juego tiene un papel mucho más importante de lo que se piensa ya que en la infancia es una actividad con motivación intrínseca que favorece a los niños. Es algo voluntario, divertido y a menudo espontáneo. Implica muchas veces crear una realidad imaginaria en la que hay que creer mientras dura el juego.

Los juegos en que los niños corren para atraparse, esconderse y recolectar objetos pequeños les ayudan a desarrollar habilidades motoras básicas, además de promover una vida más activa. También promueven el desarrollo de habilidades cooperativas y sociales que serán críticas más adelante.

Cuando el juego incluye algún tipo de contacto y de forcejeo ayuda a aprender a correr riesgos de forma controlada, algo que será necesario en la vida adulta.

También desarrollan habilidades de comunicación, negociación e inteligencia emocional que se encuentran en las bases de los juegos, así como empatía en el cuidado de no provocar daño a sus compañeros de juego.

El informe de la Academia Americana de Pediatría sugiere que se debe dejar jugar a los niños y no sobrecargarlos de actividades extraescolares orientadas al rendimiento, con más deberes y mayor preocupación por los exámenes y las notas. Los efectos estresantes de este enfoque a menudo resultan en la generación de cuadros de ansiedad, depresión y falta de creatividad, concluye.