Especialistas advierten que aumentarán problemas de salud mental

Los retos no terminarán con semáforo en verde o cuando aparezca una vacuna

Sad and upset man waking up in the morning
Tommaso Altamura
Redacción
Bienestar
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Los problemas de salud mental derivados de la pandemia, tanto para aquellos que han sufrido algún daño cerebral a consecuencia del virus, como para quienes presentarán secuelas neurológicas que aún desconocemos, así como los trastornos que presentan las personas sometidas a un confinamiento prolongado, constituyen una cuarta ola por venir de la pandemia que vivimos, señaló María Elena Medina-Mora, miembro del Colegio Nacional, durante su participación en el seminario El derecho y la salud mental,.
De igual forma, Jesús Ramírez Bermúdez, médico neurocirujano y siquiatra adscrito al Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez”, confirmó que tanto en México como en otros países se estudia el impacto en el sistema neurológico de personas infectadas por el virus SARS Cov-2.
Desde el más conocido y común de dichos impactos, como el síndrome de anosmia (pérdida del sentido del olfato), hasta casos más graves en los que se han presentado y documentado cuadros de psicosis, delirium, catatonía, y otras afectaciones cerebro-vasculares, como parte de la invasión viral al cuerpo por COVID-19.
Señaló que en la institución en la que labora se ha abierto un área COVID y que se han realizado resonancias magnéticas para estudiar el impacto del virus en el cerebro humano, pero reconoció que, además de las dificultades que presenta realizar este tipo de estudios a personas contagiadas, en su mayor parte el sistema de hospitales e instituciones psiquiátricas del país no cuentan con el equipo adecuado.
“Tenemos evidencia de que sí puede haber repercusiones del coronavirus en el sistema nervioso central, e influir en la aparición de cuadros psicóticos, delirium y otras neuropatías, para lo cual se han aplicado diversos fármacos antipsicóticos y anti convulsionantes”, señaló.
Lourdes Motta Murguía, especialista en derecho sanitario y presidenta del Bureau de Asuntos Público y Comunicación (PPAL) hizo un repaso de las diversas secuelas en la salud física y mental que podrían enfrentar las personas que se contagiaron de COVID-19 durante la pandemia y logren sobrevivir.
Éstas van desde daños severos al sistema pulmonar, cardiovascular, afectaciones a los riñones, hígado e intestino, daños neurológicos y al sistema nervioso central, entre muchas otros –cuyo alcance y gravedad aún desconocemos– lo que podría ser una reedición para la tercera década del siglo XXI del así llamado “síndrome post Polio”.
Por otra parte, señaló que está pendiente un debate en términos jurídicos sobre la decisión adoptada por el gobierno mexicano durante la pandemia, en el sentido de pedir a las víctimas del contagio y sus familias quedarse en casa y no acudir a un hospital mientras no se presentara un cuadro de mayor gravedad.
“La decisión de dejar en manos de los individuos una decisión de tal relevancia, podría representar un caso de omisión de las responsabilidades del Estado frente a los individuos, y esto provocó que se presentaran casos de personas que murieron a las pocas horas de llegar al hospital o aún en sus casas”, comentó.
Nicolás Iván Martínez López, investigador del Instituto Nacional de Psiquiatría “Dr. Ramón de la Fuente”, confirmó que en los seis meses que cumple la pandemia han aumentado a nivel global los casos de enfermedades mentales y la solicitud de consultas psiquiátricas, lo que podría representar una suerte de “segunda pandemia paralela a la del COVID-19”.
Casos de ansiedad, insomnio, confusión, irritabilidad, depresión y episodios maniacos, tuvieron un incremento en la tasa de suicidios, asociados a la situación que enfrentamos, aseguró.
Finalmente, José Ramón Cossío, integrante de El Colegio Nacional, hizo un repaso de los retos jurídicos que enfrentará el país una vez que volvamos a la así llamada “nueva normalidad”.
A los diversos efectos económicos, sanitarios, y sociales que provoca la pandemia debemos agregar un mundo de problemas jurídicos que enfrentaremos en breve –despidos, incumplimiento de contratos, juicios civiles y mercantiles, litigios con las aseguradoras, e incluso temas de orden penal, entre muchos otros– “y hay que tomar en cuenta, además, que en los últimos tres meses los tribunales del país se han mantenido cerrados, acumulándose una cantidad enorme de procesos judiciales por ahora detenidos”. Comentó.
Esto provocará la necesidad de un reacomodo del quehacer jurídico ordinario y una reformulación misma de las categorías jurídicas tradicionales. “Estos retos no terminarán cuando pasemos al semáforo verde, ni aun cuando se descubra la vacuna contra el COVID-19, hablamos de un largo plazo de por lo menos cinco o diez años”, aseguró el colegiado.

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