“La gente que no sabe bailar tiene una timidez corporal que se presenta después en su actitud frente a la vida”, sostiene el escritor, periodista y bailarín cubano, Carlos Olivares Baró, quien conoció de cerca a la “reina de la salsa”, Celia Cruz.
Olivares Baró, quien por más de 20 años dio clases de literatura en escuelas como Universidad Iberoamericana, Universidad Anáhuac y Universidad del Claustro de Sor Juana, reconoce que más allá de las letras, su verdadera pasión es la música.
“La música popular cubana es algo que está presente en cualquier cubano desde niño, yo diría que la música popular es algo que desde que estás en el vientre de tu madre, estás en contacto con ella”, explicó.
El experto en música recuerda que durante su infancia en Guantánamo todo era oír música, “yo escuchaba la radio a todo volumen en los años 60, en mi casa una estación puesta de música bailable y al lado, en la otra casa, también. Era prácticamente todo el oído lleno de música”.
“Pongo la música en la casa cuando estoy haciendo mis trajines de los domingos, lo que tengo que hacer como limpiar la casa, sacudir los muebles o acomodar los libros y siempre estoy bailando, bailando. Recuerdo que mi madre también hacía sus cosas cotidianas bailando con el radio a todo volumen”, dijo.
Asimismo, reconoce que también hay cubanos que no saben bailar, entre ellos: Fidel Castro.
“El hecho de que él no sepa bailar delata muchas cosas de su personalidad. El hecho de que no sepa bailar delata el tipo que es”, dice.
La Habana, ciudad llena de música
Según Olivares Baró, entre las canciones que convertían a su cuadra en un lugar lleno de algarabía destacan temas de Benny Moré, El Trío Matamoros, El Dúo los compadres, La Orquesta Aragón, entro otros.
Su gusto por la música lo convirtió en un coleccionista obsesivo. En su colección de discos hay más de 15 mil CDs, sin contar los viejos discos de acetato.
Considera que ser un experto en música es algo que no se aprende “académicamente”, porque es algo que se aprende en contacto con el pueblo.
“Cualquiera que vaya a La Habana sabe que es una ciudad llena de música, la gente está con la ventana y la puerta abierta escuchando música, bailando”.
Su amistad con Celia Cruz
Olivares Baró recuerda que desde joven escuchó la música de La Sonora Matancera y Celia Cruz, pero desde que ella decidió salir de Cuba, su música no sonó más.
“Después de la revolución nunca se puso a Celia en las radios. Celia era una especie de prohibición, pero que todo mundo quería escuchar. Yo tengo por ahí unos acetatos que conseguí en Cuba de manera clandestina de Celia con la Sonora”, dijo.
El experto en música recuerda que en alguno de los viajes que realizó a Nueva York tuvo el honor de conocer y hacer amistad con Celia Cruz.
“Fue una relación muy bonita, cada que ella venía a México me llamaba. Cuando se hace el video ‘La negra tiene tumbao’ ella pide que yo participe”, explicó.
A la gente que ella quería los llamaba cariñosamente “mijo”. “Ustedes son mis hijos, nos decía”.
A pesar de que Celia Cruz era una estrella mundial, “nunca se creyó o nunca tomó en serio la importancia que tiene para la música cubana”. Porque ella visitaba México prefería quedarse en casa de Tongolele, que hospedarse en hoteles lujosos.
“Yo mejor me quedo aquí, ese hotel es demasiado caro y no me gusta, estoy sola”, decía.
La música está en el cuerpo
Además de que siempre estuvo rodeado de música, Olivares Baró tuvo una excelente maestra de baile: su madre.
“Yo recuerdo que mi madre bailaba muy bien, era una bailadora fabulosa y yo mirándola a ella aprendí a bailar. Yo recuerdo a mi madre haciendo la comida y bailando y me daba vueltas”, relató.
Es tanta su pasión por la música que desde hace 20 años ofrece clases de baile.
“Las clases surgieron de una crisis económica terrible que tenía en los años 90 y dije hay que dar clases de baile. Al principio daba las clases en un salón que estaba en la colonia Roma, donde yo llegué a tener 200 alumnos todos los fines de semana y ahí salí de la crisis”, comentó.
Tras varios años de compartir las ganancias con el dueño del salón, Olivares Baró tomó las decisión de llevar las clases de baile hasta su casa, donde cada fin de semana recibe la visita de gente que quiere aprender a mover el cuerpo al ritmo del son cubano.
Si no hay ritmo…
Como todo buen maestro, Olivares Baró sabe identificar a la gente que tiene la facilidad de aprender el baile; por otra parte, también es honesto cuando llegan personas sin ritmo.
“Si no hay ritmo es imposible. Yo hago lo siguiente cuando llega la gente que no conozco hago una prueba de ritmo y si no hay ritmo… no se puede hacer nada. “Yo he intentado, hay gente que tiene mucho interés pero si tú no tienes la posibilidad de agarra la cadencia esa en tu cuerpo… Eso no se enseña, eso es natural. Hay gente que escucha una pieza y se mueve y hay gente que no y ahí no se puede”, agregó.
Le pone ritmo a YouTube
Además de participar en el video del tema “La negra tiene tumbao”, Olivares Baró presume que otros artistas lo invitaron a participar en más clips musicales, entre ellos Willy Chirino y Albita.