COVID-19: RETOS DE LA INFRAESTRUCTURA DIGITAL

De cara al futuro nos encontramos con las promesas de las redes de quinta generación.

Arturo Moncada
Ciencia
Businesspeople Sitting In A Conference Room Looking At Computer Screen
Andrey Popov

A partir de la aplicación de las primeras medidas sanitarias para enfrentar el Covid-19, como la clausura de lugares de trabajo y la cuarentena domiciliaria, se dio un fuerte impulso al uso de redes de telecomunicaciones para resolver temas de home office, aprovisionamiento de bienes, conectividad social, acceso a información y entretenimiento, entre otros, y como consecuencia una erosión natural de los índices de calidad de los servicios de telecomunicaciones.

Entre los indicadores más claros figuran el incremento exponencial del tráfico de internet y el consecuente desafío para los operadores de preservar niveles de calidad adecuados para mantener activas las cadenas de aprovisionamiento y distribución, comunicación y trabajo en casa.

Para los especialistas es una clara muestra de la urgente necesidad de invertir en la creación y fortalecimiento de una infraestructura de Tecnología de la Información (TI) y telecomunicaciones eficientes aptas para un escenario altamente demandante y fundamental para emergencias como la que actualmente se registra ante la pandemia de coronavirus en el mundo.

Lección

En 2003 el virus conocido como SARS se expandió desde China, alcanzando a 26 países y causando cerca de 800 muertos. En los países afectados se procuró aislar a las personas que podrían estar relacionadas con la enfermedad, se establecieron modalidades de cuarentena y de distanciamiento social.

Si bien las medidas adoptadas fueron más acotadas y menos estrictas que las que muchos países siguen en la actualidad para enfrentar al Covid-19, igualmente se procuró que se interrumpieran las interacciones cara a cara entre personas y se acudió al teletrabajo.

Un análisis del impacto econométrico del SARS aquel año demostró que los países con una infraestructura de conectividad desarrollada pudieron mitigar en 75% las pérdidas económicas asociadas con la pandemia.

Y es que la conectividad, indica Mauricio K. Takashima, gerente comercial para México de Furukawa Electric LatAm, “es una pieza fundamental en la digitalización”. Si en el pasado fueron las infraestructuras viales las que impulsaron el desarrollo y el crecimiento de los países, “hoy es la conectividad la que posibilita que los datos fluyan y las personas se conecten en su vida cotidiana, colaboren y trabajen allá donde quiera que estén”, afirma.

Alcance

El Observatorio CAF del Ecosistema Digital indica que en la lucha contra el nuevo coronavirus las tecnologías digitales son fundamentales. Los países que no cuentan con infraestructura de banda ancha generalizada saldrán peor librados en la lucha contra la pandemia.

La banda ancha representa el soporte de la conectividad universal. Mejor velocidad en la banda ancha representa la posibilidad de obtener mayor provecho del tiempo dedicado a internet.

Actualmente entre los países desarrollados y las naciones en desarrollo prevalece una amplia brecha digital. Por ejemplo, de acuerdo con el informe digital 2020 de We Are Social Hootsuite en el norte de Europa se presenta la más alta penetración de internet con 95%. En cambio África Occidental tiene la más baja con 36%. En naciones desarrolladas la penetración de internet se ubica en 86% en promedio. Sin embargo en algunos países en África Occidental es inferior a 20 por ciento.

Como ejemplos en África al Sur del Sahara 60% de la población no tiene acceso a redes 4G y en Indonesia se sigue trabajando con redes 2G. En Estados Unidos, a pesar de su alta tecnología, las capacidades de conexión entre las zonas urbanas y el medio rural son muy distintas.

Cecilia Kang, experta en tecnología y reportera del diario The New York Times, señala que en ese país existen áreas rurales donde solo una familia cuenta con servicio de internet rápido. El problema, agrega, “es que si el censo del gobierno tiene una casa con este servicio registra que todos los demás también tienen acceso, incluso si no es verdad”.

Para esta especialista “la brecha digital durante la pandemia cambia las mentes de aquellos que no pensaban que esto fuera un problema real. Creo que las historias de estudiantes que se quedan atrás porque no pueden conectarse a clases virtuales serán desgarradoras e impulsarán a las compañías de internet y a los gobiernos a actuar”.

Complicaciones similares se registran en Europa pese a su alta penetración: en muchas zonas rurales la conectividad es baja.

En América Latina ya la migración masiva al home office satura la capacidad de enrutadores WiFi en los hogares, motivado por un aumento de trabajo en la nube —incremento de 80% del tráfico de subida— y las videoconferencias. En particular se identifica una disminución de velocidad de banda ancha fija en Chile de menos 3% y en Ecuador de menos 19.6%, combinando esto con un incremento de la latencia en la misma tecnología: Brasil registra 11.7%, Chile 19.0, Ecuador 11.8 y México 7.4%, según cifras de Ookla/Speedtest.

Si bien la actual infraestructura de telecomunicaciones cubre a lo largo y ancho el planeta, por medio de satélites, cables submarinos de fibra óptica y redes terrestres inalámbricas y por cable, la penetración global de internet de banda ancha aún es limitada. Se pretende conseguir que esta ascienda a 75% en 2025.

La Unión Internacional de Telecomunicaciones, así como la Comisión de Banda Ancha para el Desarrollo Sostenible de la UNESCO, señalan que la banda ancha debe ser considerada como infraestructura fundamental en las naciones, tan importante como las redes de agua potable o electricidad.

México

En nuestro país la conectividad se comporta de manera estable, aunque lenta, gracias al esfuerzo y acuerdos entre las empresas privadas del sector y el gobierno. El internet fijo desde el que se conectan en casa los mexicanos es 3% más lento en abril que en marzo de este año, de acuerdo con datos de Speedtest.

La empresa de medición de velocidades de internet comparó la conectividad de la primera semana de marzo frente a la cuarta semana de abril de 2020, por lo que la velocidad promedio de descarga es de 37.01 Megabits por segundo (Mbps). Esta cifra es ligeramente menor al promedio global, donde el internet fijo es 2% más lento en abril que en marzo de este año.

En el mismo periodo, y en comparación, en Brasil la velocidad en redes fijas cayó 1%, en Argentina 10%, en Colombia 9, en Perú 39 y sobresale Chile donde la velocidad creció 16%. Por el contrario, en redes móviles la velocidad se incrementó 18%, siendo de 30.95 Mbps de bajada, mientras que a nivel global la velocidad cayó 3 por ciento.

Con el confinamiento se ha generado un mayor uso de redes fijas ya que las personas están en casa utilizando internet y han dejado de utilizar redes móviles desde las que se conectaban cuando estaban fuera de su hogar.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2018, en México 52% de las familias —18.3 millones de hogares— disponen de internet mediante una conexión fija o móvil. En tanto la proporción estimada de hogares con una computadora registró ese mismo año 44.9 por ciento.

La conectividad y dispositivos de acceso a internet se convierten en bienes críticos para las familias durante el periodo de cuarentena. Además son una herramienta digital necesaria para las clases virtuales que se iniciaron el 20 de abril pasado.

Pero el Covid-19 nos está revelando un mundo lleno de desigualdades que no pueden permanecer. Para muchos estudiantes las brechas de conectividad y acceso a herramientas digitales son una barrera. Por ellos, sin duda, la alfabetización digital y la conectividad de las personas son grandes pendientes sociales en el país.

Para Mauricio K. Takashima en la situación actual la inversión y el trabajo de las empresas del sector, los ISP (pequeños operadores de internet), los integradores, las operadoras y los fabricantes locales que apuestan e invierten para proveer soluciones innovadoras que ayudan tanto al mercado corporativo como al gobierno, deben mantenerse.

“El factor común y verdadero catalizador de la situación es aprovechar el crecimiento del flujo de información ya que como nunca antes existe hoy un inmenso volumen de datos disponible para ser transmitido en tiempo real y analizado para convertirse en información útil para tomar mejores y más rápidas decisiones”, puntualiza.

De cara al futuro, agrega, nos encontramos con las promesas de las redes de quinta generación o 5G, que multiplicarán por diez la capacidad de las actuales redes 4G permitiendo materializar aún más el Internet de las Cosas (IoT) y desplegar la Inteligencia Artificial (IA) en segmentos críticos como la salud o los servicios de emergencia.

RECUADRO

Acelera el Covid-19 llegada de redes 5G

Las redes 5G han soportado el incremento en el tráfico ante la cuarentena por el coronavirus sin afectar la calidad de servicio.

La IA con 5G asegura una administración más efectiva e inteligente de la red en tiempo real, organizando el uso de varias bandas de espectro en redes 5G, ciberseguridad y monitoreo de problemas en la infraestructura de red.

Con 5G la latencia —tiempo de respuesta de la red— podrá reducirse, favoreciendo a los desarrolladores de vehículos autónomos y, en general, a toda la industria de Internet de las Cosas ya que permitirá tener un mayor número de dispositivos conectados entre sí, compartiendo información en tiempo real.

5G permite navegar hasta a 10 GBps (Gigabytes por segundo), superando por mucho a la fibra óptica.

La IA ya está presente en algunas aplicaciones de uso masivo, como asistentes de voz o reconocimiento biométrico.

Con 5G se pretende incorporarla a vehículos y ciudades inteligentes apoyando en tareas como reconocimiento de lenguaje y facial, seguridad, procesamiento de sensores, comprensión de escenarios y reconocimiento de objetos.

Fuente: Computerworld