En la actualidad la importancia de internet es indudable para cualquier área de la vida, puesto que la red brinda oportunidades sin precedentes para que las personas se conecten y se expresen, además de que transforma la economía global brindando oportunidades financieras a miles de millones de seres humanos.
La idea que acompaña el desarrollo de internet provino de su diseño: es una “red de redes” abierta, un único sistema de comunicaciones interconectadas para toda la humanidad.
El funcionamiento estable y seguro de los sistemas de identificadores únicos de internet se ha regido desde el principio por un enfoque de múltiples partes interesadas para evitar la fragmentación de la red, que sigue siendo una parte esencial de nuestra visión.
Para las empresas, los emprendedores y el ecosistema de innovación en su conjunto la interconexión promete un mejor acceso a los clientes y una competencia más justa; para artistas y creadores ofrece nuevos públicos; para todos, abre el acceso ilimitado al conocimiento.
La creación de internet originó además una oleada de innovación, comunicación vibrante, mayores flujos de datos transfronterizos y crecimiento de mercados, así como la invención de nuevos productos y servicios digitales que ahora impregnan todos los aspectos de nuestra vida diaria.
Sin embargo, internet también ha creado serios desafíos políticos: a nivel mundial se registra una tendencia de aumento del autoritarismo digital, en la que algunos Estados actúan para reprimir la libertad de expresión, censurar sitios de noticias independientes, interferir en elecciones, promover la desinformación y negar a sus ciudadanos otros derechos humanos.
Al mismo tiempo, millones de personas aún enfrentan barreras de acceso y los riesgos y amenazas de ciberseguridad socavan la confianza y confiabilidad de las redes.
El comportamiento malicioso patrocinado o tolerado por algunos Estados va en alza, incluida la propagación de desinformación y delitos cibernéticos como el ransomware, que afecta la seguridad y la resiliencia de la infraestructura crítica mientras pone en riesgo activos públicos y privados vitales.
A estas amenazas se suma que diversos países toman otras medidas técnicas —como cierres de internet— para restringir el acceso al periodismo, la información y los servicios de manera contraria a los compromisos y obligaciones internacionales de derechos humanos.
Las acciones concertadas o independientes de algunos gobiernos y actores privados buscan abusar de la apertura de la gobernanza de internet y los procesos relacionados para promover una visión cerrada.
Además, la economía de internet, una vez descentralizada, se ha vuelto altamente concentrada y muchas personas tienen preocupaciones legítimas sobre su privacidad y la cantidad y seguridad de los datos personales recopilados y almacenados en línea. Y es que las plataformas en línea han permitido un aumento en la difusión de contenido ilegal o dañino que puede amenazar la seguridad de las personas y contribuir a la radicalización y la violencia. La desinformación y la actividad maligna se utilizan para sembrar división y conflicto entre individuos o grupos de la sociedad, socavando el respeto y la protección de los derechos humanos y las instituciones democráticas.
Declaración
Ante esta situación, el 28 de abril 60 países firmaron la Declaración para el futuro de Internet, un documento que establece las prioridades para una red “abierta, libre, global, interoperable, confiable y segura”.
El acuerdo, que lideró Estados Unidos y apoyó la Unión Europea (UE), se erigió como una plataforma de consenso político con base en intenciones y buenas voluntades, vinculadas a prácticas recomendadas en internet y de su naturaleza de “libre, abierta y unificada”.
El documento señala de forma negativa la existencia de barreras en el acceso y las amenazas de ciberseguridad que “socavan la confianza y confiabilidad de las redes”, entre otras tantas definiciones.
Este grupo de países “apoya un futuro para internet que sea abierto, libre, mundial, interoperable, fiable y seguro”. Asimismo, los firmantes del documento buscan comprometerse con la protección y el respeto de los derechos humanos en línea y el mundo digital.
Los 60 países que se involucraron en esta propuesta incluyen además de EU y la UE a naciones de Asia, Oceanía y América. En el mundo hispano solo firmaron Costa Rica, Argentina, Colombia, República Dominicana, Perú, Uruguay y España. En tanto, México, Chile y Brasil, por mencionar solo tres casos latinoamericanos, no firmaron la declaración y hasta el momento no trascendieron comunicados oficiales acerca de los motivos.
No obstante, la Comisión de la UE apunta que se espera que más países puedan sumarse a la firma de la declaratoria.
También perfilan que la declaración “se ajusta a los derechos y principios muy arraigados en la UE y se basa en la Declaración sobre los derechos y principios digitales”, una legislación que encomienda a las grandes corporaciones tecnológicas la carga de proteger a los consumidores de la región.
Las empresas más grandes son las que mayor responsabilidad tienen, lo que incluye compartir datos con las autoridades, realizar auditorías externas y la opción de que los usuarios puedan optar por no recibir ciertas recomendaciones con base en la elaboración de perfiles.
Señala también el documento que internet debe ser un lugar en el que las redes se empleen de la manera más fiable para evitar la discriminación injusta entre personas y que facilite la “disputabilidad de las plataformas en línea y una competencia leal entre las empresas”.
El planteamiento de la declaración busca reflexionar sobre los gobiernos autoritarios que han limitado el acceso a internet abierto, así como a las plataformas en línea y las herramientas digitales que “se utilizan cada vez más para reprimir la libertad de expresión y negar otros derechos humanos y libertades fundamentales”.
Denuncia el documento el uso de “herramientas o técnicas algorítmicas” para la vigilancia y la opresión, incluidas las tarjetas de puntuación de crédito social, un concepto contra el que la UE sopesa legislar después de que se hizo omnipresente en China.
Principios
Los signatarios de la Declaración para el futuro de Internet también acordaron defender los principios de neutralidad de la red y “abstenerse de bloquear o degradar el acceso a contenido, servicios y aplicaciones legales” en la red, aunque no se analizan las leyes que podrían impedir que los proveedores privados de servicios de internet lo hagan.
Asimismo, los Estados firmantes anunciaron su intención de resguardar otros principios clave con respecto de internet y las tecnologías digitales: proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales; abogar por un internet global; contar con acceso inclusivo y asequible a internet; empoderar la confianza en el ecosistema digital; respetar el derecho interno e internacional, y garantizar la gobernanza de internet de las múltiples partes interesadas.
Para ello se promoverán estos principios dentro de foros multilaterales y por parte de las múltiples partes interesadas existentes; se traducirán estos principios en políticas y acciones concretas; y se trabajará de manera conjunta para impulsar esta visión a nivel mundial, respetando la autonomía regulatoria de cada uno de los miembros dentro de sus jurisdicciones y de acuerdo a sus respectivas leyes nacionales y obligaciones legales internacionales.
Estos principios no son jurídicamente vinculantes, pero se utilizarán como referencia para los responsables de las políticas públicas, así como para los ciudadanos, las empresas y organizaciones de la sociedad civil.
Compromisos
Proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas.
Promover un internet global que impulse el libre flujo de información.
Fomentar la conectividad inclusiva y asequible para que todas las personas puedan beneficiarse de la economía digital.
Promover la confianza en el ecosistema digital global, incluso a través de la protección de la privacidad.
Y proteger y fortalecer el enfoque de gobernanza de múltiples partes interesadas que mantiene el funcionamiento de internet en beneficio de todos.
Fuente: Declaración para el futuro de Internet
Indicadores generales sobre libertad en internet
Obstáculos al acceso Se refiere a las barreras económicas, legales o de infraestructura para navegar en internet, además de considerar la independencia de los órganos reguladores de las telecomunicaciones respecto del gobierno en turno.
Límites de contenido Analiza las normativas vigentes en cuanto a contenidos, filtros técnicos o bloqueos a sitios, diversidad noticiosa en la web, además de la utilización de herramientas digitales para movilizaciones ciudadanas.
Violaciones a derechos de los usuarios En este punto se consideran las violaciones a la privacidad y el espionaje, en adición a las repercusiones por la libertad de expresión digital, tales como ataques cibernéticos, acoso o arresto.
Fuente: Freedom House
Libertad democrática en la red
China, con un puntaje de 88, se mantuvo en el primer lugar como el país donde menos libertad digital existe. Otras naciones que mantuvieron puntajes similares en oposición a la libertad de internet fueron Irán, con 85; Etiopía, 83; Siria, 83; y Cuba, con 79 puntos.
En cambio, los países con mayor libertad digital del mundo fueron Estonia e Islandia con seis puntos; Canadá, 15; Alemania, 19; y Australia, con 21.
México obtuvo 40 puntos, lo que vuelve al internet parcialmente libre en el país. Los motivos para el puntaje fueron principalmente la violencia ejercida contra periodistas y las nulas acciones para evitar el acoso y la violencia cibernética; además, las noticias falseadas inundaron las redes sociales durante el pasado proceso electoral, poniendo fuertes obstáculos para la libertad de expresión y el derecho de acceso a la información.
Fuente: Freedom House