PROYECTO ARTEMISA: MÉXICO EN PRIMERA FILA

“El espacio es punta de lanza para la innovación”.

Arturo Moncada
Ciencia
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La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) de Estados Unidos desarrolla el proyecto Artemisa, cuyo objetivo es el retorno del ser humano a la Luna más de medio siglo después de que las misiones Apolo completaron la primera serie de exploraciones tripulada al satélite natural de la Tierra.

Este nuevo proyecto compromete a la NASA y a un conjunto de países asociados en la tarea de establecer un programa de exploración lunar extendida a partir de 2024 y hasta 2030, además de lograr que por primera vez una mujer pise la superficie lunar.

Llamado así en referencia a la hermana gemela de Apolo, el proyecto Artemisa se pospuso desde 2017 y ahora se retoma con fuerza.

El anuncio de la reanudación obedece a dos elementos. El primero, la idea de mantener el dominio de Estados Unidos en el espacio, en particular en el campo de los vuelos espaciales tripulados; y, el segundo, la aplicación práctica de los avances tecnológicos logrados en las últimas décadas para la realización de misiones extendidas a la Luna, los cuales presentan como objetivo ya no solamente la exploración con intereses científicos, sino la explotación de los recursos naturales existentes en suelo lunar mediante el desarrollo de infraestructura permanente con bases, vehículos de exploración, sistemas de actividad extravehicular y, en especial, instrumentos de prospección para localizar y extraer agua del cráter Shackleton en el polo sur del satélite natural terrestre.

Asimismo, el proyecto Artemisa no es únicamente volver a la Luna, sino permanecer en ella largo tiempo y realizar misiones tripuladas más complejas y de mayor duración para iniciar a partir de 2030 el viaje al próximo gran objetivo de la NASA: la exploración tripulada hacia el planeta Marte.

Misión

El inicio de este nuevo programa de la NASA, planeado en tres etapas para los próximos años, se programó originalmente para noviembre de 2021, cuando se lanzaría un vuelo sin tripulación para probar el sistema de lanzamiento espacial y la nave Orión. Sin embargo, se suspendió ante retrasos causados por la pandemia de Covid-19.

Ahora la NASA prevé el lanzamiento inaugural de su megacohete para principios del próximo año, específicamente el 12 de febrero, si sus pruebas finales van bien.

Esta primera fase de exploración dentro del programa Artemisa dependerá de la utilización de un nuevo vehículo portador llamado Space Launch System o Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS), el cual transportará a la nave Orión, una cápsula cónica similar a la utilizada en el programa Apolo pero de mayor volumen y con más prestaciones.

Una vez en órbita terrestre —en una órbita de estacionamiento donde se realizarán los chequeos preliminares— la cápsula realizará una maniobra conocida como Translunar Injection (TLI) que la pondrá en una trayectoria de intersección con la Luna en un vuelo de aproximadamente tres días de duración. En este punto Orión se acoplará con una estación orbital lunar llamada Gateway.

El Gateway será un conjunto de módulos conformada por dos herramientas básicas. Una llamada Power and Propulsión Element (PPE), que provee propulsión y potencia eléctrica; y la segunda denominada Habitation and Logistics Outpost (HALO), donde vivirán y trabajarán los astronautas durante el ascenso y descenso en la Luna.

El HALO es básicamente un módulo habitable de tamaño similar a uno de los módulos de la Estación Espacial Internacional (EEI), pero con el beneficio de estar conectado al PPE, con cuyo sistema de propulsión podrá estar en una órbita lunar de tipo polar casi rectilínea.

Para el descenso en la superficie de la Luna los astronautas utilizarán otro vehículo que estará acoplado en el Gateway y se llama Human Landing System (HLS), el cual les permitirá descender suavemente en la superficie lunar de un modo similar al utilizado durante el programa Apolo. Tanto el SLS, como la cápsula Orión son desarrollados por la NASA, mientras que el Gateway y el HLS se encuentran a cargo de empresas privadas.

Colaboración

El financiamiento y desarrollo tecnológico para lograr hacer realidad el Proyecto Artemisa es enorme. Hasta septiembre de este año se estimaba un presupuesto de 35 mil millones de dólares repartidos en un lapso de tres a cinco años.

Por ello se cuenta con el apoyo tanto financiero como tecnológico de diversos países y de empresas privadas, entre las que se encuentran SpaceX y Blue Origin, las cuales revolucionan los sistemas de transporte espacial con el desarrollo de vehículos reutilizables que reducen drásticamente los costos de la puesta en órbita de cargas útiles espaciales, lo cual da sustento a los planes de la NASA para un desarrollo continuado del espacio más allá de la órbita baja terrestre.

En este contexto es que México anunció el 9 de diciembre su adhesión, junto a otras 13 naciones que buscan de forma pacífica y coordinada cooperar en la exploración espacial en el Proyecto Artemisa.

México será parte de esta misión como socio estratégico que aportará capital humano y tecnología para lograr establecer una base lunar y adquirir el conocimiento para dar el siguiente paso: pisar Marte.

En la ceremonia oficial en la que se presentó la adhesión de México el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, destacó que nuestro país es el productor número 14 en piezas de aeronáutica del mundo y en los próximos años será el décimo.

Ebrard indicó que “aunque muchos no lo saben, el país cuenta con las habilidades y el conocimiento para aspirar a estar en el espacio. Tenemos confianza plena en las capacidades de México, que son inmensas, en sus potenciales, y las vamos a convertir en una realidad”.

Por su lado, Esteban Moctezuma, embajador de México en Estados Unidos y responsable de presentar la adhesión formal del país al programa de la NASA, indicó que “el espacio es punta de lanza para la innovación y significa para nosotros ciencia, tecnología, empleos, nuevas industrias y desarrollo de la fuerza de trabajo en tareas altamente especializadas”.

RECUADRO

Detalles de componentes del Proyecto Artemisa

Nave espacial Orión Cuenta con una capacidad para cuatro astronautas y está compuesta de un módulo de comando presurizado donde vivirán los tripulantes durante la travesía hacia y desde la Luna; y de forma similar al programa Apolo, un módulo de servicio donde se almacenan los combustibles y otros elementos consumibles necesarios durante el viaje.

Cohete lanzador (SLS) Básicamente es un derivado del sistema de lanzamiento del Transbordador Espacial. Este posee un tanque externo central en el que a diferencia del transbordador tiene cuatro motores RS25 impulsados por combustible líquido de hidrógeno y oxígeno. El SLS se convertiría en el cohete más poderoso y con más empuje de la NASA, además del más caro: un costo por lanzamiento cercano a los dos mil millones de dólares.

Plataforma Orbital Lunar Gateway Es una estación espacial que ya está en desarrollo. Sus primeros módulos, el PPE y el HALO, se lanzarán en mayo de 2024 mediante un Falcon Heavy de SpaceX con el propósito de desplegarla en la órbita lunar. Presenta una arquitectura abierta para que se le puedan incorporar otros módulos en el futuro. Podrá ajustar su propia órbita para realizar diferentes misiones en apoyo a diferentes descensos lunares.

Fuente: NASA