La nube de polvo del Sahara que arribó hace unos días a México no solo es la más grande registrada en los últimos 50 años sino que además fue una de las noticias más virales en redes sociales.
¿Cuál es realmente su peligrosidad y qué efectos tiene?
En entrevista Fabián Vázquez Romaña, gerente de Redes de Observación y Telemática en Servicio Meteorológico Nacional de la Conagua, explica que se trata de una masa de aire seco cargada de partículas de arena que se forma sobre el desierto del Sahara, en África, al final de la primavera, durante el verano y a principios del otoño.
“Es un fenómeno que se presenta anualmente, varias veces al año entre los meses de primavera y verano, en la región del Sahel o Sáhel, que es la parte más árida del desierto del Sahara, donde hay un déficit de lluvia que se junta con un gran sistema de mucho viento; entonces se convierte en una gran tormenta de viento que puede levantar una gran cantidad de polvo. Este generalmente viaja hacia Europa, pero en algunas ocasiones puede atravesar todo el Atlántico, como sucedió recientemente”, indica.
Apunta que a pesar de ser un fenómeno recurrente lo que llama la atención en esta ocasión es la densidad del polvo, es decir, la concentración de aerosoles. “Contiene alrededor de cuatro o cinco mil kilómetros de extensión: son masas de aire muy grandes. No solo están en las superficies: van hasta la parte superior de la atmósfera. Además la corriente de flujo de viento que hay en el sistema Atlántico es la que rige hacia dónde se moverá y en este caso la proyectó hacia el Caribe y el Golfo de México”.
Vázquez Romaña puntualiza que el polvo está compuesto por muchos silicatos, minerales, partículas de biomasa o de cualquier cosa orgánica que esté en un desierto, por lo que tiene muchos nutrientes.
Ruta
De acuerdo con la Conagua esta nube de polvo entró el 23 de junio a territorio nacional por la Península de Yucatán; dos días después alcanzó la máxima concentración de aerosoles sobre Campeche, Quintana Roo y Yucatán. Posteriormente se desplazó sobre aguas del Golfo de México, pasando las zonas costeras de Veracruz y Tamaulipas.
En la Península de Yucatán se presentaron efectos como reducción en la lluvia, incremento en las temperaturas, cielo brumoso y escasa nubosidad, así como atardeceres y amaneceres en tonos rojizos debido a la interacción de los rayos solares con las partículas de polvo.
Luis Antonio Ladino Moreno, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, coincide en que cada año los desiertos africanos, siendo el del Sahara el más grande, emiten a la atmósfera aproximadamente 800 millones de toneladas métricas de partículas finas de polvo y cada verano, entre los meses de julio y agosto, se dirigen hacia el Caribe, impactando la península mexicana.
“La diferencia en este 2020 es que la masa es muy grande y permanecerá aproximadamente varios días en la zona; posteriormente ascenderá a través del Golfo de México y podría llegar a Texas, Luisiana, Alabama y Florida, en Estados Unidos”, explica en entrevista.
Efectos
De acuerdo con Vázquez Romaña, debido a que “esta pluma es masiva, trae una gran cantidad de material particulado con ella, por lo que los niveles a los cuales puede estar expuesta la población son superiores a lo que está acostumbrada. De ahí que la recomendación sea proteger las vías respiratorias”.
Sin embargo apunta que en el caso de México, como la nube ya viajó miles de kilómetros, la masa de aire no es tan densa como para causar un problema serio de salud en la población en general.
“Cuando estas nubes de polvo se desplazan regularmente llegan al norte de Europa, donde sí pueden causar problemas de salud porque la calidad del aire disminuye. Ahí se pueden dar problemas serios en personas que tienen problemas respiratorios; por ejemplo, los que tienen asma. Pero en el caso de México, como ya recorrió muchos kilómetros, la masa de aire no es tan densa: ya viajó mucho y de alguna manera se va disipando”.
Ladino Moreno comenta a su vez que el riesgo o peligrosidad depende de cuánto polvo se respire. “El riesgo es que una fracción fina, menor a 2.5 micras de aerosol (PM2.5), que traiga esta nube, logre entrar a nuestros pulmones o alvéolos; y si ya tenemos alguna enfermedad en nuestro sistema respiratorio definitivamente con esto puede empeorar la situación clínica de la persona”. Por ello, agrega, es recomendable el uso de cubrebocas con filtro como medida preventiva.
De acuerdo con los especialistas este fenómeno natural también afecta a la navegación marina y aérea. “Sobre todo en los despegues y aterrizajes será visible una atmósfera grumosa; por lo tanto, algunas partículas de polvo se posicionarán sobre terrenos, edificios, casas o autos”, agrega por su lado Vázquez Romaña.
Positivo
Lo positivo es que este polvo contiene minerales que fertilizan el océano y la tierra. En este sentido los suelos de las entidades que atravesó podrían verse beneficiadas. Además al tratarse de un compuesto altamente árido y seco inhibe la formación de huracanes y nubes.
“Los efectos pueden ser más positivos que negativos ya que los minerales que trae esta nube de polvo son excelentes para el suelo. Cuando se tiene una agricultura muy intensiva todos estos minerales que trae el suelo se van perdiendo a través de esta actividad, pero si llegan estas plumas africanas que traen nutrientes minerales, lo que hacen es incrementar la fertilidad de los suelos. Desde ese punto de vista es bastante bueno, porque para la agricultura implica una fuente de nutrientes: es como una dosis de vitaminas y exactamente lo mismo pasa para el océano”, explica Ladino Moreno.
Añade que para el caso de los cuerpos de agua profundos, como el océano, estos nutrientes al caer sobre la superficie depositan, por ejemplo, hierro, “que es un metal muy importante para el afloramiento del fitoplancton de las algas; cuando llegan todos estos minerales a la superficie contribuyen a que pueda darse toda esta cadena trófica de la vida marina”.