Hay condiciones para la vida en la luna Encélado de Saturno

Segpun observaciones de la nave espacial Cassini

Imagen de Encélado, una luna de Saturno.
Foto: AP
Ciencia
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Cabo Cañaveral, Florida, 1 de octubre. Los científicos han descubierto nuevos tipos de compuestos orgánicos en los géiseres helados que brotan de la luna Encélado de Saturno, lo que refuerza la probabilidad de que este mundo oceánico pueda albergar condiciones adecuadas para la vida.

Sus hallazgos, reportados este día, se basan en observaciones realizadas por la nave espacial Cassini de la NASA en 2008 durante un sobrevuelo cercano y rápido de Encélado. La pequeña luna, una de las 274 que orbitan Saturno, ha sido considerada desde hace tiempo un destacado candidato en la búsqueda de vida más allá de la Tierra debido a su océano oculto y a las columnas de agua que emergen de grietas cerca de su polo sur.

Aunque Encélado podría ser habitable, nadie está diciendo que exista vida allí.

“Ser habitable y estar habitado son dos cosas muy diferentes. Creemos que Encélado es habitable, pero no sabemos si realmente hay vida allí", dijo Fabian Klenner de la Universidad de Washington, quien participó en el estudio.

Un equipo internacional decidió iniciar un nuevo análisis de pequeños granos de hielo encontrados cuando Cassini sobrevoló los géiseres de la luna. Los granos eran jóvenes en comparación con las partículas de géiser mucho más antiguas que fueron a parar a uno de los anillos más externos de Saturno.

Estos nuevos granos colisionaron con el analizador de polvo cósmico de Cassini a 64.800 kilómetros por hora (40.000 millas por hora), más rápido que los antiguos. El hecho de que la velocidad fuese mayor proporcionó una visión más clara de los compuestos químicos presentes, señalaron los científicos.

Ya se habían detectado moléculas orgánicas en los antiguos granos de géiser, pero su antigüedad generaba interrogantes sobre si la radiación espacial los había alterado a lo largo de los años.

Los científicos encontraron algunas de las mismas moléculas en los nuevos granos, confirmando que provenían del mar subterráneo de la luna, así como nuevos compuestos químicos. Los hallazgos fueron publicados en la revista Nature Astronomy.

Se sospecha que Encélado —un mundo acuático encapsulado en hielo de apenas 500 kilómetros (310 millas) de diámetro con un núcleo rocoso— tiene respiraderos hidrotérmicos en su fondo oceánico, posiblemente similares a los del Ártico. Los chorros de vapor de agua y partículas congeladas de la luna pueden extenderse miles de kilómetros en el espacio.

“Estamos seguros de que estas moléculas se originan en el océano subterráneo de Encélado, lo que aumenta su potencial de que sea habitable”, apuntó en un correo electrónico Nozair Khawaja de la Universidad Libre de Berlín, principal autor del estudio.

Los científicos están a favor de que haya nuevas misiones para explorar Encélado más a fondo. Lanzada en 1997, Cassini desapareció hace mucho: la nave espacial fue deliberadamente arrojada a Saturno en 2017 tras concluir su misión conjunta de la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Espacial Italiana.

“Tener una variedad de compuestos orgánicos en un mundo acuático extraterrestre es simplemente fenomenal”, señaló Klenner en un correo electrónico.

La Agencia Espacial Europea está en las primeras etapas de planificación de una misión para aterrizar en Encélado dentro de décadas. China también ha propuesto una misión que aterrice allí.

La NASA tiene una nave espacial en ruta hacia otro objetivo atractivo para buscar los ingredientes de la vida: la luna Europa de Júpiter. Se prevé que el Europa Clipper comience a orbitar Júpiter en 2030 con docenas de sobrevuelos de Europa. La ESA también tiene una nave espacial, Juice, que se dirige a Júpiter para explorar Europa y otras dos lunas heladas que podrían albergar océanos debajo de la superficie.

Los océanos subterráneos en lunas “son quizás los mejores candidatos para el surgimiento de vida extraterrestre en nuestro sistema solar. Este trabajo sólo confirma la necesidad de que haya más estudios”, dijo Nigel Mason, profesor de física de la Universidad de Kent, quien no estuvo involucrado en los últimos hallazgos.

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