Mientras China lidera la producción mundial de baterías que pueden alimentar hogares y empresas durante apagones, nuestro país aún enfrenta barreras regulatorias y tecnológicas que frenan su desarrollo local.
En los últimos años las baterías de respaldo se han convertido en un símbolo de independencia energética: en China los sistemas domésticos capaces de mantener encendida una casa completa durante cortes de luz ya son comunes y fabricantes como Pylontech, Build Your Dreams (BYD) o Contemporary Amperex Technology Limited (CATL) producen desde pequeñas unidades residenciales hasta complejos industriales de almacenamiento masivo.
Estas baterías, integradas con sistemas solares o cargadas desde la red eléctrica, garantizan suministro continuo e impulsan el concepto de “hogar autosuficiente”.
Sin embargo, en México el panorama es distinto: aunque el país avanza en la instalación de paneles solares y en la generación distribuida, la fabricación local de baterías todavía no despega. Los sistemas que se venden en el mercado mexicano son casi siempre importados, principalmente de China.
La pregunta es inevitable: ¿por qué México no produce sus propias baterías de respaldo?
Auge
China ha invertido durante más de dos décadas en toda la cadena de valor del litio, desde la extracción hasta la fabricación de celdas y sistemas completos. Su escala industrial permite que el costo por kilovatio-hora almacenado sea cada vez menor, lo que impulsa su adopción global.
En contraste, en México apenas se desarrollan ensambles parciales o proyectos piloto. Algunos estados, como Sonora, Nuevo León y Querétaro, fabrican módulos y paquetes de baterías, pero el país no produce aún celdas de litio a gran escala.
De acuerdo con el Instituto IDEA Think Tank (2025), México participa solamente de manera fragmentaria en la cadena global del litio, enfocándose en materiales y componentes.
Empresas como TOPBAND o Hoymiles, de origen chino, han abierto plantas en Monterrey para fabricar microinversores o ensamblar sistemas híbridos, pero no baterías completas. La producción nacional se concentra en integrar componentes importados, más que en crear tecnología propia.
Obstáculo regulatorio
Además del reto tecnológico, el marco regulatorio mexicano limita el despliegue de sistemas de almacenamiento.
La Comisión Reguladora de Energía (CRE) emitió en marzo de 2025 las nuevas disposiciones administrativas de carácter general para la integración de Sistemas de Almacenamiento de Energía Eléctrica (SAE). Estas normas establecen cómo deben conectarse las baterías al sistema eléctrico nacional, ya sea asociadas a generadores, a centros de carga o en modo aislado.
Aunque la regulación da certeza jurídica, también equipara el almacenamiento con la generación eléctrica, lo que implica trámites y permisos similares a los de una planta de energía. Para un usuario doméstico o una pequeña empresa esto puede representar costos y procesos burocráticos excesivos.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) no prohíbe expresamente los sistemas de respaldo, pero su integración con la red requiere cumplir condiciones técnicas estrictas. Por eso, la mayoría de los sistemas instalados operan en modo isla, es decir, funcionan de forma independiente durante los apagones sin conectarse a la red pública.
Dependencia
El resultado es un mercado mexicano dependiente de la importación. Según datos de la Secretaría de Economía en 2024 México importó más de 289 millones de dólares en baterías de litio. Los equipos chinos dominan el sector por su bajo costo y eficiencia comprobada. No obstante, depender de proveedores extranjeros implica vulnerabilidad ante fluctuaciones de precios, disponibilidad y regulaciones de exportación.
México posee reservas de litio, sobre todo en Sonora, y creó LitioMX, empresa estatal encargada de su aprovechamiento, pero transformar ese recurso en una industria de baterías requiere infraestructura, investigación y financiamiento sostenido. Hasta ahora la falta de coordinación entre el sector público y privado ralentiza el avance.
Para especialistas, la ausencia de una política de transición energética integral explica la brecha tecnológica. “México ha priorizado el control de la generación, pero no fomenta la innovación en almacenamiento”, señalan investigadores del Instituto de Energías Renovables de la UNAM.
El desafío, dicen, no es únicamente económico: también implica cambiar la lógica de dependencia. Las baterías chinas no son solo un producto importado, sino el reflejo de una política nacional que apostó por la autonomía tecnológica desde hace décadas.
Un futuro posible
Especialistas en energía señalan que México podría convertirse en un centro de manufactura de baterías de segunda vida, reutilizando módulos de autos eléctricos importados.
Otra oportunidad es integrar almacenamiento local en proyectos solares industriales, impulsados por la CRE y la Secretaría de Energía (SENER). Sin embargo, ambos caminos exigen claridad regulatoria, incentivos fiscales y formación técnica.
Mientras tanto, las baterías chinas continúan llegando al país como la opción más práctica para hogares y negocios que buscan independencia energética. Su presencia abre la conversación sobre la soberanía tecnológica en el sector eléctrico y la necesidad de políticas públicas que permitan a México dejar de ser solo consumidor y convertirse en productor.
Para tener en cuenta
289 millones de dólares: valor de las importaciones mexicanas de baterías de litio en 2024 (Secretaría de Economía).
Al menos 30%: capacidad de almacenamiento que deben tener las nuevas plantas solares conectadas a la red, según la CRE.
Tres horas: autonomía mínima exigida para descarga continua en esos sistemas.
Tres: número de proyectos industriales de fabricación de baterías de litio actualmente en desarrollo en México.
2025: año en que entraron en vigor las nuevas disposiciones para integrar sistemas de almacenamiento al Sistema Eléctrico Nacional.
Capacidad instalada en baterías: menos de 0.5% de la capacidad total del sistema eléctrico nacional.
Costo promedio estimado de un sistema residencial de respaldo: entre 150 mil y 400 mil pesos.
Proyectos nacionales destacados: plantas solares con almacenamiento en Sonora y Baja California Sur.
Fuente: SE y Solar 32
Algunas empresas chinas en México
Pylontech Líder en almacenamiento residencial, busca expandirse en América Latina.
TOPBAND Inauguró una planta de producción en Monterrey para sistemas de energía inteligente.
Hoymiles Fabrica microinversores solares en México desde 2024.
BYD y CATL evalúan proyectos de inversión relacionados con movilidad eléctrica y baterías industriales.
Fuente: WiseGuy Reports

