Carambola de mil bandas

Mezcla mexicana cae estrepitosamente
Foto: Pablo/Creative Commons
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Calculada en principio en 124 mil millones de pesos la afectación presupuestal por la caída dramática en el precio de la mezcla mexicana de petróleo, de acuerdo con el Banco de México la bola de nieve se convertirá en alud, tapizando al país entero.

De entrada, faltan aún por calcular las consecuencias finales de cara a las ministraciones federales a las entidades federativas, cuyo monto inicial habla de un tanto adicional.

El golpe le pegará con mayor fuerza al sur y sudeste del país, cuya dependencia de los recursos federales es total. Estamos hablando de Oaxaca, Chiapas, Quintana Roo, Campeche… En paralelo, las más endeudadas tendrán dificultad para cubrir los abonos y mantener un gasto equilibrado. Aquí caben Coahuila, Veracruz, Jalisco, Estado de México…

Y aunque se ve difícil que tras la cancelación indefinida del Tren de Alta Velocidad México-Querétaro se toque al proyecto para el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México dada la alta participación privada, es evidente que gran parte de la obra pública prevista quedará en intento.

En el caso de la capital del país la tijera apuntaría a la cancelación del deprimido para Mixcoac, un túnel y paso elevado de mil 500 metros de largo y 20 de profundidad, cuyo costo se calcula en 14 mil millones de pesos.

Cancelada la posibilidad de que Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad despidan personal en un año electoral, el grueso del recorte de 60 y 15 mil millones de pesos respectivamente se iría a gasto de inversión. Menos gaseoductos. Menos oleoductos.

Y aunque hasta hoy se habla de afectar más severamente con los recortes a las secretarías de Comunicaciones y Transportes, Educación Pública y Agricultura, a contrapelo de su base estratégica es evidente que la tijera llegará a las de Desarrollo Social, Economía, Desarrollo Urbano, Turismo y aún a la de Salud.

El golpe inicial a las tres primeras oscila entre once mil 800 y siete mil 500 millones de pesos.

Peligro

Naturalmente, la cancelación de obras públicas —el tren ligero de Guadalajara y Monterrey, por ejemplo; el colosal acueducto hacia la capital de Nuevo León; el tren que correría de Mérida a la Riviera Maya— repercutirá en los índices de desempleo, con la consiguiente afectación social.

Ahora que el daño podría atenuarse si el gobierno de verdad se aprieta el cinturón de cara a los tres poderes. Frenar el crecimiento desbordado de la burocracia, cuya expansión se inició con el gobierno foxista, cuando había hasta once subsecretarías en Gobernación.

En el caso del Legislativo el clamor habla de reducir prebendas. No más viajes internacionales innecesarios. No más reuniones partidistas en hoteles de gran clase. No más entrega de bonos sobre bonos.

El clamor apunta a cancelar el proyecto de duplicar el número de ministros de la Suprema Corte; de reducir las partidas destinadas a los partidos políticos; de evitar las remodelaciones faraónicas de las oficinas de los altos funcionarios; de cancelar las campañas propagandísticas personales de estos…

Si realmente se combatiera la corrupción en el país las obras de infraestructura costarían menos y se requeriría menor gasto de mantenimiento al utilizarse materiales menos corrientes. Si se controlara la catarata de comisionados sindicales se equilibraría la nómina magisterial, la petrolera…

El peligro es que la caída internacional en el precio del crudo se convierta en una carambola de mil bandas, cuyos rebotes toquen a los segmentos de la población más pobres en renglones torales como salud y desarrollo social.

La maldición del petróleo.

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