CÓMO SE DESARROLLA LA INNOVACIÓN

“Las condiciones de vida pueden mejorar continuamente, de manera sostenible”.

Ricardo B. Salinas
Columnas
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La humanidad cuenta hoy con satisfactores que le permiten tener una calidad de vida notablemente superior a la de generaciones anteriores. Como nunca antes en la historia, segmentos cada vez más amplios de la población mundial tienen acceso a servicios de salud y a una mejor alimentación. Los niveles de pobreza alcanzan mínimos históricos y se generan continuos avances tecnológicos que impulsan el bienestar de millones de personas, entre muchos otros indicadores positivos. ¿De dónde viene este desarrollo?

El interesante libro How Innovation Works, de Matt Ridley, nos ayuda a comprender cómo la innovación ha hecho posible este progreso sin precedentes. Veamos algunos ejemplos.

En Gran Bretaña a principios del siglo XIX —gracias a desarrollos previos en máquinas de vapor— se pretendió sustituir al caballo por locomotoras para acarrear material en las minas. Inicialmente la locomotora tuvo poca efectividad y baja demanda. Sin embargo, en tiempos de Napoleón, el uso intensivo de caballos en el ejército condujo a su escasez y resultó en continuos esfuerzos por perfeccionar la máquina de vapor. En 1814, George Stephenson aumentó el cilindraje de la máquina y mejoró los rieles, lo que superó las fronteras de la actividad minera y propició el diseño de la primera vía férrea impulsada con vapor entre Liverpool y Manchester, en 1830. De esta forma, en pocos años cambiaría radicalmente la manera de trasladar personas y mercancías en el mundo.

Otro notable ejemplo es el desarrollo de la lámpara incandescente, en el que Tomás Alva Edison se lleva el crédito como su creador en 1879, pero al menos una decena de personas tuvieron una idea similar antes que él, en un entorno de condiciones tecnológicas que permitían desarrollar el producto. Edison consolidó la información disponible hasta ese momento y, con el apoyo de un gran equipo de profesionales, probó cerca de seis mil fibras vegetales hasta encontrar un filamento que generó luz durante un periodo largo. Además, creó un producto sencillo y comercializable en condiciones accesibles. Con esta innovación la actividad económica y la vida en los hogares cambiaría para siempre en el mundo entero.

Un ejemplo más es el desarrollo de los fertilizantes. Al cosechar, parte del nitrógeno que contienen los vegetales no regresa al suelo, lo que disminuye su productividad. Durante siglos, para evitar el bajo desempeño agrícola se sustituyeron las tierras agotadas por nuevos terrenos. No obstante, con el tiempo, la escasez de espacio hizo necesario el uso de abonos provenientes de desechos orgánicos hasta que también estos se extinguieron por su intenso uso y, ante la escasez, surgieron ideas para obtener nitrógeno del aire y generar amoniaco, siendo este el elemento final requerido. A principios del siglo XX, después de un extenso análisis de investigaciones disponibles y experimentación con más de 20 mil materiales, los químicos Fritz Haber y Carl Bosch fueron capaces de producir los elementos necesarios para generar un producto comercialmente viable, capaz de satisfacer la demanda con fabricación a gran escala: los fertilizantes. El desarrollo contribuyó a salvar a millones de personas de la muerte por hambre en el mundo.

Más con menos

Con estos ejemplos podemos concluir que la innovación materializa nuevas ideas para impulsar el nivel de vida de la población, a través de un proceso gradual que combina hallazgos existentes de otros participantes e implica un intenso proceso de prueba y error.

Requiere del trabajo en equipo, ya que cuando alguien detecta una necesidad en el mercado, otro más desarrolla un avance tecnológico para satisfacerla, otro puede diseñar su manufactura y uno más instrumenta su producción a bajo costo. Así, por ejemplo, el éxito del teléfono celular en la década de 1990 resultó tanto de su capacidad para comunicar a la gente en cualquier lugar, como de la sencillez del manejo del producto y de su comercialización a precios accesibles.

El libro de Matt Ridley sostiene que la innovación no requiere intervención del gobierno: en el siglo XIX en Europa, el desarrollo del ferrocarril, de la industria del acero o los textiles, no fue impulsado por el sector público, sino por el interés de particulares en satisfacer preferencias de la sociedad. En contraste, en la ex Unión Soviética la investigación centralmente planificada generó pobres resultados en transporte, en salud y en alimentación.

La innovación se da cuando se intercambian libremente ideas, bienes y servicios. Por eso, actualmente ocurre en California y no en Corea del Norte, y en el siglo XVII se dio en Ámsterdam y no donde las dinastías chinas cerraron las puertas al comercio.

Implica hacer más con menos: gracias a la innovación, ahora se producen más alimentos en menor superficie, el transporte recorre más kilómetros con menos combustible, hay más telecomunicaciones con menos consumo de energía y más correspondencia con menos papel, lo que significa que las condiciones de vida pueden mejorar continuamente, de manera sostenible.

Prosperidad

Los datos históricos demuestran que la innovación no genera desempleo. En el siglo XIX se consideraba que la introducción de máquinas trilladoras perjudicaría a los campesinos en Gran Bretaña. Sin embargo, la mayor productividad de los trabajadores del campo elevó sus salarios y la mano de obra excedente migró a las ciudades con el fin de generar nuevos productos para campesinos con mayor poder de compra. De hecho, gracias a la innovación continuamente se crean puestos de trabajo en nuevas actividades económicas. Hace unas décadas era impensable hablar de programadores de sistemas, diseñadores web o ingenieros en mecatrónica.

La innovación es hija de la libertad y madre de la prosperidad. Las sociedades innovadoras son aquellas libres de experimentar, intercambiar, imaginar e invertir hasta lograr el resultado deseado y en ellas los consumidores tienen libertad para elegir los productos y servicios que les generen mayor bienestar. Por todo ello, es necesario eliminar la regulación excesiva, que desmotiva la innovación y la vuelve más costosa, así como la manipulación de información que genera miedo al cambio.

En Grupo Salinas impulsamos la innovación que mejora la calidad de vida en las comunidades, a través de empresas enfocadas en diversas áreas e iniciativas de acción social. Ejemplo de ello son nuestros servicios bancarios —que llegan a usuarios desatendidos por la banca tradicional—, Totalplay —que ofrece telecomunicaciones de clase mundial con la única red totalmente de fibra óptica directa al hogar en México—, a través de las motocicletas Italika —que brindan una opción de transporte seguro, eficiente y en condiciones accesibles— y con cada vez más productos y servicios que seguiremos ofreciendo para apoyar el bienestar y la prosperidad de millones de familias.