LA RANA Y LA LIBERTAD

“Quien roba una porción de libertad, usualmente lo hace como un primer paso en un largo proceso”.

Ricardo B. Salinas
Columnas
BLOG-cuartoscuro_38631_impreso.jpg

La libertad nos hace humanos. En contraste con los demás seres vivos, que no pueden tomar decisiones sino simplemente reaccionar instintivamente a su entorno, nosotros tenemos el don de cambiar y decidir nuestras acciones.

Esa es nuestra naturaleza y por ello las violaciones a las libertades individuales nos duelen: quienes las cometen destruyen nuestra esencia.

Es muy fácil saber cuando una autoridad viola descaradamente nuestra libertad y nos esclaviza. Por eso son tan comunes y tan espontáneas las protestas en contra de los dictadores o de las medidas gubernamentales que nos restringen radicalmente.

Sin embargo, es mucho más complejo percibir el robo gradual de la libertad. Quizás a eso se deba que algunos gobiernos optan por erosionarla poco a poco. Tienen la esperanza de que, como una rana en una olla de agua sobre el fuego que calienta gradualmente, nos quedemos dormidos y no hagamos nada por defenderla hasta que sea demasiado tarde.

Por ello debemos tener cuidado con los gobiernos que castigan nuestras conductas, no porque hagan daño a los demás, sino “por nuestro propio bien” —debemos estar alertas con el famoso “Estado Nana”—. Cuidado también con quienes nos expropian cada vez más frutos de nuestro trabajo, solo para alimentar a la burocracia o para beneficiarse en lo personal.

También debemos desconfiar de quienes limitan nuestra capacidad de emprender porque consideran que alguien más debe tener un monopolio sobre la actividad que queremos ejercer.

Poco a poquito

Es natural oponerse a los grandes robos de la libertad. Pero, sorprendentemente, muchas personas de buena fe no se molestan en protestar por las pequeñas restricciones que todos los días nos imponen, algunos incluso las aplauden. Como nos advierte Daniel Dennett, la libertad se pierde poco a poquito y no se siente; es como una amputación que pasa desapercibida.

Algunas personas se equivocan al considerar que una pequeña pérdida de libertad no provocará un daño serio. No se dan cuenta de que, quien roba una porción de libertad, usualmente lo hace como un primer paso en un largo proceso, que puede terminar por robarnos todas nuestras libertades fundamentales. Este es el sueño de los políticos mediocres, quienes sólo buscan tener mayor poder sobre nosotros.

El escritor y expresidente español Manuel Azaña nos decía: “La libertad no hace felices a los hombres. Los hace simplemente hombres”. Por esta simple razón no debemos permitir que nos engañen y nos despojen de lo más valioso que tenemos los seres humanos.