SEAMOS MÁS OPTIMISTAS

Es nuestra obligación imaginar un mejor futuro

Ricardo B. Salinas
Columnas
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Foto: Especial

En diversas ocasiones he comentado que me considero un optimista racional y me da gusto ver que más gente comparte la misma visión del mundo.

Ser optimista racional no es pensar que todo va a salir bien siempre: es tener certeza de que hay mucho más por hacer, descubrir y mejorar para construir una sociedad próspera. Esto no es una creencia a ciegas, es una afirmación con base en evidencia: en los últimos 300 años la humanidad ha vivido una enorme y creciente prosperidad que es producto de la constante innovación, la libertad y la libre competencia.

Todos los días nos bombardean con noticias negativas sobre inseguridad, inflación, epidemias, guerra, pobreza y un sinfín de temas que vuelven complicado que veamos el lado positivo de la vida. Sin embargo, mi amigo y escritor Kevin Kelly publicó recientemente un texto donde enumera una serie de argumentos para convencernos de que hay lugar para el optimismo hoy en día.

Les comparto los que yo considero los principales puntos de su texto:

Kevin Kelly: argumentos para el optimismo
Comienzo con algunas razones por las que deberíamos adoptar la postura del optimismo siempre que podamos:

Pre-visualizar el éxito: es extremadamente difícil crear un futuro deseable sin primero imaginarlo. Imaginar es realmente el primer paso para crear algo. Por lo tanto, una tarea esencial para materializar un futuro en el que queramos vivir es imaginar cómo es y cómo llegamos a él. Ese camino plausible es una forma de optimismo.

La civilización requiere de optimismo: el avance de la civilización depende de un grado implícito de optimismo general. Las sociedades que brindan mayor bien a la mayoría de la población requieren que se confíe en la gente más de lo que se desconfía; esperan mayor bien que daño y requieren que las personas en general tengan más esperanza que miedo. Por otro lado, las sociedades que tienen más pesimismo que optimismo tienden a fracasar.

Visión de largo plazo: la humanidad progresa acumulando ventajas que operan a largo plazo. Las mejores civilizaciones crean cosas que toman generaciones para construirse y cuyos beneficios recompensan a quienes no participaron en su construcción, sino a los que vienen después de ellos. Así, para pensar a largo plazo, no se puede ser pesimista.

Posibilidades asimétricas: toda la evidencia, hasta ahora, nos indica que no hay límites para el conocimiento o la mejora. No hemos encontrado nada que no podamos mejorar potencialmente. Esta asimetría en el conocimiento es razón para ser optimista, porque significa que no hay límites a nuestra mejora.

Progreso histórico: una evaluación justa y racional de la evidencia científica demuestra que el progreso es real a través de la historia. Es particularmente evidente en los últimos siglos desde que el Método Científico se ha puesto en práctica. No hay duda de que ha aumentado la esperanza de vida, la seguridad, el bienestar y las oportunidades para la persona promedio. Así que, en general, la visión optimista ha sido correcta en plazos más largos.

El ingenio futuro: el optimismo no es utópico, es protopiano ⎯una marcha lenta hacia la mejora incremental—. Con el tiempo, seguimos mejorando no sólo en el nivel de vida, sino en la capacidad de resolver problemas. Cada año sabemos un poco más, incluyendo cómo arreglar las cosas.

El último motivo por el que deberíamos (y podemos) ser optimistas no es porque debamos ignorar la realidad de las enormes enfermedades planetarias y los profundos problemas sistémicos. Debemos ser optimistas, no porque nuestros problemas sean menores de lo que pensábamos, sino porque nuestra capacidad para resolverlos es mayor de lo que pensábamos.

Es muy probable que los próximos 25 años sean una era de progreso mundial que superará los logros de los últimos 25 años. La distribución de estos progresos seguirá siendo desigual, pero todas las regiones experimentarán más avances que en el pasado.

La civilización es una meta digna a la que debemos aspirar. Para construir una civilización mejor, el optimismo es la postura más racional, realista y útil a tomar en este momento. Estas razones para el optimismo son tan fuertes que considero que tenemos el deber moral de ser tan optimistas como podamos.

Siempre he pensado que “es nuestra obligación imaginar un mejor futuro y, después, buscar la forma de llegar a él”.
Vale la pena leer el texto original completo:

https://www.warpnews.org/premium-content/kevin-kelly-the-case-for-optimism/