UN BANCO CENTRAL MÁS ROBUSTO Y EQUITATIVO

La reforma aprobada por el Senado de la República busca lo justo y lo correcto.

Ricardo B. Salinas
Columnas
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La Cámara de Senadores aprobó una reforma a la Ley del Banco de México en materia de captación de divisas en efectivo. Los críticos de esta reforma confunden autonomía con falta de eficacia y desconocen la regulación que existe en este país en materia de lavado de dinero —una de las más estrictas a nivel mundial—. Veamos.

Sobre la autonomía del Banco de México

La esencia de la autonomía del banco central se basa en la imposibilidad de obligarlo a financiar el gasto del gobierno federal. En otras palabras el Banco de México (Banxico) no puede ser forzado a comprar la deuda emitida por el gobierno federal y de esta forma monetizar el gasto público —algo que podría desatar episodios altamente inflacionarios, como ha ocurrido en países como Alemania en los veinte, Yugoslavia en los noventa o más recientemente en Venezuela—. El mismo banco central hace referencia a esto en su página:

La reforma de 1993 al artículo 28 de la Constitución concedió al Banco de México plena autonomía y le asignó el objetivo principal de combatir la inflación señalando que “(...) El Estado tendrá un banco central que será autónomo en el ejercicio de sus funciones y en su administración. Su objetivo prioritario será procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, fortaleciendo con ello la rectoría del desarrollo nacional que corresponde al Estado. Ninguna autoridad podrá ordenar al banco conceder financiamiento”. (DOF, 1993)

La plena autonomía está diseñada para darle herramientas a Banxico para combatir la inflación, es decir, mantener el poder adquisitivo de la moneda, de tal forma que ninguna autoridad lo podrá obligar a conceder financiamiento.

Entonces el argumento que indica que la reciente reforma “vulnera la autonomía de Banco de México” es categóricamente falso y tremendista.

La autonomía del Banco de México se mantiene intacta y de ninguna manera se puede afirmar que con la reforma su operación “se subordina al Poder Ejecutivo”.

Sobre la compra de dólares en efectivo

Afirmar que se abre la posibilidad de que el Banxico “compre dólares a los cárteles de la droga” es también categóricamente falso y tremendista.

Debemos considerar que todos los bancos del sistema financiero mexicano están obligados a cumplir con una regulación muy extensa y detallada en materia de Prevención de Lavado de Dinero, una de las más estrictas del mundo, que limita los montos de dólares en efectivo que se pueden tomar en ventanilla y que impone severas restricciones que exigen verificar la identidad y el origen de los clientes que cambian sus dólares por pesos mexicanos. En el diseño e implementación de este vasto entramado regulatorio participan la Secretaría de Hacienda, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y el propio Banco de México.

Por lo tanto los dólares que ingresan al sistema bancario mexicano, por definición, tienen un origen lícito y la reforma recientemente aprobada por el Senado se refiere exclusivamente a los billetes dólares que son ingresados a este sistema.

En ningún momento el Banxico está obligado a comprar billetes dólares a ninguna otra entidad que no sea parte del sistema financiero mexicano y que por definición tienen que cumplir con un extenso régimen normativo en materia de prevención de lavado de dinero.

Por otra parte, con respecto de los dólares que constantemente decomisan las autoridades mexicanas a los criminales, es evidente que se deben enviar a Estados Unidos para poder realizar su valor en favor del gobierno mexicano. Si no los devuelve el gobierno federal ¿acaso se deben incinerar?

Es precisamente debido a estas trabas absurdas que el valor de los dólares en efectivo en el mercado doméstico está muy por debajo de su precio en el mercado. Esta pérdida de valor perjudica y vulnera directamente a las familias que reciben dinero por parte de la comunidad migrante, con lo que se afecta su poder adquisitivo y su nivel de vida.

La reforma aprobada por el Senado de la República busca lo justo y lo correcto, que es precisamente que el Banco de México acumule los dólares en efectivo como parte de sus reservas internacionales, lo que respalda el valor de la moneda, que es exactamente lo contrario a “vulnerar la autonomía del banco central”. El Banxico podrá así poner estos recursos bajo resguardo en sus bóvedas centrales, hasta en tanto no llegue a un acuerdo con las autoridades monetarias de Estados Unidos para la correcta devolución de estos recursos al Estado emisor.

Lejos de vulnerar el mandato del Banco de México esta reforma lo hace más robusto mientras apoya el poder adquisitivo de la población más vulnerable.