HIDALGO Y COAHUILA, LABORATORIOS ELECTORALES RUMBO A 2021

Sin medidas de bioseguridad eficaces frente a la pandemia muchos podrían no participar en las próximas elecciones.

Claudia Ivett García
Columnas
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Hemos escuchado mucho sobre la “nueva normalidad” en el ámbito de la convivencia social, pero ¿cuál será la nueva normalidad de los procesos democráticos?

Se está escribiendo un nuevo capítulo en la historia del derecho electoral a escala mundial.

En México tenemos dos procesos que sin duda serán un laboratorio electoral rumbo a 2021, año de las elecciones intermedias en que elegiremos 500 diputados federales y a los titulares de15 gubernaturas, así como Congresos locales y presidencias municipales. Prácticamente habrá comicios en todo el país, por lo que esas elecciones serán las más grandes de la historia no solo por el número de cargos que van a estar en disputa sino porque el Instituto Nacional Electoral (INE) estima 96 millones de votantes potenciales, lo que significa seis millones más que en las elecciones de 2018.

En este contexto dos estados de la República fungirán este año como laboratorio electoral y establecerán importantes precedentes: Hidalgo y Coahuila.

Recordemos que en Hidalgo deberá renovarse la presidencia de 84 ayuntamientos, mientras que en Coahuila se renovará el Parlamento local. En teoría las votaciones debieron llevarse a cabo el 7 de junio pasado, pero la contingencia sanitaria llevó al INE a posponer la justa.

¿De qué tamaño es el reto? En ambos estados hay un padrón electoral muy similar que ronda los dos millones de personas en cada uno. Por ello el INE deberá instalar un aproximado de 27 mil casillas por entidad, lo que supone la participación de casi 55 mil ciudadanos como funcionarios de casilla. Aquí es donde se presenta el primer obstáculo: las medidas de bioseguridad.

Experiencias

Hagamos un paréntesis necesario para analizar cómo se ha abordado este reto a escala mundial. Hasta ahora más de 40 países realizaron elecciones entre enero y junio de este año. Francia, por ejemplo, implementó medidas tales como la selección de vocales de mesa en las casillas que no estuvieran en edad de riesgo. Australia optó por reducir el número de personas permitidas en los locales de votación y tener personal adicional para promover la distancia física entre electores. Corea del Sur optó por medir la temperatura de forma aleatoria en los recintos de votación y la obligación de portar gel para desinfectar las manos antes y después de votar. Rusia implementó lápices desechables y marcar el suelo para indicar la distancia entre votantes. Israel dispuso protección especial para los vocales de mesa con plásticos que permitían separarlos de los votantes e higienizar constantemente las áreas de sufragio.

Lo anterior nos lleva a preguntarnos: ¿qué medidas se tomarán en México? Porque sin la previsión de medidas de bioseguridad eficaces se corre el riesgo de que un importante sector de la sociedad decida no participar como funcionario de casilla y no prestar sus casas para instalar dichas casillas. Además el riesgo de altos índices de abstencionismo es una realidad.

El segundo reto, y no menos importante, es el tiempo. El INE dio a conocer que necesita 70 días a partir de que se tengan las condiciones sanitarias viables para continuar con los procesos electorales en ambos estados rumbo al día de la jornada electoral. Este plazo se debe a que el proceso consta de los siguientes pasos: validar los requisitos de los candidatos independientes, registrar las candidaturas independientes y de partidos políticos, entrega y revisión de listas nominales por parte de los partidos, acreditación de observadores electorales, campañas con duración de 40 días, organización de debates, la propia realización de la jornada electoral y finalmente el cómputo de los resultados.

También hay nerviosismo por parte de los tribunales especializados porque mientras más se recorra el proceso electoral menos tiempo tendrán para resolver las impugnaciones y controversias salvaguardando la justicia electoral.

La pregunta es: ¿cómo conjugar el derecho al voto y el derecho a la salud?

Es indispensable que las autoridades electorales, INE y OPLES, mantengan la legitimidad del acto democrático por excelencia: el voto.

Finalmente una premisa es segura: no hay pandemia que justifique la interrupción del libre tránsito hacia la democracia.