¿QUIÉN SE QUEDARÁ CON LA MESA DIRECTIVA DE SAN LÁZARO?

La estrategia numérica se hace vigente en el Partido del Trabajo.

Claudia Ivett García
Columnas
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Cámara de Diputados

Lejos quedó aquella LVII Legislatura que el 1 de septiembre de 1997 se convirtió en la primera en México que logró ser un ejercicio legislativo de pesos y contrapesos. Aquella con la que tuvo que interactuar el entonces presidente Ernesto Zedillo durante la segunda mitad de su sexenio. Los partidos de oposición, PAN, PRD, PT y PVEM formaron mayoría marginando el poder de reacción legislativa del PRI.

Al abrirse la pluralidad real en el legislativo federal mexicano desde hace ya más de 20 años inició un jaloneo político por la presidencia de los órganos que administran el funcionamiento de nuestro Congreso de la Unión: la Junta de Coordinación Política y la Mesa Directiva.

En la Cámara de Diputados precisamente se está configurando una competencia numérica entre los dos partidos políticos que disputan ser la tercera fuerza; me refiero al PRI y al PT. Ambos partidos tienen la vista puesta en la Mesa Directiva de San Lázaro y lo que ello implica, incluyendo el control financiero de la cámara baja.

Al inicio de la LXIV Legislatura, en septiembre de 2018, se acordó que la presidencia de la Mesa Directiva se iría rotando de acuerdo al orden decreciente de los grupos parlamentarios. El primer año la presidencia recayó en Porfirio Muñoz Ledo, de Morena, partido que en la Cámara de Diputados consta actualmente de 254 integrantes. El segundo año esta responsabilidad la ejerció la diputada Laura Rojas, del Partido Acción Nacional, fracción con 78 diputados.

Si nos ceñimos al artículo 17 de la Ley Orgánica del Congreso General la presidencia de la Mesa Directiva de este tercer año próximo a iniciar el 1 de septiembre le correspondería al PRI, que es hasta el momento la tercera fuerza política de San Lázaro con un total de 46 diputados.

Sin embargo la estrategia numérica se hace vigente en el Partido del Trabajo, que incrementó recientemente su número de diputados.

Migración

El 28 de mayo el PT dio a conocer la incorporación a su bancada de los diputados Pedro Daniel Abasolo Sánchez, del Estado de México, y Manuel Huerta Martínez, de Guerrero. Ambos pertenecían a su aliado Morena. Días después el Partido del Trabajo dio cuenta de la adhesión a sus filas del ahora exmorenista Raúl Sánchez Barrales, del Estado de México, y de la diputada Elba Lorena Torres Díaz, de Aguascalientes, quien militaba en el Partido Encuentro Social.

Con la anteriormente descrita migración partidista el PT suma a 40 diputados entre sus filas y se posiciona muy cerca de alcanzar al PRI, que actualmente ostenta 46 congresistas en la cámara baja.

Ante este nuevo panorama el PT tendría hasta el 31 de agosto para seguir sumando adeptos y necesitaría siete adhesiones más para intentar hacerse de la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.

Resulta un interesante análisis el hecho de que aquel PRI hegemónico, dominante en el quehacer legislativo de nuestro país durante la segunda mitad del siglo XX, hoy esté jugando a las vencidas políticas con un partido que durante sus inicios llegó a ser calificado de partido “satélite”: el PT.

Para concluir reflexionemos sobre el origen mismo de estos cambios en el sistema de partidos desde un punto de vista etimológico. La palabra “partido” se deriva del latín partire, que significa “dividir”, así que nada debe sorprendernos en este tablero político legislativo. Ya veremos cómo se configura el desenlace de esta carrera parlamentaria.