¡UN MOMENTO HISTÓRICO LEGISLATIVO!

Un momento emblemático más en la lucha de la mujer por sus derechos políticos.

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Columnas
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Históricamente las mujeres mexicanas hemos sido marginadas de la escena política. Pensemos que desde el inicio de la historia legislativa que vivimos las mujeres empezamos desde cero. Basta un ejemplo: las mujeres mexicanas no fuimos invitadas a participar en el Congreso Constituyente de 1917.

En aquel periodo que estableció las bases de nuestra Carta Magna, entre diciembre de 1916 y enero de 1917, hubo una lluvia de ideas y también una importante diversidad de opiniones, pero ninguna mexicana tuvo voz ni voto.

Esos dos grupos ideológicos que se formaron, los de la izquierda exaltada y los de la derecha moderada, en nada se ocuparon de las necesidades de las féminas, que dicho sea de paso según datos del tercer censo de población del INEGI llevado a cabo en 1910 sobrepasaban al número de hombres. Tan solo en el Distrito Federal de aquel entonces había mil 110 mujeres por cada mil hombres. Es decir, más de la mitad de los habitantes de aquel México fueron simplemente ignorados.

En aquel Congreso Constituyente se definieron las garantías individuales de los mexicanos, se consolidó nuestra soberanía y se definieron las reglas de nuestra forma de gobierno. También se abordaron temas torales como la inviolabilidad de nuestra Constitución e incluso temas que resultarían determinantes como las responsabilidades de los funcionarios públicos. Aquí a las mujeres igualmente se nos colocó el cubrebocas de la censura.

Con la ausencia del voto femenino durante la primera mitad del siglo XX el proceso de creación de políticas públicas estuvo obviamente controlado por los hombres. Aunque las mujeres no participábamos formalmente en las instituciones gubernamentales de ningún nivel algunas féminas estuvieron activas en el foro político del país.

Aquellas primeras mujeres activistas, como las sufragistas, fueron de clase media. Ellas se organizaron y lucharon de muchas maneras: uno de los primeros ejemplos fue el Primer Congreso Feminista de Yucatán, en 1916. Además las Ligas de Orientación Femenina se crearon para luchar por la equidad salarial.

Avances

Adelantada a su época Elvia Carrillo Puerto ya luchaba en el sur del país por los derechos de las mujeres, por su salud, alfabetización, salario igualitario y derechos reproductivos. En el Yucatán de 1923 fue elegida como diputada local junto con Beatriz Peniche y Raquel Dzib Cícero por parte del Partido Socialista del Sureste. Sin embargo tras el asesinato de su hermano, Felipe Carrillo Puerto, fue obligada a abandonar el cargo junto con sus compañeras, al recibir amenazas de muerte.

Posteriormente, en 1935, el Frente Único Pro Derechos de la Mujer se creó por representantes de todas las clases sociales. El objetivo siempre fue el derecho de voto.

Fue hasta 1947 que las mujeres obtuvimos el derecho a votar y de presentarnos como candidatas en las elecciones municipales.

Sin embargo el primer paso hacia la equidad política para las mujeres se dio en 1953, cuando ganamos el derecho de votar y de ser candidatas en las elecciones nacionales, obteniendo así el sufragio universal.

Fue hasta el 7 de septiembre de 1954 cuando tomó protesta la primera diputada federal de México. Aurora Jiménez Quevedo, economista, fue la primera mujer que llegó a la tribuna de la Cámara de Diputados para levantar la voz de todas ellas, las del pasado y todas nosotras, las de ahora.

Jiménez dijo esto a México: “Quienes piensan que la mujer mexicana puede ser un instrumento de tendencias fanáticas se equivocan, porque la mujer campesina, la mujer obrera, con un sentido de solidaridad que solamente se logra en el dolor y la pobreza, tendrá que estar ineludiblemente con el pueblo. La mujer mexicana tiene una grave responsabilidad: pensar, actuar en función de la mujer obrera, la mujer campesina, de la mujer explotada, de la mujer indígena, organizando a las mujeres en unidades capaces de concurrir a las comisiones electorales y ganar las elecciones por un México mejor. Comparto desde luego esta distinción memorable con todas las mujeres de mi patria y con ellas también comparto la responsabilidad que pesa sobre nuestra conducta al habérseme otorgado la plenitud de los derechos políticos. Así me siento identificada con el pensamiento de todas las mujeres de México...”

Por la crónica anterior me alegra y enorgullece atestiguar un momento emblemático más en la lucha de la mujer por sus derechos políticos. ¡En verdad fue algo histórico lo que vivimos recientemente en el Congreso de la Unión: una mujer, entregando la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados a otra mujer!

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