APRENDER Y ACTUAR

Se tiene que actuar con un sentido de prevención.

Cristopher Rivera
Columnas
Foto: Especial
Foto: Especial

La vida da muchas vueltas. Si no lo creen pregúntenle a Renato Ibarra, jugador del América, y a Marco García, elemento de los Pumas de la UNAM: ambos jugadores en los últimos días estuvieron en el ojo del huracán, uno por golpear a su esposa y el otro por tomar hace un par de años a una maestra fotografías con connotación sexual.

Antes de esos acontecimientos Ibarra era uno de los elementos más importantes del conjunto americanista, con mucha popularidad, además de gozar de la preferencia de los aficionados.

Del otro lado García se estaba convirtiendo en una maravillosa sorpresa del futbol ya que hacía rato que Pumas no debutaba a un jugador con características notables.

Sin embargo todo eso ya quedó en el ayer y hoy la vida para estas dos figuras públicas ya no es color de rosa.

Afortunadamente los penosos casos en los que están involucrados Renato Ibarra y Marco García se atendieron. Ya no importa si demasiado tarde o no. Fueron atendidos: habrá sanciones severas a sus conductas reprobables y nada justificables.

Y después de todo creo que sería interesante dar cuenta de cómo reaccionará la Liga MX ante estas situaciones que involucraron a los mencionados futbolistas. Es decir, ¿qué debería aprender la liga de todo esto? Creo que mucho, sobre todo en la forma en cómo orientar a su principal activo ante la fama o reflectores, sin importar si son mexicanos o extranjeros.

Creo que es importante apuntar que la mayoría de los futbolistas proviene de un entorno muy humilde, muchas veces violento, donde la educación es lo último que se absorbe. Todo lo anterior lo digo con mucho respeto, pero es así.

De pronto esos jóvenes emanados de un seno familiar difícil se convierten en futbolistas profesionales: la fama les rodea, el dinero comienza a sobrar, los viajes son muchos… En fin, ¡parece que no hay freno!

Estos jugadores, al no estar encauzados, se sienten dioses, intocables; creen que pueden hacer lo que quieran, como maltratar o fotografiar a una mujer; y no es así. Lo peor de todo es que no son los únicos casos: debajo de la alfombra hay muchos más similares. Y de manera alterna otros acontecimientos, como futbolistas que en estado de ebriedad han atropellado con su vehículo a familias o han molido a golpes a un semejante en un antro, etcétera.

A la altura

Es por eso que la Liga MX debe aprender mucho de lo sucedido recientemente con Renato Ibarra y Marco García. La liga, en conjunto con los equipos afiliados, tienen que reformar sus estatutos, ser más rigoristas con sus reglas, aplicar un método de orientación hacia los futbolistas para que estos entiendan que su trabajo es patear la pelota, meter goles, y no deben maltratar a una mujer.

Insisto, ante la ignorancia y poca educación de los jugadores, se tiene que actuar con un sentido de prevención. Y ojo: esto no sería exclusivo de la Liga MX, porque en las mejores ligas del mundo existe un departamento en el que el jugador profesional se somete a terapias y orientación conductual para llevar una carrera lo más pulcra posible. Curiosamente aun con ese método, en la NFL por ejemplo, se dan casos de profunda pena.

Invito a los clubes y diferentes entidades deportivas de este país a que pongan más atención a sus jugadores profesionales, a que estudien bien sus raíces, sus conductas, su comportamiento, para que sepan asimilar su profesión y les sea más fácil tener un comportamiento a la altura de lo que nuestra sociedad necesita.