ADIÓS, SU MAJESTAD

Cristopher Rivera
Columnas
Copia de COLUMNAS (1920 × 1080 px)-10.png

Las piernas ya no le dan más. El cuerpo necesitó de cirugías y pide paz después de tanto ajetreo y competencia (24 años de carrera y mil 526 partidos). Es por eso que Roger Federer, con 41 años, tomó la que seguramente ha sido una de las decisiones más difíciles de su vida: retirarse del tenis.

Esta noticia sin duda enmudeció al mundo del deporte en general y entristeció a quienes tuvimos la oportunidad de seguir su carrera tenística de cerca.

Resulta difícil creer que un jugador de la categoría de Roger Federer ya no estará más en las canchas compitiendo, pero en el deporte como en la vida todo principio tiene un fin, aunque en el caso del suizo no precisamente será el final más feliz, ya que su retiro se da mucho por las lesiones que le han venido complicando la existencia en los últimos meses.

Se va del terreno profesional el deportista más grande de todos los tiempos, por encima de quien me digan. Ya sabe, todo es cuestión de gustos o apreciaciones y para mí Federer está en una vitrina única gracias a que supo acompañar ese talento natural y puro que tiene en su disciplina, con un buen carisma, mucha caballerosidad hacia sus adversarios, ser disciplinado dentro y fuera de las canchas, entre otras virtudes que por ejemplo no las encuentro en otros grandes deportistas como Diego Maradona, Michael Jordan o Ayrton Senna… Ellos eran unos genios, pero generalmente llenos de soberbia o escándalos.

Federer es el ejemplo perfecto de cómo se debe forjar un verdadero ídolo del deporte. Si las nuevas generaciones —no solo del tenis, también de otras disciplinas— entendieran que no únicamente se trata de talento sino además de humildad y sacrificios otra historia sería.

Tenista con clase

Cuando el ya lejano 1998 vio nacer a Roger Federer en el tenis profesional se trataba de un joven de Basilea, Suiza, que al igual que muchos azotaba su raqueta en el piso, reclamaba airadamente a los jueces y, sin embargo, él mismo dio cuenta que de nada le servía tanto enojo, por lo que se enfocó en simplemente jugar y ganar.

Entonces apareció el Federer que hasta hoy conocemos, con fina estampa en la cancha, capaz de dominar cualquier superficie, con estilo fluido de juego, una derecha o drive elegantísima, revés exquisito y un ataque de media volea al segundo servicio del oponente que nadie tiene.

No sé si algún día veremos de nuevo a un tenista con tanta categoría en su juego, pero por lo pronto no hay nadie como su majestad, don Roger Federer, el más grande.

Numeralia

103 títulos logrados en su carrera profesional.

20 trofeos de Grand Slam.

Ocho victorias en césped en Wimbledon.

Mil 526 juegos disputados en el circuito profesional.

237 semanas consecutivas en el número uno del ranking.

310 semanas totales en la cima del ranking de la ATP.

Dos medallas de oro en Juegos Olímpicos.

17 finales consecutivas fueron las que disputó de 2005 a 2006.