Hace muchos, pero muchos años que el deporte motor mexicano no presumía de un momento tan valioso y glorioso como el de ahora. Y quizás este sea el mejor pasaje de su historia.
Nuestros pilotos Sergio Pérez y Patricio O’Ward ponen hoy al país en una vitrina exclusiva a nivel mundial gracias a aquel inolvidable 29 de mayo de 2022 que nos regalaron ambos.
Empecemos con Checo, piloto de la escudería Red Bull de la Fórmula 1 y quien ganó lo que nunca imaginaron los más conocedores de automovilismo: el Gran Premio de Mónaco, competencia que significa la meca y sueño para cualquier conductor de carreras en el mundo.
Muy pocos pueden presumir haber levantado los brazos en el principado.
Es importante destacar que este triunfo de Sergio Pérez en el mítico circuito callejero de Mónaco ratifica su enorme nivel de madurez, su paciencia como piloto experimentado y, sobre todo, sus capacidades al volante.
Capacidades que están ya fuera de discusión porque para nadie es un secreto que Checo llegó a Red Bull bajo un paquete de negocio de millones de dólares respaldados por la familia Slim y no tanto por lo que ya había acumulado en la categoría; pero ha sabido llenar el asiento del equipo austriaco, al que le ha entregado mucho dinero y resultados deportivos. Por algo le renovaron el contrato dos años más.
Del otro lado de la pista se encuentra un jovencito regiomontano llamado Patricio O’Ward, piloto que corre de manera exitosa para el mítico equipo Arrow McLaren en la categoría IndyCard Series, una de las más apasionantes.
El mismo día que Checo hizo historia en Mónaco Pato lo hizo pero con un valiosísimo segundo lugar en las 500 millas de Indianápolis, competencia que también está en lo más alto del automovilismo mundial.
Claro que antes de ese casi dorado segundo lugar en las 500 millas hay un palmarés maravilloso que ha quedado ya enmarcado en la historia.
Si resaltamos a Sergio Pérez por su calidad no está de más destacar el enorme talento y agallas que tiene Patricio en el deporte de las carreras. Yo, por lo menos, lo considero un fuera de serie, un piloto que tiene como principal sello el instinto ganador, cueste lo que cueste.
En este sentido no tengo duda, salvo que pase algo extraordinario, de que Pato O’Ward será nuestro siguiente representante mexicano en la Fórmula Uno. ¡Que así sea!
Parteaguas
Sí, considero que después de lo acontecido el 29 de mayo hay un antes y un después en el automovilismo mexicano.
Platicando con los colegas expertos en la materia se llega a la conclusión de que estos logros de Checo y Pato dejarán secuelas positivas para el futuro del deporte motor en nuestro país.
Una de esas secuelas positivas será que la industria se fijará más en los pilotos de casa, las empresas se animarán a invertir en su talento y, algo muy importante, se sigue recuperando la tradición del automovilismo en México, que se perdió con los años por alguna u otra razón.