La afición capitalina al futbol ya no merece ver a La Selección Mexicana en el Estadio Azteca: ha perdido todos sus derechos de poder presenciar juegos del combinado nacional y la razón es que no entiende que ya no debe gritar “pu**” cada vez que el portero del equipo rival hace su saque de meta.
A la Selección Mexicana se la deben llevar a Monterrey, Guadalajara o Tijuana… a ver si en esas plazas los seguidores al futbol tienen un poquito más de conciencia, educación, pero sobre todo sensibilidad de comprender que reglas son reglas y se deben cumplir.
Para muchos, y me incluyo, la FIFA (Federación Internacional de Futbol Asociación) exagera al considerar la famosa palabra como “homofóbica”, pero ya está: esa es la interpretación que le dieron y punto. Ya no se trata de si el órgano rector del futbol mundial tiene razón o no: simplemente se trata de entender que como aficionados tenemos que aprender a tolerar las normativas impuestas. Posteriormente, una vez que termine el partido de futbol, se valdrá quizás expresar lo que venga a la mente.
¿La solución? Mientras las autoridades del futbol mexicano no impongan sanciones ejemplares a los aficionados este problema de la famosa palabra “homofóbica” será un cuento de nunca acabar.
Las “campañitas” que hacen con los jugadores invitando a los aficionados presentes en las gradas a que no griten “pu**” no sirven: solo son acciones y no estrategias que derivan en castigos contundentes. En la FMF tienen años con esa dinámica y la FIFA les sigue sacando dinero.
Por cierto, ¿dónde quedaron aquellos planes en que los propios federativos prometieron acabar con el grito identificando a los aficionados que lo expresen, para posteriormente boletinarlos y no volverlos a ver en las gradas? ¡Jajaja! Como siempre, o como en la mayoría de las veces, quedaron esos planes en el olvido, dejaron que se empolvaran los documentos y ahora que les llegó el agua al cuello seguramente tratan de revivir tan complicada tarea.
Amigos de la Federación Mexicana de Futbol y Liga MX: si quieren acabar con la grosería, de verdad pónganse a trabajar, no se anden con rodeos, comprométanse realmente a erradicar tal corrientada.
Llevan cinco años dándole vueltas al asunto y no progresan, hasta parece que las multas ni cosquillas les hacen.
Es muy sencillo: al primer grito contundente de la leperada, se para el partido y todos a su casa. Se lee cruel, pero ya se necesita mano dura y no campañas o pequeñas pausas de los partidos entre fases, que la verdad ni preocupan al aficionado.
Deseo aleccionador
Si de plano los seguidores o aficionados al futbol no captan la invitación de evitar gritar la grosería, nada me haría más feliz que la FIFA, cansada del tema, descalifique a la Selección Mexicana del próximo Mundial de Qatar y le quite la sede para 2026.
¡Ojalá no ocurra!
Y como dice mi abuela Celia: “Necio que sabe callar, camino de sabio va”.