EL BARCELONA DE AQUEL AYER

Era otro Barça, era otro club, era otra directiva, era otro Messi…

Cristopher Rivera
Columnas
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Hace diez años tuve la oportunidad de estar algunos días en Barcelona, España. Básicamente fui a un tema de trabajo y a conectarme con el futbol de esa parte del mundo. Era 2010. En ese momento el FC Barcelona era el mejor equipo. Nadie le hacía sombra siendo dirigido por un joven estratega llamado Josep Guardiola.

Aquel equipo que me tocó ver muy de cerca estaba plagado de grandes figuras, como los españoles Andrés Iniesta y Xavi Hernández; el francés Eric Abidal; el brasileño Daniel Alves; y, claro, un tal Lionel Messi, quien ya en ese momento estaba convertido en el máximo referente del club catalán.

Esa plantilla, por cierto, conseguiría el título de la Champions League correspondiente a la temporada 2010-2011 ante el Manchester United, entre otros varios títulos.

Debo apuntar que Barcelona me volvió loco. Es un lugar con una cultura histórica impresionante, aferrada y, además, una riqueza deportiva envidiable.

En aquel 2010 se sentía el orgullo del pueblo catalán por ser representados en el futbol de manera muy digna. En cada rincón de la ciudad hablaban de ese equipo de Guardiola: te metías a la basílica de la Sagrada Familia y susurraban al respecto; te ibas a la Rambla y no era diferente; en el mercado de la Boquería el barullo no hacía referencia a otra cosa que no fuera ese futbol espectacular y exquisito que practicaban los blaugranas.

Ya con días acumulados recuerdo que trataba de conseguir con la directiva del Barcelona una acreditación para involucrarme en los vestidores con el objetivo de hacer algunas entrevistas. Después de tanto insistir la conseguí por única ocasión para el partido entre el Barcelona y el Mallorca. Ese cotejo terminó en empate, con un golazo de Messi y, del otro lado, Emilio Nsue marcó para los Bermellones.

Después del duelo procedí a ir a los vestuarios. Ahí estaban todos los jugadores del Barcelona, en calzones, riendo a pesar del empate, abrazados, bromeando, etcétera. ¡Te contagiaban el buen ánimo! ¡Había una comunión envidiable! Ese equipo era único, con una mezcla de jugadores hechos en la Masía, es decir, de las fuerzas básicas y refuerzos que no decepcionaron. Era otro Barça, era otro club, era otra directiva, era otro Messi: era un equipo equilibrado, con valores y conceptos futbolísticos bien arraigados. Hoy de ese Barcelona no queda ni el polvo.

Soberbia

Sigo el futbol internacional, en particular el español, desde que tengo uso de razón y a diez años de distancia de todo aquello que le cuento aquí le puedo decir que el FC Barcelona ha quedado rezagado, principalmente por malgastar el dinero y particularmente porque se olvidaron de generar talento de casa. ¡Ah! Y porque a Lionel Messi se le olvidó ser Messi, un jugador que no puede estar por encima de la propia institución.

¿Messi por encima del Barcelona?

¡Así es! Messi, no lo niego, es un gran futbolista, el mejor para mí en la historia (tema debatible), pero eso no quiere decir que debe decidir el futuro de un club; por el contrario el argentino debió hacerse responsable de los últimos ridículos del equipo, es decir, la goleada ante el Bayern Múnich en Champions, el fracaso en la liga, entre otros…

¡Pero no! Messi prefiere hacer berrinches y truncar su continuidad en el Barcelona. Prefiere lloriquear si no sigue en el equipo su compadrito Luis Suárez o si continúa como dirigente Josep María Bartomeu. Y eso es un acto de soberbia total.

Han sido años en los que Lionel Messi manda como si fuera dirigente del club culé. Y para muestra un botón: él fue quien propició la llegada de Gerardo Martino a la dirección técnica del equipo y fue un fracaso; a nivel de cancha no le gustó en su momento compartir con algunos, como fue el caso del chileno Alexis Sánchez, quien terminó saliendo de la institución años atrás; y la más reciente travesura fue tenderle la cama al estratega Quique Setién para que saliera por la puerta de atrás.

Pero parece que las cosas han llegado a su fin. El argentino pidió su salida del club y sinceramente es lo más sano para ambas partes. Y mire que yo no le voy a tal equipo.

El Barcelona se tiene que reinventar, recuperar ese gozo de ayer que le permita regresar al grupo selecto de equipos competitivos. ¡Ojo! El proceso será largo.

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