EL ECO DE TU VOZ

“Desde hace años se las arreglan solos”.

Cristopher Rivera
Columnas
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Durante una investigación que hice casi un par de años atrás previo a las Olimpiadas de Tokio 2020+1 logré dar con un dato contundente: un atleta mexicano requiere entre 1.5 y 3.5 millones de pesos anuales para su preparación de ciclo olímpico (cuatro años), que incluye Juegos Centroamericanos, Panamericanos y Olímpicos. Un peso que les falte, trastabilla su camino.

El dinero para el atleta proviene de varios destinos: uno de ellos es su Federación, otro es la iniciativa privada, la propia Conade (Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte), fundaciones, etcétera…

Pareciera que son recursos suficientes, pero no. De nueva cuenta para algunos atletas se repite la misma historia, que se llama: “¡No me alcanza la lana!”

A esta problemática recurrente le añadimos otra, que es igual de normal y se llama: “Lucha de intereses”.

Como ejemplo, ahí están las federaciones mexicanas de Tenis y Natación, donde lamentablemente persisten conflictos de intereses que terminan por lacerar a sus respectivos deportistas afiliados.

Decía mi abuelita que todo tiene un límite y cuando estalla la bomba, estalla. Precisamente eso fue lo que pasó con algunos de nuestros tenistas y clavadistas mexicanos, que cansados de la corrupción que impera en sus respectivas federaciones decidieron de una vez por todas levantar la voz para ser escuchados y por fin apoyados como debe ser.

Quizás el caso de los clavadistas es más delicado, porque fueron amenazados de no recibir ningún tipo de apoyo por parte de la Conade.

Valentía

¿Por qué las amenazas?

Porque estos clavadistas afrontan su ciclo olímpico en medio de un comité estabilizador avalado por la Federación Internacional de Natación, misma que desconoció por corrupción a Kiril Todorov como presidente de la Federación Mexicana de Natación, pero Ana Guevara, titular de la Conade, amenazó a nadadores y clavadistas mexicanos que buscan ir a París 2024 con retirarles sus becas deportivas y los salarios de sus entrenadores, además de negarles las instalaciones y cancelar su participación en competencias internacionales, si no le dan su apoyo a Todorov para que recupere su puesto.

Las amenazas se han cumplido y, como le decía, la bomba estalló.

Clavadistas mexicanos, en un acto de desesperación y valentía, pidieron públicamente una solución a los conflictos entre las partes confrontadas, ya que la Conade les retiró los recursos económicos para continuar su preparación olímpica. Fueron solo nueve clavadistas los que se atrevieron a pelear por lo que les toca por derecho y ahora esperan ser escuchados, pero sobre todo comprendidos, porque son los menos culpables de la guerra.

En un acto similar, previo a lo que fue el fracaso de la Copa Davis en Metepec, Estado de México, ante China Taipéi, tenistas decidieron soltar el grito al cielo para exigir pulcritud, claridad y coherencia en la toma de decisiones de su Federación. Estos tenistas desde hace años se las arreglan solos y con recurso propio han sabido salir adelante.

Ojalá que la voz de nuestros clavadistas y tenistas tengan eco e impacto en quienes manejan su futuro; de lo contrario, seguiremos viendo a deportistas subastando uniformes o boteando en los microbuses y semáforos para conseguir recursos que les ayuden a cumplir su sueño olímpico.