EL TORBELLINO DE CHIVAS

Es durísima la sanción que han impuesto a estos jugadores pero también creo que es necesaria.

Cristopher Rivera
Columnas
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Mi abuela decía que “a grandes males, grandes remedios” y eso fue lo que ocurrió por fin en Chivas luego de constantes indisciplinas por parte de algunos de sus jugadores, mismos que quedaron sentenciados de por vida.

Pero tuvieron que pasar un sinfín de situaciones para que la dirigencia rojiblanca entendiera que imponer multas económicas o suspender a aquellos rebeldes eran sanciones tibias.

Han sido largos años en los que el Club Deportivo Guadalajara ha sufrido gracias a las constantes faltas de sus jugadores al reglamento interno, ese que no les interesa en lo más mínimo. Un día te enteras de que un futbolista de esa institución choca a altas horas de la madrugada; pocos días después que algunos se fueron de farra; y más tarde que uno más tiene problemas con la ley, o con su mujer por temas de infidelidad.

Pero aunque las indisciplinas en el Guadalajara no son de hoy ni de ayer o de anteayer sino de siempre la directiva desde el ya finado Jorge Vergara no había tenido la capacidad de imponer castigos ejemplares. Los correctivos no pasaban del descuento al sueldo de aquel faltoso, además de separarlo temporalmente del plantel. ¡Esos eran garrotazos que no dolían! Por eso reincidían.

Ganan tanto en Chivas que así les quiten un muy alto porcentaje de su salario no importa.

De esta manera si se supone que el reglamento disciplinario en Chivas está por encima de lo deportivo como lo han manifestado en múltiples ocasiones, desde hace más de diez años debieron tomar decisiones drásticas como las que tomaron el miércoles pasado al separar del plantel de manera definitiva al jugador Deter Villalpando y suspender en calidad de transferibles a José Juan Vázquez, Javier López y Alexis Peña, todos ellos con altas dosis de desobediencia.

Es durísima la sanción que han impuesto a estos jugadores pero también creo que es necesaria, sobre todo pensando a futuro, para que los futbolistas que se incorporen y los que están tengan la certeza de que habrá una consecuencia a sus actos de indisciplina.

Ahora, con esto que recién acaba de ejecutar la directiva rojiblanca, no se puede garantizar el buen comportamiento del jugador pero sí le puedo asegurar que antes de que hagan sus travesuras se lo pensarán dos y hasta tres veces.

Lección

Los constantes actos de indisciplina que se han presentado en Chivas ocurren porque el club antes de fijarse en la persona se fija en el futbolista, cuando debería ser totalmente al revés. Soy de la idea de que antes de incorporar a un jugador a una institución debes revisar sus antecedentes, su educación, su comportamiento, entre otros aspectos de capital importancia. Pero no: en el Guadalajara contratan porque el jugador está de moda o porque sus números son generosos en cuanto a productividad. Y gracias a ello han quedado ridiculizados.

Después de todo lo vivido la mejor lección que puede aprender el Club Deportivo Guadalajara es que al extender un contrato primero tiene que saber la clase de persona y luego la clase de jugador.