NADA CAMBIARÁ

“Nada cambiará si no deciden modificar la estrategia formativa de talentos”.

Cristopher Rivera
Columnas
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Este verano resultó ser una auténtica pesadilla para el entorno de selecciones nacionales de futbol luego de que los representativos Sub 20 y Sub 23 no lograron calificar a sus respectivos mundiales el siguiente año y con ello perdieron toda oportunidad de ir a los Juegos Olímpicos de París 2024.

Que México no vaya a tener futbol en los siguientes juegos resulta un tema grave, puesto que pone en evidencia que los espejismos existen.

Vale la pena aclarar que en el terreno juvenil nuestro país no es ninguna potencia mundial. Esa medalla de oro en Londres 2012, la de bronce en Tokio 2020, además del par de títulos mundiales Sub 17 tienen su valor, pero no retratan la realidad exacta de nuestro futbol en términos de selecciones menores, donde todo es un desastre. Más adelante explico por qué.

Total que, luego de mayúsculos fracasos, en la Federación Mexicana de Futbol tomaron medidas drásticas cesando a Gerardo Torrado e Ignacio Hierro como director general y director deportivo de selecciones nacionales respectivamente. También echaron a Luis Pérez de la dirección técnica de la selección Sub 20, mientras que de manera inexplicable Mónica Vergara sigue al frente del proyecto femenil.

Pero si bien sacaron la escoba e hicieron una limpia importante no ocurrirá nada distinto respecto de lo que hacían y decidían Torrado y Hierro por una simple y sencilla razón: la estructura y modelos de trabajo del futbol en nuestro país no dan para que se fortalezcan deportivamente las diferentes categorías de selecciones nacionales (varonil y femenil).

¡Y aquí viene el desastre!

Todo recae en la parte formativa, algo de lo que hablé por cierto en mi columna anterior y creo que merece la pena retomarlo.

La cultura del futbol mexicano indica que en la parte formativa y de desarrollo de futbolistas hay un estancamiento de 20 años gracias a que su liga está principalmente soportada por jugadores extranjeros. En este sentido las consecuencias son graves. Tan graves como no ir a unos Juegos Olímpicos y no poder refrendar siquiera una medalla de bronce o no poder replicar un metal dorado.

Por ejemplo, la selección Sub 20 que dirigía Luís Pérez y que buscaba su pase al mundial de la especialidad para posteriormente pelear por un lugar en París 2024 contaba con buenos jugadores, pero no con el suficiente talento como para hacer historia, ya que la mayoría de ellos ni siquiera salen de la banca para jugar cada ocho días en primera división con sus respectivos clubes.

En otras palabras: no están siendo bien desarrollados y seguramente muchos de ellos pasarán desapercibidos hasta encontrar el prematuro retiro profesional. Se perderá una generación importante que pudo o puede tener mucho futuro, pero a la cual las reglas no le favorecen.

Por otro lado, de la selección femenil ni hablemos. En ese entorno han jugado desde la Federación Mexicana de Futbol durante los últimos 25 años.

En conclusión, podrán ir y venir directivos al frente de selecciones nacionales, también entrenadores, pero nada cambiará si no deciden modificar la estrategia formativa de talentos del futbol mexicano.

Mientras se siga trabajando como hasta ahora, Yon de Luisa podrá decir misa desde su puesto como titular de la FMF, pero nunca existirá un progreso importante en términos deportivos.