SOBERBIA EN EL ARBITRAJE

Cristopher Rivera
Columnas
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Jornada tras jornada el balance de la Comisión de Arbitraje por lo general es bueno. Las jugadas que analiza el equipo de Arturo Brizio, titular de ese entorno, normalmente deja calificaciones aprobatorias hacia los árbitros designados. ¿Eso qué quiere decir? Que el arbitraje del futbol mexicano profesional, en la primera división, avalado por la Liga MX, es casi perfecto.

Además esas evaluaciones semanales indican que normalmente utilizan bien el VAR (Video Assistant Referee) y que los criterios son los adecuados, con pocos errores.

Lo siento mucho, pero ¿les digo su realidad caballeros de la Comisión de Arbitraje? ¡Son un desastre! Se han llenado de soberbia, no tienen la capacidad de ser autocríticos para reparar o aprender de sus errores.

No es obra de la casualidad que casi jornada tras jornada se presente un ridículo arbitral; y cuando escribo ridículo es potencial. Va desde ineficiencia en los entrenamientos o falta de técnica reflejada, por ejemplo, en esa jugada en la que el árbitro Óscar Macías se interpone e impide el gol de Cruz Azul en el duelo con Toluca, hasta la falta de criterio y conocimiento del reglamento en la anotación que ridículamente invalidaron a Pumas ante los propios Diablos por parte del colegiado Luis Enrique Santander.

¡Y todavía hay más! En la polémica de la alineación indebida del jugador Federico Viñas, en el duelo entre Atlas y América de la jornada 7, que al final le costó el partido a las propias Águilas a pesar de haber ganado, la Comisión de Arbitraje y la Comisión Disciplinaria se enfrascaron en un debate para resolver el tema porque uno decía una cosa y la otra afirmaba una muy distinta. En pocas palabras, su propio reglamento los confunde. ¡Increíble!

Luego del bochornoso acontecimiento, como les decía, la Comisión Disciplinaria terminó por sancionar al América otorgándole desde el escritorio la derrota. Posteriormente la misma comisión se dedicó a investigar al cuarto árbitro de ese partido, el señor Édgar Ulises Rangel, para saber si actuó en consecuencia al detectar la presencia del jugador Federico Viñas.

Total, que están todos distraídos. Particularmente el mundo del arbitraje en nuestro futbol es incapaz, intolerante, soberbio y poco autocrítico. ¡Ojo! La FIFA no tiene nada que ver con los errores que se cometen a nivel arbitral en la Liga MX, como penosamente consideran algunos colegas.

Es muy sencillo: la Federación Internacional de Futbol Asociación, en conjunto con la International Football Association Board, ponen las reglas; y las ligas afiliadas interpretan esos estatutos con criterios propios. Me queda claro que acá en México les dan lectura con las patas y eso los lleva a no capacitarse bien, a tener razonamientos absurdos, comportamientos arrogantes e incapacidad para utilizar de manera certera el VAR, ese que en vez de ser una herramienta sigue siendo su juguetito.

¡Abonan a un espectáculo pobre!

Lo normal en nuestro futbol de primera división es que cuando una jugada requiere de ser revisada por medio del Video Assistant Referee se toman entre cuatro y seis minutos. ¡Es mucho tiempo! Se supone que esa herramienta es para agilizar y no tarden más de dos minutos en tomar una decisión. Una pausa tan larga rompe con el juego.

Esa forma tan incapaz de impartir justicia en nuestro futbol le da en la madre al espectáculo. Si de por sí en lo deportivo los equipos no dan mucho, agréguele la mala actuación de los silbantes. Inevitablemente todo se vuelve un lío.

El futbol mexicano atraviesa por momentos de incertidumbre en los que, me da la impresión, no saben para dónde ir. Tienen que resolver muchos detalles y uno de ellos, que no está funcionando, es el arbitraje. Arturo Brizio al frente de ese organismo ha resultado un fracaso.