POR UN 2020 MENOS OBESO

La obesidad le cuesta a México 210 mil millones de pesos cada año.

Cristopher Rivera
Columnas
Foto: Especial
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Antes que nada quiero desearle un feliz y bendecido año 2020. Que la salud y los éxitos sean parte de su día a día. Por otro lado, también debo agradecerle el hecho de que usted se haya tomado el tiempo durante 2019 para leer a su servidor y ojalá este año no sea la excepción.

¡Bien! Mi primera colaboración de este 2020 va dedicada a nuestro obeso país. Lamentablemente México concluyó el año pasado como número uno mundial en obesidad infantil; es decir, nuestros niños del futuro tienen un riesgo muy elevado de enfermar con diabetes o tener problemas vasculares que les harán endebles en su desarrollo escolar y laboral.

No me voy a cansar de divulgar este tipo de problemas y menos cuando existe una solución real y efectiva.

Entre la Organización Mundial de la Salud y el Instituto Nacional de Salud Pública se encargaron, mediante una encuesta de salud, de desnudar el grave problema por el que atraviesan los niños y adolescentes mexicanos.

La conclusión de dicha encuesta arrojó lo siguiente: la prevalencia de obesidad en 2012 era de 12.4 % en menores de cinco a once años, mientras que de 2018 hasta el cierre del 2019 aumentó 15.3 por ciento.

Por otro lado, con respecto de los adolescentes de doce a 19 años, la prevalencia de obesidad pasó de 10.5% en 2012, a 14.2% entre 2018 y 2019.

Pero la pregunta es: ¿por qué las cifras de obesidad siguen incrementando casi año con año? La respuesta es muy simple: porque a pesar de ser un problema comprobado y visible la estrategia de ayuda alimentaria no es suficiente por parte de los diferentes gobiernos, puesto que esa ayuda u orientación solo llega a cuatro de cada diez hogares en territorio nacional.

Además debo añadir que las escuelas públicas consideran aún de manera muy tibia la educación física en los niños; es decir, no existe un empuje adecuado por parte de la Secretaría de Educación Pública para que los estudiantes de primaria y secundaria puedan gozar de una materia que les inculque la tremenda importancia que tiene el hacer ejercicio en su vida diaria.

Así, entonces, al combinarse la falta de cultura física y deporte con la mala alimentación el resultado es que 36% de la población infantil en nuestro país padece obesidad.

La solución ahí está, pero no todos la conocen. Principalmente los padres de familia. Tristemente debo decirle que existen miles de niños, sobre todo de localidades apartadas del país, que comen todo el día chetos, ven la tele, de pronto hacen algo de tarea y se van a dormir. El único ejercicio que hacen es dar unos cuantos pasos en casa y en los pasillos de la escuela. Esa es y ha sido su rutina durante años.

¡Buenos deseos!

Espero que este año nuevo los índices de obesidad infantil en adolescentes y adultos disminuyan, porque de seguir siendo un país gordo, hipertenso y diabético nuestra nación será poco competente y estable.

Los programas educativos y alimentarios tienen que cambiar en las instituciones educativas y otros entornos laborales. Las estrategias tienen que ser otras para llegar a las zonas más apartadas del país y crear conciencia entre los padres de familia y así mantener saludables a sus pequeños. Este es un problema urgente y muy severo, al grado de que la obesidad le cuesta a México 210 mil millones de pesos cada año.

Que 2020 sea un año menos obeso, con orden alimenticio y mucho deporte.