Dicen que los diamantes duran para siempre, pero las relaciones se marchitan, desgastan, agotan y desbaratan. Los años pasan y las promesas se disuelven. Los acuerdos se rompen y las penas se vuelven amargas. En días lluviosos ya ni un abrazo calienta y también los intereses cambian. El apoyo se diluye y los recuerdos se corrompen.
Las peleas son cada vez más largas y a veces se nos olvidan las razones por las cuales elegimos a esa persona desde un principio. Pareciera que el amor tiene fecha de caducidad y se termina por unos factores que en algún momento fueron iniciales y prevenibles, o al menos eso aseveran Andrew Francis y Hugo Mialon, investigadores del Departamento de Economía de la Emory University en Atlanta.
Los economistas estudiaron a tres mil parejas casadas para determinar los factores que predicen el divorcio. Analizaron el ingreso económico, la religión, la importancia de ser atractivo para el otro y cuántas personas asistieron a la boda, entre otras métricas, para determinar qué elementos influyen en la disolución del matrimonio.
Y sus conclusiones fueron que si queremos minimizar el porcentaje de divorcio, debemos casarnos después de tres años de iniciar la relación, tener un sueldo sólido (y que el dinero no sea la razón por la cual decidimos casarnos), ofrecer una boda muy grande pero accesible y, sobre todo, no saltarnos la luna de miel.
Quizá sean cosas completamente materiales, pero además de echarle ganas en lo sentimental el ser humano debe complementar su relación con algo que le dé solidez material. Y los investigadores lo comprueban con los siguientes datos.
Factores
Las parejas que se conocen por al menos tres años antes de su compromiso tienen 39% menos probabilidad de divorciarse que aquellas que salen durante menos de un año. Los hombres tienen 50% de chance de divorciarse si piensan que el físico de su pareja es una decisión crucial para casarse mientras que las mujeres tenemos 60% de probabilidad de llegar a la separación si lo único que nos atrae de nuestra pareja es su éxito económico (estos datos en comparación con las parejas que no basan sus relaciones en lo monetario y lo físico).
Las lunas de miel disminuyen el divorcio en 41%, aseguran los expertos. A la vez, las parejas que asisten a algún acto religioso juntos tienen 46% de probabilidad menor de divorciarse. Un dato que me pareció muy curioso es que los investigadores concluyen que algo que reduce la probabilidad de divorcio es el tamaño de la boda: si tienes más de 200 invitados tendrás 92% menos chance de divorciarte que si invitas a 50 personas o menos… Pero hacen hincapié en el costo de la boda: debe ser alcanzable y económica.
Debido a que soy bastante soñadora y optimista, a veces me cuesta trabajo reconocer que el lado material es igual de importante que el lado emocional al estar en una relación. Y creo que los autores del estudio tienen gran razón al analizar estos factores, ya que casi siempre recibimos consejos que vienen desde el corazón pero nos olvidamos de que también tenemos un lado que usa la razón.