EL AYUNO DEL HEDONISMO

Muchos quizás hemos pensado que la dopamina produce placer, pero no es así.

Daniela Suárez
Columnas
Foto: Especial
Foto: Especial

El placer es el bien primero. Es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión. Es la ausencia del dolor en el cuerpo y de la inquietud en el alma.

Epicuro

En esta vida hay personas que afirman que venimos a ser felices. Yo coincido con esta afirmación. Coincido con que es necesario ser felices en muchas secciones para poder dar lo mejor de nosotros mismos, superarnos, compartirnos, poder ser exitosos y plenos. ¿Pero qué es eso que nos da felicidad? Hay felicidad instantánea, hay felicidad gratificante y hay felicidad que perdura. Mucho de esto tiene que ver en parte con nuestro sistema de recompensa. Este cuenta con dos neurotransmisores: aquellos que nos ayudan a disfrutar lo que ya tenemos y otros que nos motivan e impulsan a perseguir algo más que deseamos.

En el grupo que nos ayuda a disfrutar lo que ya tenemos se encuentran la serotonina, la oxitocina y las endorfinas. Estos neurotransmisores son aquellos que nos ayudan a disfrutar la comida, el ejercicio, las actividades sociales y las vacaciones. En la sección de la motivación hacia cumplir el deseo se encuentra la dopamina, que se encarga de la gratificación instantánea y de encontrar el placer como fin último; digamos que es hedonista.

Pero, ojo, muchos de nosotros quizás hemos pensado que la dopamina es la que produce placer; sin embargo no es así, ya que esta produce deseo. Es el motor que se dispara ante la posibilidad de recibir algo nuevo. Si recibimos placer por el mismo estímulo en repetidas ocasiones la dopamina se desactiva porque lo ve como algo monótono y ya no nos da placer: busca algo nuevo e intrigante.

La dopamina es aquel neurotransmisor responsable de que estemos constantemente persiguiendo novedades; le interesa perseguir, no tener algo asegurado. El problema yace en que la recompensa ante el deseo rara vez representa lo que la dopamina imaginaba. Por más que el placer de conseguir algo nuevo sea intenso este no dura pues la dopamina se encarga de buscar algo más, y esto es peligroso porque puede derivar en adicción.

Impulsos

Para no caer en ello expertos en Silicon Valley, California, sugieren hacer un “ayuno de dopamina”. Este básicamente se resume como la capacidad de evitar el deseo de placer constante. Este ayuno es uno que nos puede ayudar a ir bajando poco a poco la necesidad del antojo de cosas básicas como comer postres de más, meternos compulsivamente a redes sociales, buscar likes desmesuradamente y sobre todo limitar de manera temporal el acceso a actividades que disparan de manera automática la dopamina.

Los expertos recomiendan ir haciendo este ayuno poco a poco para generar hábitos sanos; es decir, si me considero adicta o uso de manera compulsiva mis redes sociales o videojuegos, series, televisión, etcétera, podría comenzar a limitar el horario de uso. Quizá poner una ventana de media hora por la mañana y media hora por la noche. Cuando vaya avanzando en mis horarios puedo aventurarme a dejar mi obsesión por un día entero.

Otro ejemplo es: si diariamente como chocolates puedo hacer el esfuerzo de un día evitarlos y así gradualmente aumentar los días hasta quizá llegar a uno o dos por semana donde como un chocolate y no me atasco con ellos.

El objetivo del ayuno de dopamina no es reducir los niveles de esta sino evitar la obsesión del resultado y ser consumidos por comportamientos que tienen respuestas a impulsos únicamente. Obtener las respuestas espaciadas a estos comportamientos será de forma controlada y podremos llegar a disfrutarlos de manera adecuada.